Las mujeres y las niñas sufren más el impacto de energías contaminantes, según la OCDE
Unos 17 millones de hogares en América Latina no cuentan con electricidad, dejando en manos de mujeres y niñas la responsabilidad de recoger la leña o el carbón
La expresión “transición energética” se ha colado ya en gran parte del mundo para referirse al período en que se espera la economía global pase de depender de combustibles fósiles a fuentes renovables. Sin embargo, según un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las mujeres y las niñas están siendo excluidas de esta conversación al sufrir de forma más directa el impacto del cambio climático.
“Descubrimos...
La expresión “transición energética” se ha colado ya en gran parte del mundo para referirse al período en que se espera la economía global pase de depender de combustibles fósiles a fuentes renovables. Sin embargo, según un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las mujeres y las niñas están siendo excluidas de esta conversación al sufrir de forma más directa el impacto del cambio climático.
“Descubrimos que el 60% de las estrategias de desarrollo bajas en emisiones a largo plazo no tienen en cuenta el género. Y queríamos saber por qué”, dice Hyeshin Park, economista y coordinadora del Programa de Género en el Centro de Desarrollo de la OCDE, en videollamada con EL PAÍS desde París. Park y sus colegas presentaron un reporte titulado Igualdad de género en tiempos de crisis, elaborado a partir del Índice de Género e Instituciones Sociales (SIGI). Los hallazgos desentierran una realidad difícil para mujeres y niñas de países en desarrollo, como los latinoamericanos.
“La razón es, principalmente, porque estas estrategias realmente no toman en cuenta el hecho de que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por los desastres inducidos por el cambio climático o incluso por las fuentes de energía contaminantes”, asegura Park. Cuando un hogar no tiene acceso a electricidad, son las mujeres y niñas las que deben salir a buscar leña, carbón o hasta el gas natural que se utilizará en el hogar para cocinar y calentar los espacios. Esto las expone más a las emisiones contaminantes y hasta a accidentes que llevan a la muerte. “Los roles de género tradicionales todavía limitan a las mujeres a los roles domésticos y las responsabilidades del hogar”, agrega Park.
A escala mundial, seis de cada diez muertes prematuras se deben a contaminación del aire dentro del hogar, según la OCDE. Las mujeres y los menores, además, tienen 14 veces más probabilidades de morir en un desastre natural derivado del cambio climático que los hombres, ya que la tradición, sobre todo en países en desarrollo, es que el hombre sea la persona mejor comunicada dentro de la familia. “No tienen acceso a la información cuando suena una alarma sobre un posible desastre”, explica la especialista de la multilateral. “Si son sólo los maridos los que tienen teléfonos, por ejemplo, las mujeres y los niños son los últimos en enterarse de la información. Además, en algunos países, las mujeres ni siquiera pueden salir del hogar sin la aprobación de los hombres”.
El reporte asegura que la dimensión de género de la energía es dual. Por un lado, explica el reporte de más de 200 páginas, debido a los roles de género tradicionales, las mujeres son las principales usuarias y proveedoras de energía dentro del hogar. “Esta exposición desproporcionada a fuentes de energía sucias tiene profundas implicaciones en su carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, así como en su salud. Además, el cambio climático tiende a aumentar estos efectos adversos”.
Por otro lado, “enfrentan una serie de barreras que les impiden involucrarse en el sector y participar plenamente en las decisiones relacionadas con el desarrollo y despliegue de proyectos innovadores”, apunta el informe. “Las mujeres todavía carecen, en gran medida, de poder en el sector de las energías renovables, que constituye una de las principales vías para reducir las emisiones globales y mitigar los efectos del cambio climático”, concluye la OCDE.
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