El Banco Mundial recomienda incrementar la productividad para proteger la Amazonía en Brasil
Un reporte de la multilateral argumenta que redirigir los subsidios pudiera elevar la productividad, permitiendo prescindir del modelo económico extractivo que amenaza la selva
La selva del Amazonas regula el clima mundial, alberga el 25% de la biodiversidad terrestre conocida al ser humano y es fundamental para la agricultura y energía en Sudamérica, y la mejor manera de protegerla es incrementando la productividad económica. Esto aseguró el Banco Mundial (BM) en un nuevo reporte publicado el martes en el cual hace recomendaciones como llevar a cabo reformas federales y subnacionales para eliminar “distorsiones en los mercados” que favorecen injustamente a los grandes agricultores.
En abril, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció que retomaría la pol...
La selva del Amazonas regula el clima mundial, alberga el 25% de la biodiversidad terrestre conocida al ser humano y es fundamental para la agricultura y energía en Sudamérica, y la mejor manera de protegerla es incrementando la productividad económica. Esto aseguró el Banco Mundial (BM) en un nuevo reporte publicado el martes en el cual hace recomendaciones como llevar a cabo reformas federales y subnacionales para eliminar “distorsiones en los mercados” que favorecen injustamente a los grandes agricultores.
En abril, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció que retomaría la política de creación de reservas indígenas que su antecesor detuvo, demarcando seis nuevas tierras para pueblos nativos que podrán, si lo desean, expulsar a sus invasores. En los estados amazónicos de Brasil hay cerca de 28 millones de habitantes, de los cuales más de un tercio viven en pobreza, de acuerdo con el informe del martes del Banco Mundial.
La mayoría de los pobres viven en zonas urbanas, aunque la pobreza rural es especialmente grave, dice el comunicado del Banco, “existen considerables carencias sociales en ámbitos como el capital humano y el acceso a los servicios. Los estados amazónicos cuentan con la mayor proporción de población indígena de Brasil, alrededor de 380.000 habitantes, que suelen enfrentar peores condiciones de vida”.
“Se necesita un mayor crecimiento de la productividad en sectores que van más allá de las materias primas, tanto en los estados amazónicos como en todo el país, para poder revitalizar el progreso económico y reducir la pobreza, al tiempo que se aleja del modelo de desarrollo basado en la extracción de recursos naturales”, argumenta el BM. La productividad es un indicador económico que mide cuántos bienes o servicios se han producido en un cierto período de tiempo y por cada factor. Por ejemplo, por cada superficie de tierra, trabajador o capital invertido.
El Banco estima que el valor anual tan sólo de la selva amazónica asciende a 317.000 millones de dólares, además de proveer a muchas poblaciones rurales de un medio de vida. El riesgo de alcanzar puntos sin retorno aumenta drásticamente el costo de la deforestación, advierte el informe. “Es urgente proteger los bosques amazónicos”, calificó. El punto de inflexión del bosque es, según los científicos, el umbral en el que la selva está tan degradada que en vez de absorber Co2, como ahora, empezaría a emitirlo.
Según el Banco, las actuales políticas de crédito promueven la agricultura de manera ineficiente debido tanto a la fragmentación del programa de crédito como a las distorsiones que surgen de la asignación de créditos, lo que de hecho reduce la productividad. La recomendación es redirigir los subsidios y el crédito a agricultores más pequeños.
Además, el banco recomienda una financiación para la conservación basada en el desempeño, condicionada a reducciones mensurables de la deforestación y que se pueda apalancar recursos públicos y privados. La multilateral asegura que hay enorme porción de tierra amazónica, comparable al tamaño conjunto de Noruega, Suecia y Finlandia, que no tiene designación, por lo que se deben reservar como áreas de conservación, tierras indígenas, y tierras elegibles para la regularización de la tenencia ya que las áreas no designadas tienen las tasas más altas de deforestación vinculadas al acaparamiento de tierras. En Brasil, las tierras no designadas son aquellas sobre las que el Estado no ha decidido qué función les va a otorgar.
“Con tres de cada cuatro personas viviendo ya en pueblos y ciudades de la Amazonía, centrarse en la productividad urbana es complementario a otros esfuerzos que aumentan los ingresos y protegen los bosques tropicales de la región. Un modelo de crecimiento brasileño centrado en la productividad de todos los sectores también beneficiará a la población amazónica y a los bosques”, afirmó Marek Hanusch, economista principal del Banco Mundial y coordinador del informe, según el comunicado.
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