La campaña electoral ecuatoriana cierra en medio de una guerra de desinformación
Las encuestas no dibujan un escenario claro, aunque lo más probable es que el presidente Noboa y la ‘correísta’ Luisa González se enfrenten de nuevo en una segunda vuelta
La campaña electoral de Ecuador ha cerrado este jueves a medianoche en medio de una guerra de desinformación. Las redes sociales y las encuestas dibujan un escenario incierto en cuanto a cuál será el resultado final, aunque parece claro que podría darse una segunda vuelta en la que se enfrentarían el presidente actual, Daniel Noboa, y la candidata ‘correísta’, Luisa González. El domingo, Ecuador vivirá las elecciones generales, donde 13 millones de ecuatorianos están llamados a las urnas, obligados por la ley, para elegir presidente y legisladores.
El cierre de campaña de los 16 aspirantes a la presidencia ha puesto fin a una contienda marcada por promesas y, sobre todo, por la polarización. Según las encuestas, solo dos de ellos parecen tener verdaderas posibilidades de llegar a una segunda vuelta: Noboa, hijo del magnate que preside uno de los conglomerados más poderosos del país y que busca la continuidad en el cargo tras ganar sorpresivamente las elecciones anticipadas en 2023. Y Luisa González, quien aspira a la revancha con el respaldo del movimiento Revolución Ciudadana, liderado por el expresidente Rafael Correa.
Los primeros en votar han sido los presos, que hoy mismo han depositado la papeleta en las urnas. 6.218 presos sin sentencia se vieron habilitados para votar de forma voluntaria, pero solo 1.414 lo hicieron Una tarima, música y baile fueron los ingredientes principales de los cierres de campaña, donde no faltaron los militares armados como parte del decorado. Noboa y González, los dos favoritos, concentraron a sus militantes en Quito y Guayaquil, los centros neurálgicos del electorado ecuatoriano. Ambos intentaron, en su último esfuerzo, seducir a los indecisos. Mientras Noboa enfatizó la militarización de la seguridad como símbolo de su lucha contra los grupos criminales que azotan el país, González se centró en recuperar la inversión en los sectores sociales, particularmente en salud y educación, además de un llamamiento a la resistencia y la protección del voto.
Pero más allá de las tarimas, la campaña ha dejado al descubierto las grietas de la política ecuatoriana. La desinformación ha sido una constante, con candidatos usando encuestas como banderas de victoria prematura. En este sentido, Daniel Noboa, desde su posición de poder, ha jugado al doble juego: como presidente y candidato al mismo tiempo ha inaugurado obras y ha mantenido una fuerte presencia en redes sociales, mientras las instituciones de control han mirado hacia otro lado.
Con un 35% de votantes aún indecisos, según Cedatos, el Gobierno ha tejido la narrativa de que no se necesitará balotaje. Para Javier Rodríguez, analista de datos, esta estrategia responde a la necesidad de consolidar a los votantes indecisos, generando la falsa sensación de que votar por una “tercera opción” sería “desperdiciar” el voto y por lo tanto termina decantándose por las dos opciones.
Para Rodríguez, el resultado de los comicios del domingo puede dar un giro inesperado a la idea de que existe una polarización política. Según el analista, la historia electoral de Ecuador demuestra que se necesitará de una segunda vuelta para definir quién gana la presidencia. “No es posible que los dos que llevan la delantera, hayan absorbido todos los otros votos de los candidatos, porque no es el mismo electorado, no es el mismo votante”, explica.
Con el inicio del silencio electoral a la medianoche del 6 de febrero, llega el tiempo de la reflexión. La analista política Pamela León considera que, más allá de los números, esta campaña deja una lección clara: la escasa participación de los partidos en la contienda. “La mayoría de los candidatos no militan en el partido que representan. Lo que tenemos es un desfile de rostros y una danza ideológica vacía”, sostiene. Esta falta de identidad partidaria ha sido uno de los factores que más ha alejado a los votantes. “El show electoral está muy alejado de las preocupaciones reales de la gente”, asegura León, quien apunta a la falta de claridad sobre el rumbo del país en las propuestas de los candidatos. El silencio electoral es el último espacio de calma antes de la tormenta electoral del domingo, en el que los ecuatorianos tendrán que decidir, con mucho en juego, hacia dónde quieren llevar a su país.