El Supremo de Brasil deniega a Bolsonaro el permiso para ir a la toma de posesión de Trump
El expresidente, que tiene prohibido viajar al extranjero porque es investigado por golpismo, podría intentar fugarse, según el alto tribunal
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, investigado por golpismo e inhabilitado, tendrá que seguir por televisión o por redes sociales la toma de posesión, el lunes próximo, de su aliado Donald Trump como presidente de Estados Unidos. El Tribunal Supremo brasileño ha denegado este jueves la solicitud del ultraderechista de que le devolviera su pasaporte para poder viajar a Washington. El juez Moraes, instructor de la investigación contra Bolsonaro y que hace 11 meses le retiró el pasaporte, sostiene en su decisión que “el escenario en el que se fundamentó la prohibición de dejar el país (…) aún apunta a la posibilidad de un intento de fuga para evadirse de la aplicación de la ley penal”. El jefe del clan Bolsonaro estará representado en la ceremonia por su esposa, Michelle, según él mismo ha revelado en una entrevista.
El expresidente, que ha recurrido el fallo judicial, sostiene que la decisión de impedirle asistir al evento “es una decepción” personal y para sus seguidores y, además, “envía un mensaje preocupante sobre el estado de la democracia y la justicia” en Brasil, según una nota publicada en X.
Bolsonaro tiene prohibido viajar al extranjero y el pasaporte retenido como medida cautelar desde que la policía registró su vivienda dentro de las investigaciones por incitar un golpe de Estado para subvertir el resultado de las elecciones de 2022 y continuar en el poder. El pasado noviembre la policía lo acusó formalmente de urdir un golpe junto a un puñado de generales y decenas de militares más y ahora la pelota está en el tejado del fiscal general de la república, Paulo Gonet, que debe decidir si acepta la denuncia o la archiva. Respecto al pasaporte, el fiscal general argumentó el miércoles que asistir a la toma de posesión de Trump “no es una necesidad básica, urgente e indeclinable”.
Hace unos meses, Bolsonaro solicitó la devolución del pasaporte para aceptar una invitación del primer ministro Benjamín Netanyahu para visitar Israel.
Ahora, el plan de Bolsonaro era permanecer en Washington desde este viernes y hasta el próximo martes para participar en la ceremonia que dará inicio al segundo mandato del republicano y en los bailes que se organizan en torno al evento. Además de su esposa, está previsto que también viaje a la capital de EEUU su hijo Eduardo, diputado y enlace con los Trump, que le invitó a seguir con él y sus más allegados la noche electoral en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida.
La victoria del magnate fue recibida con euforia por el bolsonarismo, pero al jefe de la oposición brasileña los problemas judiciales se le multiplican y, por ahora, va a tener que seguir esperando para lograr la ansiada foto con el próximo presidente de la primera potencia. En el plano político, en cambio, acaba de exhibir su poderío y su falta de escrúpulos mediante una eficaz campaña de la desinformación al conseguir, en base a falsedades, sembrar las dudas sobre el hasta ahora exitosísimo sistema de pago gratuito e instantáneo brasileño, llamado Pix. El bolsonarismo y su enorme red de influenciadores digitales afines se agarró de manera espuria a una decisión del Gobierno para intensificar la vigilancia anticorrupción sobre las transacciones de Pix y en pocos días extendió la mentira de que las transacciones serían gravadas. La falsedad caló, las transacciones han caído un 10%, y el Ejecutivo se ha echado atrás. Ha anulado la medida original.