El Frente Amplio de Pepe Mujica se jugará la presidencia de Uruguay en una segunda vuelta contra una coalición de derecha

Yamandú Orsi gana la primera ronda de las elecciones presidenciales, según las primeras proyecciones, con 16 puntos de ventaja sobre el candidato del Gobierno, Álvaro Delgado

Yamandú Orsi celebra con sus seguidores tras los resultados de las elecciones generales el 17 de octubre 2024.Foto: Mariana Greif (Reuters) | Vídeo: Reuters

Los pronósticos se cumplieron en Uruguay: el izquierdista Frente Amplio (FA) ha sido este domingo la fuerza política más votada en las elecciones presidenciales y legislativas. Su candidato, Yamandú Orsi, que contó con el apoyo en la campaña del expresidente José Pepe Mujica, obtuvo el 43,9% de los votos, con el 99,9% escrutado, casi seis puntos por debajo del 50% necesario para ganar en primera vuelta. Se trata de una victoria amarga, porque el FA esperaba superar ese porcentaje que anunciaban los sondeos y afrontar con más fuerza la segunda vuelta, prevista para el 24 de noviembre. Por detrás de Orsi se ubica el oficialista Álvaro Delgado, del Partido Nacional (centroderecha), que mejora las previsiones con el 26,7% de los votos y se mantiene como líder de la actual coalición gobernante que en 2019 derrotó al Frente Amplio.

A Delgado le sigue Andrés Ojeda, del conservador Partido Colorado, con el 16%, casi tres puntos porcentuales por encima de la elección anterior. Con ese resultado, esta formación queda fuera de la siguiente vuelta. El resto de los partidos han obtenido menos del 5% de los votos. Cabildo Abierto, la formación derechista liderada por Guido Manini Ríos, ha caído con contundencia y apenas logra el 2,4%, mientras que el socio menor de la coalición, el Partido Independiente, conseguiría otro 1,73%. Con estos resultados es probable que la segunda vuelta sea reñida, pero con el oficialismo como favorito: la suma de los partidos de la alianza gobernante llega al 47% frente al casi 44% de la izquierda.

“Hoy es una noche de alegría, de fiesta de la democracia”, dijo Orsi frente a la multitud que lo esperaba sobre la rambla costanera de Montevideo para celebrar el triunfo. Como muchos de sus correligionarios, insistió en que el Frente Amplio “es el partido más votado del Uruguay”, como viene ocurriendo en las últimas elecciones. Mientras Orsi hablaba, al fondo del escenario aparecía el escudo uruguayo. “Vamos por ese último esfuerzo, con más ganas que nunca”, dijo, y exhortó a la unidad ante los votantes frenteamplistas que lo escuchaban.

Álvaro Delgado, en las oficinas centrales de su partido tras las elecciones del 27 de octubre.Andres Cuenca (REUTERS)

En la Plaza Varela de Montevideo, en tanto, se concentraban eufóricos cientos de militantes de las formaciones de la coalición gobernante, cuyos partidos se presentaron separados, con el Nacional de Delgado como el más votado. Sus líderes llegaron pasadas las 11.30 de la noche y se mostraron unidos en un “escenario neutral” montado para la ocasión. “Buenas noches, coalición”, saludó Delgado. Al fondo aparecía una gran bandera uruguaya y el anuncio Coalición de Gobierno 2030. “Las urnas hablaron, el Uruguay dijo que la coalición es el proyecto político más votado del país”, expresó. Anunció que este lunes, 28 los candidatos se reunirán para diseñar la campaña de cara a la segunda vuelta del 24 de noviembre. “Hoy empezamos a armar Gobierno y a elegir presidente de la República, no tengan duda de eso”, añadió Delgado. Este mismo lunes, continuó el candidato, también se juntarán los técnicos de los partidos coalicionistas para dar forma a un programa común.

La elección del Congreso

En esta jornada también ha quedado definida la conformación de las dos cámaras legislativas, integradas por 99 diputados y 30 senadores. De acuerdo con las primeras proyecciones, el bloque oficialista podría alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados, con 30 legisladores del Partido Nacional, 17 del Partido Colorado, dos de Cabildo Abierto y uno del Partido Independiente, aunque este escenario podría variar en el escrutinio final. El Frente Amplio, por su parte, tendría 47 bancas. La novedad de la noche es que el partido antisistema Identidad Soberana ingresaría a la cámara de Diputados con dos asientos. En el caso del Senado, el escenario es aún más parejo. La izquierda obtendría 16 escaños, nueve el Partido Nacional y cinco el Partido Colorado, según datos preliminares.

Los uruguayos además se pronunciaron en torno a dos reformas constitucionales que fueron sometidas a plebiscito. Finalmente, no ha sido aprobada la reforma de la seguridad social propuesta por la central de trabajadores PIT-CNT y algunos sectores de la izquierda. La papeleta del obtuvo el 38,8% de respaldo, más de diez puntos por debajo del 50% necesario para ser aprobada. Esta iniciativa buscaba bajar la edad de jubilación desde los 65 a los 60 años, equiparar la jubilación al salario mínimo nacional y eliminar las administradoras privadas de ahorro. Tampoco fue aprobada la otra reforma que pretendía habilitar los allanamientos policiales nocturnos prohibidos por la Constitución. En este caso, el voto por el fue del 39,9%.

Más allá de estos resultados, los políticos han destacado unánimemente la calma con que los uruguayos vivieron la jornada. Como ocurre cada cinco años, las elecciones transcurrieron con absoluta tranquilidad y en un clima festivo que en esta ocasión contrastó con el desinterés ciudadano que predominó en los meses previos de campaña.

Desde la recuperación democrática, en 1985, Uruguay goza de una estabilidad política que suele ser elogiada fuera de fronteras, sustentada en gran medida en la fortaleza de sus partidos políticos. Según el índice de The Economist, el país está entre las 14 democracias plenas que hay en el mundo. Por ese motivo, en los comicios de este domingo no hubo observadores internacionales, pero sí visitantes extranjeros especiales que llegaron a Uruguay para conocer el trabajo de la Corte Electoral, un organismo público centenario cuyo desempeño cuenta con el respaldo de todo el sistema. La participación alcanzó el 90% de los 2,7 millones de habilitados para votar, en un país donde el voto es obligatorio.

José Mujica votaba este domingo en las elecciones presidenciales y parlamentarias.Gaston Britos (EFE)

Uno de los primeros en votar en este domingo primaveral fue el expresidente Mujica, de 89 años, en el barrio del Cerro de Montevideo. A la salida hizo un balance sobre la campaña electoral: “La vi un poco distraída, preocupada mucho en lo que va a gastar y no en cómo se va a generar. No le dieron ni pelota al país agro exportador”. Además, se refirió a la baja intensidad de la participación ciudadana durante estos meses y llamó a “apuntalar” la democracia. “Hasta ahora, los humanos no hemos inventado nada mejor”, expresó Mujica, que llegó de buen humor y en silla de ruedas, debido al debilitamiento provocado por el tratamiento que recibió por un cáncer de esófago diagnosticado en mayo de este año.

En estas elecciones todas las listas al Senado del Partido Nacional estaban encabezadas por el presidente Luis Lacalle Pou, quien ha evitado responder si asumiría o no su banca. Al llegar al centro de votación, el mandatario estrechó la mano a votantes del Frente Amplio y celebró la tranquilidad con que se vivió la jornada en todo el territorio nacional. “Hoy empieza a cambiar el Gobierno, son 125 días que quedan por delante. Hasta el 1 de marzo vamos a estar como el primer día, terminando nuestra tarea. Queremos hacer una transición ordenada”, dijo Lacalle Pou.

Con 3,4 millones de habitantes, Uruguay forma parte desde hace 12 años del grupo de países que el Banco Mundial considera de “altos ingresos” y es clasificado como un país de “muy alto desarrollo humano” por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Sin embargo, presenta desafíos que el próximo Gobierno deberá abordar apenas asuma en marzo de 2025, según coinciden todos los referentes políticos. Entre los más urgentes figuran la pobreza infantil, que se estima en un 20%, así como la inseguridad pública. Con una tasa de 11,2 homicidios cada 100.000 habitantes, la situación de Uruguay no está entre las más críticas de América Latina, pero duplica el promedio mundial y está lejos de la tasa registrada, por ejemplo, en Chile ­―4,5 homicidios cada 100.000―, con el que a menudo se compara.

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