Vértigo en Venezuela

No se ha llegado hasta aquí por un terremoto político, sino más bien por la gota de agua insistente que cae sobre la piedra

Un hombre marca una papeleta en un colegio electoral durante las elecciones presidenciales en Caracas.Maxwell Briceno (REUTERS)

El 19 de diciembre de 2023, a eso de las cinco de la tarde, María Corina Machado tomaba una copa de vino en su biblioteca. Esperaba la llegada del extranjero de uno de sus hijos, despedía a una de sus jóvenes amigas, abrazaba a su hija. La familia se alistaba para pasar unos días juntos, antes de la gesta que ella emprendería para impulsar una elección considerada imposible.

“Yo arranco a recorrer el país los primeros días de enero” me dijo. Aún g...

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El 19 de diciembre de 2023, a eso de las cinco de la tarde, María Corina Machado tomaba una copa de vino en su biblioteca. Esperaba la llegada del extranjero de uno de sus hijos, despedía a una de sus jóvenes amigas, abrazaba a su hija. La familia se alistaba para pasar unos días juntos, antes de la gesta que ella emprendería para impulsar una elección considerada imposible.

“Yo arranco a recorrer el país los primeros días de enero” me dijo. Aún guardaba la esperanza de ser candidata, aunque confesaba: no me preocupa la inhabilitación. Me preocupan otras cosas del país.

Fueron esas otras cosas las que la llevaron a recorrer la geografía venezolana y desafiar la hipótesis de ciertos sectores, que descartaban no solo que hubiese la posibilidad de un cambio en Venezuela, sino que además dudaban de que se llegara a una elección.

Venezuela vive este 28 de julio una jornada histórica entre la esperanza y el vértigo, con la sensación de que algo cambió. No fue un terremoto político, fue más bien como la gota de agua insistentemente cayendo sobre la piedra, hasta romperla.

“No es la primera vez que los venezolanos hemos abrigado expectativas de un cambio político en estos veinticinco años. Pero no recuerdo que antes de esta coyuntura electoral tantos factores se hayan ido combinando para darnos esta discreta brisa de expectativas optimistas que hoy capto por la ciudad. Comentarios cautelosos y un humor discreto”, dice la historiadora Margarita López Maya.

Para llegar aquí, un hecho clave fue la negociación bilateral entre la Casa Blanca y el Gobierno de Nicolas Maduro. Durante meses, en 2023, representantes de ambos gobiernos celebraban encuentros secretos en Doha, con el apoyo del gobierno catarí.

Estas reuniones desembocaron en los llamados acuerdos de Barbados, firmados con el 17 de octubre de 2023 entre el Gobierno madurista y la Plataforma Unitaria. Fue un cambio de juego que dio un nuevo impulso a la por entonces estancada negociación entre los factores venezolanos.

Allí se dibujó una ruta, que aunque no ha sido respetada del todo, ha sido transitada para llegar a hoy.

Unos días luego de esa firma, se llevó a cabo la elección primaria de la oposición venezolana.

El 22 de octubre de 2023, una mayoría abrumadora, más del 92 por ciento, escogió a María Corina Machado como abanderada.

Ya estaba inhabilitada. Había vivido la subestimación porque nunca pasaba del 3 por ciento en las encuestas, había enfrentado el acoso contra ella y a su equipo y dejaba sin argumentos a quienes al saber la determinación del gobierno de no dejarla participar en la contienda, apostaban a que ella llamara a la abstención.

Los votos a su favor fueron interpretados como la expresión de un hartazgo de la población, contra el gobierno, pero también contra los partidos de oposición. Este evento la catapultó a nivel de fenómeno político, la convirtió en la gran electora en este proceso y la llevó a ser la clave en la escogencia de un candidato unitario de la oposición.

Ciudadanos buscan su mesa votar este domingo, afuera de un centro de votación en Caracas.Manuel Díaz (EFE)

Se le llamó Candidato 13 porque fue el último en inscribir su nombre en marzo de este año. No tenía rostro, ni siquiera en el borrador de la boleta electoral. También le llamaron el candidato tapa porque su papel era “guardar” la opción de la oposición representada por la Plataforma Unitaria. El Gobierno venezolano estaba decidido a encuadrar la elección, sin mayores condiciones de integridad, pero no estaba dispuesto a dejar a la Mesa de la Unidad por fuera, aunque la amenaza de hacerlo era constante.

Hoy los venezolanos eligen entre Edmundo González Urrutia y Nicolás Maduro el camino del país.

Un hecho sin precedentes

La jornada electoral de Venezuela empezó casi 12 horas antes de lo previsto. Las mesas en el país abren a las 6 de la mañana, pero desde la noche anterior, como si fuesen a un concierto de Karol G, los venezolanos ya estaban haciendo filas en distintos centros de votación.

Además, el primer voto se emitió también antes. En Australia votaba Gabriel Mijares, uno de los 67.000 migrantes que pudo registrarse para sufragar. Los cálculos de expertos estiman que más de cuatro millones de venezolanos quedaron fuera del registro porque están en el extranjero y las autoridades obstaculizaron su cambio.

Uno de los temas que emergió en la campaña fue el deseo de reunificación familiar. “No me quiero ir” decían jóvenes en los recorridos de Machado, mientras padres y abuelos reclamaban el retorno de sus hijos al país y hasta niños cuyos padres han debido emigrar, mostraban carteles pidiendo que regresaran.

Según cálculos de ACNUR, más de ocho millones han tenido que salir de Venezuela en los últimos cinco años, lo cual lo convierte en una de las crisis de desplazamiento más importantes del mundo, tan solo superada por la movilización de la población siria. “Voy a votar por todos los que se fueron del país” dice Jeannette Zambrano, una mujer de 59 años, residente en una zona popular.

Los desafíos

Los venezolanos han identificado al menos tres desafíos en este nuevo ciclo. Sin importar los resultados, afirman: la economía, la atención de salud y el regreso de los migrantes.

La politóloga María Isabel Puerta recalca que el Gobierno enfrenta un escenario de inflación de 100%, 51% de pobreza y sin mayores previsiones de mejoras en la producción petrolera. El Gobierno ha intentado que se flexibilicen las sanciones sectoriales que aplica Estados Unidos a la industria de hidrocarburos. Ha logrado que se emitan licencias parciales. Sin embargo, no ha sido suficiente para mejorar los ingresos del país.

Puerta sostiene que la crisis económica requiere un cambio político que permita que el país se inscriba nuevamente en el escenario internacional. El impacto de la migración forzada de millones de venezolanos en la región también juega un rol en la intermediación que han hecho los gobiernos de Colombia y Brasil para ayudar a que hoy se celebren las elecciones.

Mientras transcurre la jornada, las conversaciones van y vienen, todos los ojos están sobre Venezuela.

Machado ha girado instrucciones a los seguidores de oposición para que los centros de votación sean el centro de la acción política no solo del voto, sino de la vigilancia de los ciudadanos sobre el proceso.

Maduro, al votar a las 6.30, aseguró que respetará los resultados que sean dados a conocer por el Consejo Nacional Electoral. La rectora principal del CNE, Aimé Nogal, ha dicho que los resultados se darán como establece la norma. Sin embargo, no ofreció una hora estimada. La jornada electoral culmina a las 6 de la tarde si no hay electores en fila. El CNE se ha caracterizado por ampliar ese lapso para facilitar las operaciones del Gobierno de acarreo de votantes.

Ciudadanos esperan antes que abra un centro de votación en Caracas.Henry Chirinos (EFE)

En 2015, cuando la oposición ganó con creces la elección parlamentaria, las negociaciones tras bastidores para dar a conocer los resultados se extendieron casi hasta la medianoche.

Machado inició este camino mucho tiempo atrás. En el trayecto ha logrado lo que se creía imposible. Los venezolanos están votando este 28 de julio. Una fecha que empezó antes y que es posible que dure un día después.

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