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María Fernanda Cabal, entre la ruptura y la lealtad con el uribismo

La senadora, derrotada en las encuestas que definían la candidatura presidencial de su partido, pone en duda el mecanismo avalado por el expresidente Álvaro Uribe

A la senadora María Fernanda Cabal (Cali, 59 años) no le faltaban razones para creer que tenía en su mano la candidatura presidencial del Centro Democrático. En las elecciones de 2022, fue la congresista mujer más votada y en 11 años de trabajo legislativo ha cosechado una visibilidad mediática que la ha destacado como una de las grandes figuras de la oposición al Gobierno de Gustavo Petro. Tan cantada parecía su victoria que un medio de comunicación la dio por ganadora horas antes del anuncio oficial. Pero en la tarde del lunes el guion dio un giro: la también senadora Paloma Valencia fue elegida como la candidata del partido fundado por el expresidente Álvaro Uribe.

Cabal tardó apenas minutos en poner en duda el mecanismo de elección: “Por respeto a los colombianos que nos han acompañado, por la transparencia que exige la democracia, es necesario que se haga pública la auditoría”, instó tras hacerse públicos los resultados de las dos encuestas, una a todos los ciudadanos y otra a militantes. El partido atendió el llamado y reveló tanto los resultados de las dos encuestas como una auditoría externa. Pero esto no ha sido suficiente para Cabal, que el miércoles manifestó que las encuestas son “antipáticas” y “antidemocráticas”. Aunque sostiene que apoya a Valencia, las fisuras que abre son evidentes.

“Cabal es la única que ha reaccionado generando inquietudes sobre el proceso porque Paola [Holguín, la otra precandidata] se ha limitado a felicitar a Paloma”, cuenta un congresista del partido, que, sin embargo, descarta una rebelión interna. “Las recriminaciones se limitan a ella. Tenemos un solo jefe natural, el presidente Uribe, a quien no debemos generarle más inconvenientes y por eso debemos cerrar filas. Ya hemos pasado por momentos muy difíciles: el asesinato de Miguel [Uribe], el intento de implosión de su padre... Hemos estado golpeados, pero desde el lunes estamos unidos en torno a Paloma”, añade el legislador.

No ser la aspirante presidencial de su partido saca a Cabal de las carreras electorales del próximo año: a la Presidencia y al Congreso de la República. Esta situación incierta la deja en el aire, en un terreno que algunos pueden aprovechar. Tras la derrota, el candidato ultraderechista Abelardo de la Espriella le lanzó un guiño: “A la doctora Cabal, un mensaje afectuoso y patriótico: hay más futuro que pasado, generala”. El congresista del Centro Democrático consultado asegura que “Cabal y De La Espriella han sido amigos personales durante mucho tiempo”. “Por eso, no es extraño que haya un coqueteo. Pero, ya si decidiera irse, tendría que renunciar al partido y a la curul”, advierte sobre la congresista, que se ubica en el ala más radical del partido.

La vallecaucana ha descartado salir de la colectividad, pero no sin exigir ciertas condiciones. “Yo no me voy a ir de mi partido, yo respeto las reglas del juego, pero quiero que el partido tenga la altura y la transparencia de mostrar unos resultados para una base electoral fuerte, para un nicho que saca presidentes, que no brinca de partido en partido, que no está en un lado y el otro por conveniencia”, dijo en una entrevista con la revista Semana.

En paralelo, a Cabal se le abrió el fin de semana otro frente de batalla, involucrando a su familia en un nuevo escándalo. El periodista Daniel Coronell reveló que un hijo de la senadora, el abogado Juan José Lafaurie Cabal, accedió a un subsidio que proporciona el fondo estatal Finagro para los campesinos de escasos recursos. La información cae como un balde de agua fría para una política que, como muchos han recordado en los últimos días, ha criticado en múltiples ocasiones que el Estado otorgue subsidios o “regalos”, como ella denominó a estas ayudas recientemente.

La investigación de Coronell muestra que Lafaurie Cabal tramitó un subsidio de 95 millones de pesos (poco menos de 30.000 dólares) alegando ser un pequeño productor agrario, mientras su padre, el líder gremial de los ganaderos, José Félix Lafaurie, estaba en la junta directiva de Finagro. El Ministerio de Agricultura ya está investigando el movimiento. Con todo, la senadora se quiso desmarcar de todo el asunto: “Que conteste mi marido o mi hijo, que son muy grandes ambos. Yo no”, dijo ante preguntas de la prensa.

Cabal se va quedando cada vez más sola. No solo en su partido, al ser la única de la bancada que ha criticado el mecanismo de elección de la candidata. También por parte de sus aliados. La senadora dijo que su amigo, el congresista Miguel Polo Polo, “le puso los cachos” al irse a la campaña de De La Espriella. “Le resultó más atractiva esa campaña cuando su curul me la debe a mí”, indicó. Polo Polo respondió en La FM que la amistad se rompió porque “una persona recomendada por ella” que incluyó en su equipo quería su “muerte política”.

Las críticas de la congresista han alcanzado los más altos cargos de un partido personalista, que incluso rompen un tabú al tocar al presidente vitalicio de la colectividad, el expresidente Uribe. En su extensa entrevista con Semana, tachó de error que el exmandatario se reuniera con candidatos de otros partidos en su intento de aglutinar a todas las fuerzas del centro y la derecha para combatir a la izquierda de Petro en las elecciones de 2026. “Flirtear y sacarse fotos con otros genera confusión en el elector. Si él decidiera acompañarla [a Valencia] de verdad, tiene muchísimas posibilidades de ir a primera vuelta, pero nos toca esperar”, reprochó.

Al margen de los comentarios de Cabal, Valencia ha iniciado su campaña con una gira por varias ciudades del país. En Barranquilla, estuvo acompañada de Uribe. El expresidente aprovechó para aclarar las aguas: “Mi deber es, simplemente, pedirle al partido Centro Democrático que publique, como lo está haciendo, todas las actas. Aquí nunca se ha hecho trampa”, dijo en una emisora local. Y, sofocando cualquier conato de rebelión, sentenció: “Mi larga vida política ha tenido mucha controversia, pero nadie puede decir que le he hecho trampa”.

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