La Carolina
El fallo en segunda instancia contra Santiago Uribe, hermano del expresidente Álvaro Uribe, confirma lo que las víctimas repitieron durante décadas: que era comandante de un grupo paramilitar
El fallo en segunda instancia contra Santiago Uribe confirma lo que las víctimas repitieron durante décadas al llamarlo el Apóstol Santiago, el número trece, y es que la Hacienda La Carolina no fue un simple predio para la...
El fallo en segunda instancia contra Santiago Uribe confirma lo que las víctimas repitieron durante décadas al llamarlo el Apóstol Santiago, el número trece, y es que la Hacienda La Carolina no fue un simple predio para la crianza de toros de lidia, sino la base de operaciones del grupo paramilitar Los Doce Apóstoles, que actuó en el norte de Antioquia con apoyo de élites ganaderas, empresarios locales, agentes del Estado y que dejó más de 500 víctimas. La sentencia reconoce a Santiago Uribe Vélez —hermano del expresidente Álvaro Uribe— como comandante del grupo paramilitar, una figura de mando que permitió articular recursos económicos, respaldo ganadero y complicidades estatales para sostener durante años la operación de Los Doce Apóstoles. Lo que durante años un sector de la justicia quiso presentar como un grupo de “limpieza social” era, en realidad, una organización paramilitar dirigida por un ganadero hacendado con influencia territorial y política.
La hacienda La Carolina fue la base desde la cual el grupo armado operó. Allí encontró la infraestructura económica, logística y política que le permitió actuar durante años con contubernio de las autoridades y a la vista de la sociedad antioqueña. Los testimonios de víctimas y testigos, documentados por la justicia, organizaciones de derechos humanos, recopilados desde hace décadas, fueron la piedra angular para reconstruir la barbarie.
Desde la Hacienda y bajo el mando de Santiago Uribe se planearon masacres —como la de Campamento contra militantes de la UP—, se torturaron campesinos, hubo asesinatos selectivos y utilizaron el río para desaparecer los cadáveres y la infraestructura para entrenar a los paramilitares.
“Santiago Uribe Vélez conformó y dirigió un grupo armado ilegal que, desde la hacienda La Carolina ubicada en el sector de los Llanos de Cuivá en el municipio de Yarumal, llevó a cabo un plan para asesinar y exterminar de forma sistemática personas consideradas como indeseables y presuntos auxiliadores de grupos subversivos que operaban en la región norte del departamento de Antioquia especialmente en los municipios de Yarumal, Campamento y Valdivia”
Pese a que desde 1993 se tiene conocimiento del accionar criminal del grupo, la justicia tardó más de 30 años en llegar, no solo por las resistencias institucionales, sino por el asesinato de testigos clave, entre ellos el exparamilitar Carlos Enrique Areiza Arango, quien había declarado sobre los vínculos entre políticos locales, estructuras paramilitares y la influencia de la Oficina de Envigado.
Otros testigos, incluidos extrabajadores de la hacienda, quienes insistieron durante años en que quien impartía las órdenes era Santiago Uribe, el hermano del expresidente, como lo documentó una investigación de The New York Times en 2018, fueron presionados, perseguidos y amenazados. Lo mismo ocurrió con el mayor retirado Juan Carlos Meneses Quintero, quién después de haber estado en la planilla de pagos del grupo paramilitar, se convirtió en uno de los testigos clave, estuvo exiliado y ahora contribuye en la JEP a esclarecer parte del fenómeno paramilitar en Antioquia.
Las versiones de exjefes paramilitares en la Justicia Transicional y en Tribunales norteamericanos terminaron de cercar la verdad sobre La Carolina. Salvatore Mancuso declaró que patrulló en la hacienda junto a hombres de Santiago Uribe; Diego Fernando Murillo ‘Don Berna’, Guillermo Pérez Alzate ‘Julián Bolívar’ Fredy Rendón Herrera ‘El Alemán’, hablaron de “Los 12 apóstoles de la familia Uribe”. Todos lo sabía, pero la justicia no había llegado, solamente en compulsa de copias a Fiscalía reposaba el
La operación de la facción paramilitar no puede entenderse sin el entramado político y económico que lo rodeó. Uno de los periodos de mayor victimización coincide con el periodo en el que el expresidente Álvaro Uribe era gobernador de Antioquia, cargo desde el cual impulsó y defendió las Convivir, plataformas que integraron a ganaderos, empresarios y civiles armados. El modelo no fue exclusivo de La Carolina: otras Convivir de la región, como Papagayo en Urabá o Cóndor en el norte de Antioquia, derivaron en estructuras paramilitares, como el Bloque Metro de las ACCU, que articularon intereses privados, fueron serviles al empresariado y ayudaron a consolidar el entramado paramilitar a costa del exterminio de la UP con masacres y asesinatos selectivos.
La sentencia también confirma lo que era un secreto a voces entre los ‘paras’ y una verdad declarada en los estrados judiciales: Los 12 Apóstoles trabajaron articuladamente con otras estructuras que operaban nordeste antioqueño, como el Bloque Mineros de las AUC, en negocios asociados al narcotráfico en corredores que iban desde Ituango y Yarumal hasta la salida hacia el Bajo Cauca, enclaves históricos de disputa entre los carteles de Medellín, Ramiro ‘Cuco’ Vanoy y la Oficina de Envigado.
Que los crímenes hayan sido calificados como de lesa humanidad eleva aún más el alcance del fallo. No se trata solo de homicidios selectivos y concierto para delinquir, sino de un ataque sistemático contra la población civil que la justicia declara imprescriptible. Mientras Santiago fue condenado como comandante de un grupo paramilitar, el expresidente Álvaro Uribe enfrenta la sombra de una condena en primera instancia por fraude procesal y soborno —absuelto en segunda— en un proceso judicial cuyo trasfondo es la creación del Bloque Metro de las ACCU en la hacienda Guacharacas y la participación o no de los hermanos Uribe en la fundación, financiación y funcionamiento de la estructura paramilitar.
Las decisiones judiciales han dibujado un mapa incómodo para el poder político en Colombia: los predios de la familia Uribe han estado atravesados por acusaciones de formar y financiar grupos paramilitares. Aunque el expresidente Álvaro Uribe fue absuelto en los procesos en su contra —a la espera del recurso de Casación— resulta difícil sostener que desconocía lo que ocurría en sus predios y en un territorio donde ejercía poder político directo desde su paso por Aerocivil y la Gobernación de Antioquia hasta la presidencia de la República.
Por el momento, la justicia ha sido clara y con ello les dio razón a las víctimas: sí era el Apóstol Santiago Uribe el comandante paramilitar de los 12 Apóstoles, facción responsable de crímenes de lesa humanidad. Para el futuro próximo, varios procesos continúan investigando hechos donde también se vincula al exganadero, empresario y comandante paramilitar, como la gestación del Bloque Metro de las ACCU, donde los archivos del Parqueadero Padilla y testimonios de exparamilitares vinculan a los hermanos Uribe- tanto el expresidente Álvaro como el comandante paramilitar Santiago.