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Los bombardeos de Petro

Con la decisión, que dejó al menos 15 menores de edad muertos, el presidente retrocedió en la política de derechos humanos que había implementado. Y lo hizo intentando atacar dos “objetivos de alto valor” que se les fugaron

Buenos días:

‌La noticia de esta semana es un fracaso estatal: al menos 15 menores de edad murieron en bombardeos ordenados por el presidente Gustavo Petro contra estructuras de alias Iván Mordisco. Así de triste y de sorprendent...

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Buenos días:

‌La noticia de esta semana es un fracaso estatal: al menos 15 menores de edad murieron en bombardeos ordenados por el presidente Gustavo Petro contra estructuras de alias Iván Mordisco. Así de triste y de sorprendente, viniendo de un mandatario que criticó hechos así en gobiernos pasados y prometió no bombardear campamentos donde hubiera niños.

‌Después de que se revelara el número de niños muertos en el último bombardeo en Guaviare, cuyas identidades publicó Valentina Parada en este diario, se levantó la duda sobre qué había pasado en los bombardeos de meses anteriores. Los datos empezaron a salir a cuentagotas y el Gobierno los reveló solo tras la presión y las críticas de amplios sectores del país, incluidos los progresistas, a quienes Petro llama ahora “oposición de izquierda”. Este lunes, Medicina Legal confirmó que desde agosto hasta la fecha han muerto 15, con edades entre los 11 y los 17 años, pero el mandatario hizo un listado que llega a los 20 menores muertos.

El presidente Gustavo Petro ha dicho en X muchas cosas sobre este hecho que el Petro opositor no hubiera aceptado. Por ejemplo, que no se trata de un crimen de guerra porque “la información no era completa y sí implicaba riesgo”; que, si no hubieran bombardeado, “150 hombres bien armados hubieran podido matar a 20 soldados que se encontraban al frente”, como si las fuerzas militares no tuvieran otras alternativas; o que “no ocultamos información”. Ha dicho también que intentó la vía de la paz para evitar bombardeos, pero no habló de los problemas y la improvisación que acompañó esa propuesta con ceses al fuego sin acuerdos concretos.Y que denunciará a Mordisco ante la Corte Penal Internacional por reclutamiento forzado. Pero otra de las explicaciones fue más sorprendente aún: “no sabíamos de la presencia de menores”.

Si el presidente quisiera información, podría pasarse de la burbuja de X a la de TikTok donde las pruebas de niños reclutados por los grupos armados están a la vista de todos. Cualquiera que navegue y se deje llevar un poco por el algoritmo -y se esperaría que la inteligencia de las fuerzas militares lo haya hecho- se daría cuenta de que había menores de edad en las filas de Iván Mordisco, podía ver sus edades, sus historias, encontraría las pistas de cuándo ingresaron, se daría cuenta de que no fue en el gobierno de Iván Duque cuando en efecto las disidencias crecieron, sino en el actual, que se involucraron estos menores que terminaron bombardeados. Yo lo hice un rato el domingo y encontré rápidamente cómo posteaban sus imágenes de ingreso a las disidencias, cómo se contactaban otros muchachos para entrar al grupo armado, las despedidas de sus familias.‌

Me quedo con la cara de la niña de 11 años y su peinado de niña con chaquiras o la de Caren Smith Cubillos, de 13, a quienes más que imaginarlas atemorizando a 20 soldados experimentados del Ejército se las puede pensar en el medio como escudos humanos de los jefes de esos grupos. El comandante del Ejército, Luis Emilio Cardozo, sin embargo, dice que ellos no tienen la inteligencia militar para saber las edades de las personas y que estos menores “son un objetivo militar que también asesina”.

Para obtener más información, también podría haber atendido a alguna de las muchas alertas que hizo la Defensoría del Pueblo (y recibir a la Defensora que se lo ha pedido) sobre el reclutamiento y traslado de menores entre regiones o concentrarse en qué alternativas había para atacar a un grupo que se fue fragmentando mientras la paz total daba tumbos.

‌Esta semana, con la decisión que asume directamente, el presidente retrocedió en la política de derechos humanos que había implementado en el Ejército y lo hizo- en el caso del último bombardeo en la amazonia- intentando atacar dos “objetivos de alto valor” que se fugaron. Mordisco, al que Duque había dado por muerto, sigue vivo, y a Petro le quedaron al menos 15 menores de edad muertos.

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