Petro ordena suspender la colaboración de inteligencia con Estados Unidos por los ataques contra las narcolanchas
El presidente colombiano anuncia la medida horas después de conocerse que el Reino Unido tomó una decisión similar sobre la campaña militar de Trump en el Caribe
El presidente Gustavo Petro ha dado la orden a “todos los niveles de inteligencia” de la fuerza pública colombiana de suspender el “envío de comunicaciones y otros tratos” con agencias de seguridad de Estados Unidos. La medida, anunciada en X en la noche del martes, se mantendrá mientras Washington continúe con sus ataques contra las supuestas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico, en los que ya han muerto 69 personas, ha afirmado el mandatario colombiano.
La orden del presidente se da en reacción a una revelación de la cadena de televisión CNN, que ha informado que el Reino Unido ha dejado de compartir información de inteligencia con EE UU sobre embarcaciones que sean sospechosas de traficar droga en el mar Caribe porque “no quiere ser cómplice de los ataques militares estadounidenses y cree que estos son ilegales”, según dijeron varias fuentes familiarizadas con el asunto al medio estadounidense.
Al controlar territorios en el Caribe, como las Islas Vírgenes Británicas, Anguila o Bermuda, el Reino Unido era un importante aliado de Washington para localizar embarcaciones sospechosas. Esa cooperación, según la CNN, ha terminado.
Petro ha sido muy crítico con su homólogo estadounidense, Donald Trump, por los bombardeos, que primero se concentraban en el Caribe, y que después se expandieron al Pacífico. “De nuevo, le solicito al Gobierno de los Estados Unidos retornar al respeto a los derechos humanos en la lucha contra las drogas. Lo que hacen lanzando misiles en el Caribe contra lancheros pobres, al servicio o no de operaciones de envío de cocaína que realizan capos que no están siendo tocados por las operaciones, no son sino ejecuciones extrajudiciales contra ciudadanos caribeños y latinoamericanos en estado de indefensión”, había dicho hace unos días el colombiano en una publicación en X.
Durante la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), celebrada el fin de semana en la ciudad costera de Santa Marta, Petro aseguró que “los mismos misiles que caen en Gaza, caen aquí, en el Caribe, sobre personas pobres”. Y aunque en la declaración final no se hizo una condena explícita a la campaña militar de Trump, fue la sombra que veló el evento. El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva recalcó que “la amenaza del uso de la fuerza militar volvió a hacer parte del cotidiano de América Latina y el Caribe”, mientras que la alta representante de Asuntos Exteriores de la UE, la estonia Kaja Kallas dijo en una entrevista con EL PAÍS que el bloque está “preocupado por el fenómeno global del crimen organizado” y que es un tema que se debe “abordar en conjunto”.
Petro no ha detallado en específico cuáles instancias dejarán de compartir inteligencia con Washington, pero al hablar de “los niveles de inteligencia de la fuerza pública” se presume que se refiere a la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol), la Inteligencia Naval, la Inteligencia Aérea Especial y Ciberespacio, y el Departamento de Inteligencia y Contrainteligencia Militar. La colaboración en esta materia con EE UU es vital para Colombia, más aún cuando el crimen organizado azota al país en múltiples grupos armados repartidos por todo el territorio nacional, que se financian a través de economías ilegales como el narcotráfico, la minería ilegal, la trata de personas o la extorsión
Los ataques estadounidenses cada vez tienen el radar más cerca de Colombia, el mayor productor de cocaína del mundo. De las 18 embarcaciones hundidas hasta la fecha, al menos cuatro tienen algún vínculo con el país. Petro defiende que en un ataque, ocurrido el 15 de septiembre en el Caribe, un colombiano, al que ha identificado como el pescador Alejandro Carranza, murió. Ese atentado ocurrió “presumiblemente” en aguas del país. Al día siguiente, los norteamericanos hundieron un supuesto submarino en el que viajaba el colombiano Jonathan Obando Pérez, que sobrevivió al bombardeo. El hombre fue rescatado por las fuerzas estadounidenses y fue retornado a Colombia. Aunque Washington lo envió para que fuera procesado bajo la ley colombiana, Obando Pérez quedó libre porque no se pudo probar que este cometiera un delito.
El 17 de octubre fue atacada otra lancha en el Caribe. El secretario de Defensa de EE UU, Pete Hegseth, la vinculó entonces al Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla en armas de Colombia. Y el 22 de octubre, Hegseth admitía que uno de los primeros ataques que hacía Washington en el Pacífico ocurrió “frente a las costas colombianas”. Se desconoce si esa embarcación partió de Colombia o si había colombianos en ella.
El anuncio del colombiano no ha tenido hasta el momento ninguna reacción de parte de Estados Unidos.