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Los choques entre Bolívar y Quintero y la incertidumbre jurídica empañan el camino presidencial de la izquierda

Mientras los partidos definen una respuesta a los obstáculos jurídicos para la unidad, el exsenador propone reemplazar la enredada consulta en las urnas por una encuesta

La ruta electoral de la izquierda sigue sin despejarse. A un mes de la consulta popular del 26 de octubre, reina la incertidumbre. Con la anhelada unidad todavía en vilo por cuenta del laberinto de resoluciones del Consejo Nacional Electoral, la precandidatura de Daniel Quintero ha surgido como un escollo adicional en el plan que se había trazado originalmente el Pacto Histórico, la variopinta coalición que apoya al presidente Gustavo Petro. El mediático exalcalde de Medellín, muy resistido en distintos sectores del progresismo y sin una historia de militancia, se ha convertido en el nombre de la discordia.

Gustavo Bolívar ha sido el más reciente aspirante de izquierdas en ventilar sus reparos. El exsenador, que viene de ser director del Departamento de Prosperidad Social hasta el pasado mayo, incluso ha dicho que, más allá del mecanismo que se defina para elegir al candidato presidencial del Pacto Histórico, no piensa apoyar a Quintero, imputado por un caso de corrupción cuando gobernaba Medellín, entre 2020 y 2023. “Nunca le haré campaña. No representa los valores progresistas”, le dijo este miércoles a Caracol Radio. La víspera, convocó una reunión de urgencia con otros tres precandidatos cercanos ideológicamente, el senador Iván Cepeda y las exministras Susana Muhamad (Ambiente) y Carolina Corcho (Salud), para explorar alternativas como cambiar el mecanismo de selección de una consulta en las urnas por una encuesta.

“El tema no es personal. El problema es que en 2022 yo hice campaña atacando a Rodolfo Hernández porque era imputado por corrupción. ¿Cómo le digo hoy a la gente que los imputados de la derecha son malos, pero los acusados de corrupción de nuestro lado sí son buenos? Ese no es un camino de coherencia. Si yo voy a la consulta y gana Daniel Quintero, tendría que apoyar a una persona que en dos meses estará enfrentando un juicio por corrupción. Ese es mi dilema: ético, no personal”, ha explicado Bolívar en entrevistas a lo largo de esta semana. También ha expresado su preocupación por los acuerdos de Quintero con políticos tradicionales en distintas regiones, que se podrían traducir en una suerte de captura del Pacto Histórico, ha alertado el también libretista, quien se lanzó sin el guiño de Petro.

Las críticas de Bolívar no son las primeras que enfrenta Quintero, al que el propio Petro ha pedido a sus alfiles no vetar de la consulta del Pacto Histórico. Muhamad, quien brilló como ministra de Ambiente en un gabinete inestable, ha acusado de oportunismo político al exalcalde de Medellín desde el primer momento. “Él no es un progresista”, señalaba hace poco a este periódico. “El progresismo y la izquierda deberían ser un espacio que no renuncia a cambiar las formas tradicionales de hacer política en Colombia ni a transformar el sistema político, y eso no lo representa Daniel Quintero. No es un problema personal ni de sectarismo político”.

Descendiente de palestinos, Muhamad ya había chocado con Quintero en agosto, después de que este se coló en el auditorio donde se celebraba el Congreso Empresarial Colombiano, en Cartagena, y saltó a la tarima con una bandera de Palestina, en una de sus acostumbradas puestas en escena. “Con el dolor y la impotencia de un genocidio que no se logra parar, yo pido que nadie mercadee electoralmente con el dolor del pueblo palestino”, declaró entonces Muhamad en un video publicado en sus redes sociales. “Sentí indignación y me sentí también ofendida. Sabemos que su intención es un aprovechamiento político personal, que es lavar su imagen para poder tomar la candidatura del Pacto Histórico”, manifestó a EL PAÍS al recordar el episodio. “No le importa un bledo la causa palestina”.

A la espera de superar el limbo jurídico, otra de las aspirantes de izquierda más visibles, la senadora María José Pizarro, muy cercana a Petro, reconoce que con algunas de las candidaturas hay una historia de luchas en común y con otras, unas diferencias muy marcadas. “Yo creo que hay que ganarle a Daniel Quintero. Punto. Y lo tenemos que hacer sin temor, porque si le tenemos miedo a Quintero, entonces cómo vamos a enfrentar a Abelardo De La Espriella o a Vicky Dávila”, los aspirantes de ultraderecha, dijo en una reciente entrevista con EL PAÍS. La senadora y precandidata acompaña esta semana al presidente Petro en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU.

La suya es una de las aspiraciones más comprometidas por las decisiones del Consejo Nacional Electoral, la entidad estatal conformada por delegados de las bancadas parlamentarias que regula las elecciones y los partidos. El CNE ha impedido en las últimas semanas que se concrete la fusión de todos los partidos de la izquierda en el Pacto Histórico, condición para hacer la esperada consulta en octubre. De un lado, en una votación 6-3, sus magistrados condicionaron la división del partido indígena MAIS, el camino para que salieran de él Pizarro y otros congresistas de izquierda para luego ingresar al Pacto. Varios integrantes del MAIS tienen pendientes investigaciones en ese mismo órgano, y solo cuando se cierren -lo que puede tardar por lo menos varias semanas- se hará efectiva esa escisión. “Lo que buscan es alargar las decisiones para que no podamos realizar la consulta del 26 de octubre”, cuestionó al respecto la senadora.

De otro lado, el CNE avaló la fusión de los restantes partidos de izquierda con la muy significativa excepción del movimiento de Petro, la Colombia Humana, al que pertenecen Bolívar, Muhamad, la también aspirante presidencial Gloria Flórez y un puñado de congresistas. En ese caso, incluso los magistrados elegidos en representación de las bancadas de la izquierda coincidieron en que ese movimiento no ha cumplido sus estatutos para tomar la decisión de fusionarse, como exige la ley. Para hacerlo tendría que convocar a una asamblea de militantes y lograr que en ella participaran más de 76.000 personas, algo muy difícil y demorado, o ajustar sus estatutos, un camino que enfrenta exactamente el mismo problema.

Los escollos legales no se resolverán fácilmente. Aunque distintos candidatos y militantes han interpuesto recursos ante el mismo CNE o acciones de tutela ante la justicia, el tiempo corre en su contra. La fecha de las consultas internas de los partidos, 26 de octubre, está definida por la ley. La estrategia podría cambiar, ya sea para elegir un candidato único por otra vía o para que más de un aspirante concurra a una consulta de aspirantes avalados por distintos partidos, que la misma ley establece para el día de las elecciones legislativas de marzo. Pero el problema mayor y menos debatido, la conformación de una lista unitaria al Senado, no tiene esas opciones. El camino no es diáfano y se añade a la confusión en las vías que transitan los partidos y candidatos tanto de la derecha como del centro políticos.

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