Muere Manuel Elkin Patarroyo, científico colombiano conocido por su investigación en vacunas

La noticia fue confirmada por la rectoría de la Universidad Nacional de Colombia, donde fue profesor desde 1972

Manuel Elkin Patarroyo, en Barcelona, en una fotografía de archivo.ANDREU DALMAU ((EPA) EFE)

El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo, conocido por sus investigaciones sobre vacunas, ha muerto este jueves a los 78 años. Oriundo del pequeño municipio de Ataco, en el departamento del Tolima, Patarroyo fue uno de los científicos más conocidos del país. Galardonado en 1994 con el Premio Príncipe de Asturias por su labor científica, y en 2010 con el Premio Sabino Arana, fue reconocido en los años noventa como descubridor de la primera vacuna sintética contra la malaria, cuyos derechos cedió a la Organización Mundial de la Salud. “Su legado está representado, más que en la primera vacuna sintética del mundo, en una generación de investigadores a quienes inculcó el valor de construir país, generando conocimiento”, dice el comunicado de la Universidad Nacional, donde Patarroyo fue profesor desde 1972, que ha dado la noticia de su deceso.

Patarroyo, quien fue nominado un par de veces al Premio Nobel por sus investigaciones, nació en el sur del Tolima en 1946, cuando la violencia entre conservadores y liberales desplazó a miles de familias, como la suya. Los Patarroyo se desplazaron al municipio de Girardot (Cundinamarca), donde el futuro investigador se educó y donde empezó a leer por primera vez sobre Louis Pasteur y el potencial de las vacunas. “Luego llegaron Robert Koch y su lucha contra la tuberculosis, Armauer Hansen y su lucha contra la lepra y Ronald Ross y su batalla contra la malaria. Desde entonces, Patarroyo decidió que quería convertirse, como sus héroes animados, en científico y desarrollador de vacunas”, cuenta un perfil del diario El Espectador.

Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia, donde se convertiría en profesor, y cursó una especialización en virología en la Universidad de Yale, y luego una en inmunología en la Universidad Rockefeller. La fama llegó a la puerta de Patarroyo después de que creara la vacuna SPF-66, la primera contra la malaria. Con el tiempo fue claro que la vacuna, sin embargo, tenía una efectividad entre un 30% y 50%, por lo que Patarroyo dedicó la segunda mitad de su vida a encontrar una más efectiva. En 2011 dio a conocer la vacuna Colfavac, cuya efectividad aún está en proceso de ser probada en humanos.

—El parásito de la malaria es mi amigo, mi compañero, mi confidente― dijo en entrevista con EL PAÍS en 2011.

—¿Qué le cuenta?

—Que tengo que descubrirle los mecanismos a través de los cuales se me quiere escapar.

Las investigaciones de Patarroyo generaron duras críticas durante entre los animalistas, que se desenvolvieron en casos judiciales extensos, sobre el uso que hizo el científico con micos de la Amazonía colombiana para probar la efectividad de las vacunas. Para su centro de investigaciones en la región, la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, el científico buscó diferentes variedades del mono nocturno aotus, primates que tienen un sistema inmunológico similar al de los humanos. Se le acusó de promover el tráfico ilegal de animales, y de liberar a muchos de ellos en la selva después de experimentos en los laboratorios, sin conocer bien las consecuencias que esto generaría. Patarroyo se defendió hasta el final de su vida de estas acusaciones, y hoy su partida divide a muchos colombianos entre quienes admiran su dedicación para luchar contra la malaria y los que se preguntan si lo hizo siempre con los mejores métodos.

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