Lula y Petro insisten en la publicación de las actas, piden evitar la represión y critican las sanciones contra Venezuela
Los presidentes de Brasil y Colombia mantienen un frente conjunto para buscar una salida negociada
La frenética actividad diplomática para superar la crisis en que está sumergida Venezuela no da tregua, sin soluciones a la vista. Los presidentes de Brasil y de Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, han insistido la tarde de este sábado en que la credibilidad del proceso electoral “solo podrá restablecerse mediante la publicación transparente de datos desglosados y verificables” en una declaración conjunta, de lenguaje muy medido. El mensaje llega dos días después del fallo del Tribunal Supremo de Justicia que confirmó la supuesta victoria de Nicolás Maduro y después de al menos dos conversaciones desde entonces entre los únicos mandatarios que persisten en mediar para encontrar una salida negociada.
Lula y Petro, que han evitado reconocer ganador alguno en las elecciones del 28 de julio sin quemar los puentes con el chavismo, hacen también un llamado a todos los involucrados a evitar los actos de violencia y represión. No mencionan por nombre propio ni a Maduro ni al opositor Edmundo González Urrutia, que está citado este lunes por la Fiscalía para responder por la publicación de las actas electorales con las que la oposición defiende que en realidad ganó los comicios por un amplio margen —recolectó más del 80% de las actas, que muestran que González Urrutia obtuvo el 67% de los votos por el 30% de Maduro—.
Brasil y Colombia reiteran que siguen a la espera de “la difusión, por parte del Consejo Nacional Electoral, de las actas desglosadas por mesa de votación”, un pedido que a esta altura es un clamor de la comunidad internacional, y al que ya habían aludido en los comunicados conjuntos que sus cancillerías habían firmado antes junto a México. La declaración llega después del fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que ratificó el jueves, a petición de Maduro, su supuesta victoria sin mostrar ninguna evidencia creíble de ese resultado. Lula y Petro también mencionan hasta en dos ocasiones los Acuerdos de Barbados entre el Gobierno y la oposición, “cuyo espíritu de transparencia debe ser respetado”.
A cuatro semanas de los comicios, las diplomacias de Brasil y Colombia hacen malabares en medio de una avalancha de críticas internas a Lula y a Petro por no condenar con contundencia a Maduro, su deriva autoritaria y la represión de opositores y manifestantes, como sí lo ha hecho otro presidente de izquierdas como el chileno Gabriel Boric. El viernes, Estados Unidos y una decena de países latinoamericanos —entre otros, Argentina y Chile—, publicaron un comunicado conjunto en el que rechazan la “supuesta verificación” de los resultados por parte del máximo órgano judicial venezolano, y la Unión Europea también endureció el tono este mismo sábado, a instancias de España, al declarar que solo reconocerá los resultados “completos” y verificados de manera “independiente”.
“La normalización política de Venezuela requiere el reconocimiento de que no existe una alternativa duradera al diálogo pacífico y a la convivencia democrática en la diversidad”, insistieron el brasileño y el colombiano este sábado en un nuevo llamado a una salida negociada, y reiteraron su disposición a servir como facilitadores. En un mensaje que parece dirigido a Estados Unidos y es también un guiño al chavismo, reiteran que las sanciones unilaterales contra Venezuela “son contrarias al derecho internacional y perjudican a la población de los países sancionados”.
Tanto Lula como Petro restablecieron las siempre difíciles relaciones con la República Bolivariana, un país vecino, al comienzo de sus respectivos gobiernos. Para Colombia, en especial, es vital que la crisis se resuelva pacíficamente, ya que comparte una extensa y porosa frontera con Venezuela y es por mucho el principal país de acogida de la diáspora venezolana, con casi tres millones de migrantes en su territorio.
La semana pasada, ambos deslizaron públicamente a Maduro, atrincherado en proclamarse ganador sin mostrar las actas, la posibilidad de un Gobierno de coalición transitorio y nuevas elecciones con garantías como salida a la crisis. El colombiano incluso enumeró una serie de pasos que incluyen el levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela, una amnistía general nacional e internacional, garantías totales a la acción política, un Gobierno de cohabitación transitorio y “nuevas elecciones libres”. La idea ha sido descartada tanto por Maduro como por la oposición.
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