La apuesta decolonial del Museo de Arte Moderno de Medellín
Las exposiciones ‘Kalabongó' y ‘Desafiar’ están dedicadas completamente a artistas afrocolombianos
El Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) se ha sumado a la apuesta por decolonizar estructuras, políticas y prácticas decoloniales con dos grandes escenarios para lo negro, el gran Pacífico y lo cimarrón. Desafiar y Kalabongó, las dos muestras que se pueden ver hasta septiembre de 2024, están haciendo historia. Es la primera vez que en este museo se hace una exposición completamente dedicada a artistas afrocolombianos. De esta manera, el arte responde a quienes se empeñan en ignorar el peso del pasado e insisten en que las poéticas negras no existen en Colombia ni en las Américas.
Una de las metáforas más poderosas de Kalabongó (”luciérnaga” en lengua palenquera) es la que da nombre a la exposición. La obra retrata a las personas cimarronas como luciérnagas que dieron luz propia a sus caminos pese a ser invisibles para los colonos, que son, en este universo metafórico, los murciélagos. Esta exposición se mueve entre lo onírico, la memoria y la construcción de comunidad en una evocación constante de cómo los pueblos de las diásporas africanas han creado narrativas artísticas únicas con significados ancestrales, espirituales y que recogen la tradición de una comunidad que se negó a morir.
Desafiar, por su parte, es una propuesta de artistas contemporáneos que han consolidado sus apuestas a través de medios mixtos: registro fotográfico, performance, video, piezas sonoras, pintura. Aquí lo decolonial se manifiesta a través de la confrontación del racismo a través de miradas desobedientes. Es así como los artistas enaltecen otras historias negras que, si bien no se escapan de las opresiones, crean caminos más allá de los lugares comunes que dominan la conversación sobre la afrodescendencia.
El Museo de Arte Moderno de Medellín invita de esta forma a sus visitantes a incomodarse y repensar sus imaginarios alrededor de la historia y la poética negra. Ambas exposiciones convergen en su énfasis en la memoria de las raíces afro, y subrayan que la afrodescendencia requiere de un escaparate enorme que no se remita al arte como el resultado de reflexiones estéticas, sino que conciba el arte como una respuesta política y social al entorno, las naciones y las identidades.
Una manera sencilla de entender cómo ejecutar prácticas o discursos decoloniales lo ejemplifica el MAMM con una revisión histórica anclada a un presente. En otras palabras, exposiciones como Kalabongó y Desafiar registran el lugar de la africanía entre las sociedades latinoamericanas de hoy. Además, ponen en el centro a la memoria, la ancestralidad y la tradición. Porque cuando hablamos de apuestas decoloniales y museos, nos preguntamos si ambos pueden sobrevivir en una misma frase.
¿Puede un museo ser decolonial? El MAMM intenta descubrir la respuesta a esta pregunta. Lo cierto es que brindar esta plataforma a artistas negros, barriales, jóvenes y disidentes de género parece ser un primer gran paso hacia museos más horizontales y nociones del arte más globales.