Una semana clave para las reformas de Petro en el Congreso en medio de la crispación por la Constituyente
El Gobierno trata de sacar adelante las reformas laboral, pensional y educativa antes del término de la legislatura
Gustavo Petro no quiere dejar el cargo de presidente en 2026 sin haber ejecutado cambios de verdadero calado en Colombia. Si no los consigue, al menos podrá decir -y decirse- que lo intentó y que la fuerza interior del Estado fue la que no se lo permitió. Los más leales le animan a que siga ese camino. “Presidente, crea en su instinto”, le dicen por el servicio de mensajería Line. Le han visto ponerse rojo de furia cuando no podía modificar alguna partida presupuestaria o se encontraba con trabas legales o burocráticas. Harto del estancamiento en el que él cree que se encuentra la institucionalidad del país -moldeada según él para que nada cambie nunca-, se ha embarcado en sacar adelante una Asamblea Constituyente de la que todavía se tiene una idea abstracta. La última semana su gente insistió en que podría hacerse basándose en un párrafo del Acuerdo de paz, pero los propios firmantes han desmentido la interpretación que hacen en la Casa de Nariño. Se vienen días de discusión jurídica, el deporte nacional de esta nación, por delante incluso del ciclismo. Uno podría pensar que Petro apuesta todo a esta vía unilateral que llevaría a cabo solo con los más afines y “el pueblo”. Sin embargo, sus ministros han pasado todos estos meses realizando un trabajo silencioso que en los próximos 10 días podría arrojar resultados.
El 20 de junio se acaban las sesiones del Congreso y termina esta legislatura (la siguiente comenzará un mes después). En poco más de una semana el Gobierno puede aprobar dos reformas, la pensional y la educativa, y salvar una tercera, la laboral. Cada una sigue su propio camino y enfrenta sus propios retos, pero la previsión es que puedan avanzar las tres. Petro ha contado en esta legislatura con un gran aliado en la presidencia de la Cámara, Andrés Calle, muñidor de muchos de los pactos. Incluso Calle intentó sesionar el lunes festivo, sin éxito y sin respaldo del resto, claro. Muchos ven en este juego de tiras y aflojas, consensos, disensos y conversaciones hasta la madrugada, la prueba de que Petro en realidad sí tiene una vía política y de que existe, mal que bien, una voluntad real de negociación por parte de la oposición. Solo que él quiere trazar una línea más directa para el cambio, cree que las curvas van a hacer que se agote el tiempo y se vaya sin conseguir sus verdaderos propósitos.
En cualquier caso, hay un cambio de talante del Gobierno en el Congreso. La gente de Petro forzó la maquinaria para conseguir la reforma de la Salud, que se acabó hundiendo. Encontró muchísima resistencia y todo el debate que generó supuso un enorme desgaste para el oficialismo. Algunos echan la vista atrás y creen que esa pelea nunca se debió dar, era una piedra demasiado difícil de mover. La semana pasada, la Cámara de Representantes aprobó la jurisdicción agraria y la prohibición de las corridas de toros. La reforma laboral, que se encuentra en la comisión 7 de la Cámara, necesita que se apruebe en un debate para no hundirse. La pensional solo depende de la plenaria de la Cámara, donde el Gobierno tiene mayorías con relativa facilidad y además fue concertada. Un resultado nada desdeñable para un Gobierno que parece mostrar otra cara en el debate público.
Por su parte, la reforma de la educación ha avanzado en el Congreso gracias a un acuerdo con la oposición. “Hace 30 años no se aprobaba una ley estatutaria de educación en Colombia”, ha destacado Germán Blanco, del partido Conservador y presidente de la comisión, asombrado por el consenso alcanzado. Su aprobación parece inminente, aunque, según se ha sabido en las últimas horas, han surgido problemas de última hora. El principal sindicato de maestros, Fecode, ha aprobado este lunes la entrada en paro permanente en rechazo al proyecto de ley estatutario. Esgrime motivos que no parecieran, a priori, propios del Gobierno de Petro. “Este es el proyecto de ley estatutaria de la educación con el nefasto contenido incluido a través de las enmiendas que fueron consensuadas en la Comisión Primera del Senado. Es un riesgo para la educación pública, promueve la mercantilización, la privatización y da viabilidad a la corrupción. Por estas y otras razones, exigimos su retiro o hundimiento en el Senado y lo vamos a luchar en las calles”, anunció el sindicato en X.
Paradójicamente, el éxito del Gobierno en el Congreso en los próximos diez días chocaría con la narrativa de la Constituyente, que apunta a que existe una obstrucción deliberada y maquinada para evitar los cambios que el presidente ha querido implementar, hasta ahora sin mucho acierto. Podría significar también que el acuerdo nacional del que tanto hablaba al principio y que ahora parece enterrado podría revivir, como sustituyo de la Asamblea Constituyente. Personajes con fuerza de su entorno, como Iván Cepeda, le han insistido en que esa es la vía, la de lograr lo que no han conseguido los anteriores presidentes. Sin embargo, esa no parece ahora su intención. No abandona la política que se hace en el Congreso, pero tampoco la tentación de intentar cambiar todo desde la raíz. Entre esas dos tensiones se mueve su Gobierno.
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