Colombia y Argentina pasan la página de los insultos entre Gustavo Petro y Javier Milei

Los cancilleres de los dos países sudamericanos se reúnen en Bogotá para zanjar la crisis diplomática provocada por las mutuas descalificaciones

La canciller argentina, Diana Mondino, y el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, se dan la mano al finalizar una reunión, en Bogotá, el 19 de abril de 2024.Cancillería de Colombia (EFE)

Colombia y Argentina hacen las paces, a pesar de la inocultable animadversión entre los presidentes Gustavo Petro y Javier Milei. En una exhibición de pragmatismo, sus respectivos cancilleres han zanjado este viernes en Bogotá la dilatada crisis diplomática que había provocado el cruce de descalificaciones entre dos mandatarios en las antípodas ideológicas, y los repetidos insultos del libertario argentino, que llegó a tildar de “asesino terrorista” al izquierdista colombiano.

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Colombia y Argentina hacen las paces, a pesar de la inocultable animadversión entre los presidentes Gustavo Petro y Javier Milei. En una exhibición de pragmatismo, sus respectivos cancilleres han zanjado este viernes en Bogotá la dilatada crisis diplomática que había provocado el cruce de descalificaciones entre dos mandatarios en las antípodas ideológicas, y los repetidos insultos del libertario argentino, que llegó a tildar de “asesino terrorista” al izquierdista colombiano.

El canciller encargado de Colombia, Luis Gilberto Murillo, y su homóloga argentina, Diana Mondino, sellaron la reconciliación en el Palacio de San Carlos, la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Murillo la calificó como “una reunión muy productiva” en la que encontraron áreas de colaboración en distintos sectores, de seguridad a desarrollo económico. El jefe de la diplomacia colombiana destacó que “este es un nuevo momento de la relación que queremos mantener en términos muy pragmáticos y en beneficio de ambos países, de ambos pueblos, de ambas naciones”. De acuerdo con el comunicado conjunto, Murillo se refirió también a la decisión del Gobierno argentino de iniciar el proceso de ingreso a la OCDE, una iniciativa apoyada por Colombia.

“Se ha impuesto la voz de la diplomacia a los insultos, y a ese momento aciago que nunca debió pasar”, celebró el embajador colombiano en Buenos Aires, Camilo Romero, que también estuvo presente. “Hoy este encuentro lo que hace es honrar el pasado, 201 años de relaciones entre nuestros dos países, y por supuesto afianzar ese vínculo, ese lazo, y todo esto se hace por el bienestar de la gente y el bienestar de la ciudadanía”, subrayó en un video divulgado por la Cancillería, pues la jornada fue a puerta cerrada y sin declaraciones a la prensa.

Pese a los dos siglos de relaciones bilaterales, Argentina y Colombia tienen un vínculo bastante distante, no sólo por la posición geográfica (uno a cada extremo de Sudamérica) sino también por sus posturas geopolíticas. Entre las diferencias, Argentina recuerda que Colombia se abstuvo de apoyarla en la Guerra de Malvinas.

Los dos mandatarios, además, representan proyectos políticos antagónicos en infinidad de frentes. Durante la campaña argentina, Petro dijo que la victoria de Milei traería la barbarie y apoyó sin disimulo a su rival peronista, Sergio Massa. A días de la segunda vuelta, el primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea pidió desde las redes sociales el voto por Massa. “Milei nos regresa a Pinochet y Videla”, remarcó entonces en referencia a las dictaduras militares de Augusto Pinochet en Chile (1974-1990) y de Jorge Rafael Videla en Argentina (1976-1981). Antes, al comienzo de la campaña, Petro había llegado a comparar a Milei con Adolfo Hitler, luego de que el líder ultra dijera que los políticos socialistas son “una basura, un excremento humano”.

Desde que llegó al poder, Milei, por su parte, no se ha mordido la lengua para calificar a Petro con palabras de grueso calibre. “Es un comunista asesino que está hundiendo a Colombia”, le respondió en enero a la periodista colombiana Ángela Patricia Janiot en una entrevista televisiva. En febrero, se refirió a Petro como “una plaga letal para los propios colombianos”, ante una pregunta de una comunicadora del canal NTN24. Fiel a su estilo violento y provocador, reiteró esos calificativos en marzo al llamar a su homólogo “asesino terrorista” en otra entrevista con Andrés Oppenheimer para CNN. Esas palabras agotaron la paciencia de Bogotá.

En el momento más álgido, la Cancillería colombiana llegó a anunciar el mes pasado la expulsión de un grupo de diplomáticos de la Embajada de Argentina en Bogotá, pero tanto Petro como Milei frenaron la previsible cadena de represalias al anunciar, en un comunicado conjunto de sus cancillerías, una etapa de reconciliación. Colombia acordó entonces devolver a Buenos Aires al embajador Romero, llamado a consultas desde enero, y aceptar las credenciales del representante argentino en Bogotá propuesto por Milei.

El conflicto diplomático con Colombia ha sido uno de los muchos generados por el líder ultraderechista en la región. Desde que asumió el poder en diciembre, el Gobierno argentino ha tenido encontronazos también con Venezuela, con México y con Chile. En cada ocasión, la Cancillería argentina ha trabajado en silencio para limar asperezas. Con el encuentro de este viernes en Bogotá, desde Buenos Aires dan por cerrada la crisis.

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