Bogotá innova con la primera clínica de género pública de Colombia
El Hospital de Chapinero creó en diciembre una ruta de atención especializada para la comunidad LGBTIQ+
Por al menos un año María Alejandra Josa, de 26 años y estudiante de psicología, intentó conseguir una cita con un endocrino a través de su EPS. Anhelaba iniciar su reafirmación identitaria, pero en su natal Pasto solo había un especialista para toda la ciudad. La cita nunca llegó. Angustiada y sin mucha información, decidió consultar con conocidos y empezó a tomar estrógenos por su cuenta. Tiempo más tarde se radicó en Bogotá, y en medio de exámenes de chequeo supo que la automedicación tuvo efectos negativos en su cuerpo. Por suerte, era un buen momento para tratarlos. Esa asesoría y diagnós...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Por al menos un año María Alejandra Josa, de 26 años y estudiante de psicología, intentó conseguir una cita con un endocrino a través de su EPS. Anhelaba iniciar su reafirmación identitaria, pero en su natal Pasto solo había un especialista para toda la ciudad. La cita nunca llegó. Angustiada y sin mucha información, decidió consultar con conocidos y empezó a tomar estrógenos por su cuenta. Tiempo más tarde se radicó en Bogotá, y en medio de exámenes de chequeo supo que la automedicación tuvo efectos negativos en su cuerpo. Por suerte, era un buen momento para tratarlos. Esa asesoría y diagnóstico se lo dieron en la clínica de género, un espacio especializado para atender personas con experiencias de vida trans en el Hospital de Chapinero, una entidad pública de la ciudad. A tres meses de inaugurada, la clínica ya ha atendido alrededor de 200 pacientes.
Juana Ferrer también se enfrentó a obstáculos para acceder a algunos servicios de salud. Inició su tránsito hace una década, pero por un año batalló con dilaciones de su EPS para la toma urgente de exámenes. Solo gracias a una tutela logró una cita con el especialista que necesitaba, quien la remitió al Hospital de Chapinero. Allí conoció la clínica de género donde, según cuenta, ha continuado su tratamiento médico sin problemas. Las múltiples trabas que vivieron Juana y María Alejandra son una constante para las identidades trans. Así lo había advertido la Organización Panamericana de la Salud, que señaló que en Latinoamérica las personas con experiencias de vidas trans afrontan serias dificultades en el acceso a los servicios médicos.
Esos escollos en el acceso, o la estigmatización y la mala praxis, han llevado a que muchas personas trans decidan iniciar su reafirmación de género con prácticas inseguras o muy costosas. En 2019, la oenegé Colombia Diversa sondeó a mujeres trans en Bogotá y encontró que el 96% había acudido a mecanismos informales para transformar sus cuerpos. Entre 2013 y 2018 se documentaron 10 muertes de mujeres trans por transformaciones corporales peligrosas.
Andrés Martín, abogado de Colombia Diversa y quien lleva varios casos relacionados con problemas en la reafirmación de género, señala que las barreras se dan desde el inicio del proceso, con situaciones en las que se les juzga, no se les trata con su nombre identitario o se les somete a cirugías innecesarias. “Hay unos vacíos legales y administrativos bastante graves. A hoy no hay ninguna guía, ruta o protocolo para la atención de personas trans en sus procedimientos de reafirmación identitaria”, sostiene. “Y se suma la poca capacitación del personal médico”, agrega.
Ante esas constantes denuncias, y con la intención de prevenir riesgos, saldar la deuda histórica y proteger el derecho a la salud, nació la clínica de género en una ciudad en la que habitan al menos 4.000 personas que se identifican como trans, según la Secretaría Distrital de Planeación. Natalia Baquero, médica y funcionaria de la Secretaría de Salud, cuenta a EL PAÍS cómo surgió la iniciativa. “La Secretaría de Salud ha concebido una política pública de atención para la población LGBTIQ+. En el marco de esta, desde junio de 2023 empezamos a trabajar la idea de hacer una prueba piloto con la Subred Norte [una de las redes de clínicas y puestos de salud del Distrito] para implementar lo que llamamos clínica de género, enfocada en garantizar el derecho integral en salud y apoyar a personas transgénero que están en proceso de tránsito”, detalla.
El piloto, una serie de consultorios especializados en el segundo piso del Hospital de Chapinero, dio sus primeros pasos en septiembre de 2023, y se inauguró de forma oficial en diciembre. Arrancó con siete especialidades: endocrinología, psiquiatría, dos cirujanos plásticos, psicólogos, auxiliar de enfermería y un ginecólogo. La Secretaría eligió a ese centro médico para el piloto por el arraigo que tiene la comunidad LGBTIQ+ en esa localidad del nororiente bogotano.
De acuerdo con Baquero, pese a que el espacio se impulsó desde la Alcaldía de Claudia López, hay consonancia total con el nuevo alcalde, Carlos Fernando Galán, y se piensa reforzar la clínica. En paralelo, explica, han hecho pedagogía con el personal del Hospital, desde administrativo y médico, con la intención de prevenir malos tratos y promover un manejo cuidadoso.
El ginecólogo Néstor Giraldo, quien conformó al equipo de profesionales del programa, explica lo aprendido en estos meses. “Ha sido un desafío enorme en lo personal y lo técnico, pero es satisfactorio porque con el tiempo uno ve la fidelización del paciente al programa”, dice en conversación con este diario. María Alejandra es ejemplo de ello. Afirma que se ha sentido bien atendida y que le han asignado todas las citas que requiere. “El trato es respetuoso, ya conocen las palabras precisas para referirse a nosotras, no se confunden. Muchas veces en otros lados te preguntan cómo te nombran o miran con recelo la cédula”.
Los desafíos
Para Martín, el abogado de Colombia Diversa, el piloto es un gran avance. “Es un ejemplo a seguir en Colombia para la salud trans, pues garantiza al paciente una atención adecuada de acuerdo con sus necesidades y un grupo de especialistas enfocado en esas necesidades particulares, como sucede con la reafirmación identitaria”. Aun así, apunta a que el problema es más amplio, y demanda más medidas. “Las facultades de medicina deben fortalecer su enfoque diferencial y de género. No se puede seguir perpetuando la patologización de las identidades trans”.
Baquero coincide. “El cambio de paradigma, el cambio de la mentalidad de la gente es un reto. Esta es una sociedad muy conservadora, a la que le cuesta trabajo entender muchas cosas. Por eso hemos empezado a capacitar a todos, desde la persona que está parada en la puerta, el que abre el consultorio o la auxiliar de enfermería”. El ginecólogo Giraldo asegura que su equipo viene identificando puntos por mejorar. “Sus aportes suelen ser para que vayamos optimizando la ruta de acceso. Que haya la menor cantidad de barreras posibles”, expresa.
La Secretaría de Salud tiene planes para la clínica de género. Baquero explica que este año esperan acercarse a todas las aseguradoras de la ciudad, sean públicas o privadas, EPS o de regímenes especiales, con la intención de ampliar su cobertura en la Clínica, pues hasta el momento solo está disponible para afiliados a Capital Salud y Famisanar. Por su parte, Juana opina que la clínica ha sido un paso enorme para protegerla y proteger a la población trans; además, le significa dejar de estar en el olvido. “Nuestra comunidad debería contar con mucho más apoyo. Más en el área de salud, que es un derecho fundamental y no se debe dilatar, ni violar. Para mí es importante tener estos espacios en los que se nos trate de forma digna”, afirma. Acto seguido anuncia con emoción que ya le dieron vía libre para su feminización facial. Sonríe.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y aquí al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.