Un exconcejal de Saravena, Arauca sufre un atentado en un retén ilegal del ELN

Luis Naranjo, su hermana y su sobrina salieron ilesos del enfrentamiento, que ocurrió el pasado 31 de diciembre, e incluyó una persecución de ocho kilómetros y un accidente de automóvil

Captura de un video difundido en redes sociales del ataque al exconcejal Luis Naranjo.

El exconcejal del Centro Democrático del municipio de Saravena, Arauca, Luis Naranjo, ha acusado este miércoles a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que en agosto firmó un cese al fuego bilateral de seis meses con el Gobierno, de dispararle en un retén ilegal. Ha narrado que el pasado 31 de diciembre regresaba a Saravena de la localidad vecina de Tame en su camioneta blindada, ac...

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El exconcejal del Centro Democrático del municipio de Saravena, Arauca, Luis Naranjo, ha acusado este miércoles a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que en agosto firmó un cese al fuego bilateral de seis meses con el Gobierno, de dispararle en un retén ilegal. Ha narrado que el pasado 31 de diciembre regresaba a Saravena de la localidad vecina de Tame en su camioneta blindada, acompañado por su hermana adulta y su sobrina de 8 años. Hacia la 13:00 horas llegaron a un sitio conocido como Caranal y se encontraron con un grupo de hombres armados que llevaban brazaletes del ELN, según contó el exconcejal en Noticias Caracol. Aunque terminaron ilesos, vivieron una pesadilla.

Al llegar al caserío del municipio de Fortul, Naranjo vio que “dos sujetos armados” se le “venían encima”. Cuenta que, rápidamente, dio vuelta a la camioneta para darse la fuga. Los hombres empezaron a dispararles, a plena luz del día y con varios otros vehículos en la vía. Todavía acelerando, con la esperanza de escaparse del peligro, miró hacia atrás y vio que una moto venía tras ellos, con dos hombres. El parrillero agarró un fusil y empezó a disparar “indiscriminadamente”, contó el político.

Durante más de ocho kilómetros, dice, hizo “maniobras para tratar de evitarlos” y proteger a su hermana y su sobrina: “El miedo mío era que uno de sus proyectiles pudiese pasar el blindaje del vehículo”. Explicó que no temía “tanto” por su propia vida, “porque yo sé que he sido declarado objetivo militar por parte de este grupo guerrillero desde el pasado 2016″. Su temor, dijo, siempre fue su sobrina y su hermana.

Finalmente, tras una dramática persecución, Naranjo perdió el control del vehículo y se estrelló contra un poste. No terminó ahí; los delincuentes siguieron disparando, narró el exconcejal. Abrió la puerta y les gritó que llevaba una niña, que no dispararan más. Los guerrilleros se acercaron. “Uno de los hombres me bajó, me tiró hacia el costado. Empezaron a golpearme, accionó su arma y, gracias a Dios, creo que no tenía munición en su proveedor”, contó. Fue en ese momento que vio los brazaletes del ELN. Uno de los hombres, según Naranjo, se identificó como integrante del grupo, la misma guerrilla que, hace ocho años, intentó matarlo por primera vez.

Tirado en el suelo, el exconcejal empezó a rogar por su vida y la de sus familiares. Mintió sobre su identidad y se identificó como “un ingeniero que trabaja en Bogotá”. Según él, los hombres armados le dijeron que no se preocupara por las niñas porque las iban a mandar a Saravena en un taxi. Naranjo, sin embargo, tendría que “acompañarlos”.

El político temió que lo secuestraran y que se dieran cuenta de su verdadera identidad. Los guerrilleros lo hicieron arrodillar sobre la vía y, en un momento que quedó grabado por un transeúnte, su sobrina de ocho años les suplicó clemencia. “Por favor no asesinen a mi papá”, les gritó, vestida de un tutú rosado. Ella también mintió sobre la identidad de su tío.

Momentos después, la hermana y la hija del político pudieron subirse a un vehículo que pasó por la zona. Enseguida, en un golpe de suerte, los guerrilleros se distrajeron debatiendo sobre qué hacer con Naranjo, quien contó que aprovechó para subirse a la camioneta. “Y, bendito sea Dios, pudimos salir de ese punto”, recordó. Se escaparon y se trasladaron a la estación de Policía más cercana, la de Fortul, donde por fin estuvieron a salvo.

Anteriores intentos contra su vida

Fue al menos el tercer intento contra la vida de Naranjo. Miembro del partido de derechas del expresidente, Álvaro Uribe, desde hace años critica a las guerrillas. En diciembre de 2016, cuando tenía 27 años y ejercía como concejal de Saravena, en el corazón de una región con fuerte presencia del ELN llamada el Sarare, el político estaba celebrando una novena en una casa con sus seres queridos cuando explotó una granada de fragmentación cerca de la vivienda. Hubo un intercambio de disparos entre un escolta de Naranjo, que salió ileso, y los atacantes, quienes se dieron la fuga en moto. Naranjo luego señaló al ELN como responsable.

El primero de enero de 2022, en la misma vía que comunica a Saravena a Tame, de nuevo a la altura del municipio de Fortul, el exconcejal se encontró con otro retén del ELN. Los guerrilleros intentaron pararlo, pero su conductor y escolta de la Unidad Nacional de Protección (UNP) se rehusó y aceleró. “Eso fue en cuestión de segundos, cuando empecé a escuchar cómo los disparos de fusil impactaban en la camioneta”, narró el político en ese entonces. Al menos diez balas impactaron el vehículo. Nadie resultó herido. Tan solo cuatro meses después, en abril de ese año, un hombre del esquema de seguridad designado al político por la UNP murió en una balacera en Saravena.

Ubicado a seis kilómetros del estado de Táchira, Venezuela, Saravena ha sido plagado desde hace años por la violencia de los grupos armados ilegales. En 2022, tenía uno de los mayores índices de homicidio del mundo (181 por 100.000 habitantes). Ese año, se registraron 119 homicidios en la urbe de unos 47.000 habitantes, según la Defensoría del Pueblo. De acuerdo con Naranjo, la zona está “bajo el dominio del ELN”. El 2023 no fue una excepción

En marzo, el ELN atacó con explosivos a un cantón militar en el municipio y un oficial terminó herido. Al día siguiente, un francotirador de la guerrilla disparó a un soldado colombiano que trabajaba en la zona. Murió dos semanas después en un hospital de Bogotá. La violencia no se detuvo. En noviembre, el ELN secuestró a cinco vendedores ambulantes en la ciudad, entre ellos, dos adolescentes de 16 años. Los liberó tras una semana en cautiverio.

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