Rescatados de Gaza, ahora quieren tener una nueva vida en Barranquilla

Un decreto del presidente Gustavo Petro permite a la familia Almassri ser evacuada de la zona de guerra en Oriente Próximo y obtener la nacionalidad colombiana

Samaher Ali Zaiyd Almassri, su esposo Basel Zaid El Sahli y sus hijos Mohammad, Wesam y Ali, en Barranquilla (Colombia).CARLOS PARRA RIOS

Mientras caían las primeras bombas de Israel sobre la Franja de Gaza, Basel Zaid El Sahli se encontraba lejos de su familia. Estaba en El Cairo (Egipto) por un procedimiento quirúrgico. Su esposa y sus hijos estaban en Jan Yunis, en el sur de la Franja. Quedaron atrapados en medio de la guerra. El hombre no sabía qué hacer. Por los cortes de energía en Gaza, apenas lograba comunicarse con su esposa. La angustia consumía a Zaid El Sahli. Un mes después, y tras tocar muchas puertas, el presidente ...

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Mientras caían las primeras bombas de Israel sobre la Franja de Gaza, Basel Zaid El Sahli se encontraba lejos de su familia. Estaba en El Cairo (Egipto) por un procedimiento quirúrgico. Su esposa y sus hijos estaban en Jan Yunis, en el sur de la Franja. Quedaron atrapados en medio de la guerra. El hombre no sabía qué hacer. Por los cortes de energía en Gaza, apenas lograba comunicarse con su esposa. La angustia consumía a Zaid El Sahli. Un mes después, y tras tocar muchas puertas, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, le abrió una que, a su juicio, les salvó la vida.

Con el decreto 1997 del 21 de noviembre, el primer mandatario decidió naturalizar como colombiana a la madre, Samaher Ali Zaiyd Almassri. La norma fue tramitada en tiempo récord y le permitió a la familia ser repatriada. Una posibilidad antes remota, pues, a pesar de que Basel Zaid El Sahli tiene doble nacionalidad ―palestina y colombiana―, igual que sus hijos, ese no era el caso de la mujer. Con la decisión del presidente colombiano, los Almassri pudieron volar juntos con lo poco que les quedaba y aterrizaron en una ciudad al otro lado del continente: Barranquilla.

El mayor de los hijos, Mohammed Al-Masry, de 21 años, es quien se encarga de hablar con la prensa. Es el único que, además de árabe, habla algo de inglés. Recuerda con nostalgia cómo era su vida antes del 7 de octubre. Rememora que no vivían con lujos y se sostenían con los ingresos obtenidos de la granja que tenía su padre, mientras la madre se dedicaba al trabajo del hogar. Él, estudiaba Tecnología en la Universidad Islámica de Franja de Gaza, la más grande de la región y con renombre en el mundo árabe.

De todo eso solo quedan los recuerdos. La universidad fue bombardeada a inicios de noviembre después de que Israel alegara que allí se entrenaban milicias de Hamás. Ni una pared de su casa, ni al menos una gallina de las cientos que llegaron a tener en el patio contiguo, queda en pie. El joven explica que, cuando su madre y sus hermanos tuvieron que huir, se llevaron apenas la ropa que tenían puesta. “La gente en Gaza está esperando el día de su muerte”, señala Mohammed a EL PAÍS.

Samaher Ali Zaiyd, el 28 de noviembre.CARLOS PARRA RIOS

Aunque el padre es origen colombiano, solo vivió tres años en Barranquilla antes de regresar a Palestina, donde estuvo hasta el pasado viernes. Lo que sabe de Colombia le viene de historias que le contaron sus abuelos colombianos hace años. Entre risas, recuerda que le hablaron del sofocante calor que hacía en su natal departamento de Atlántico. Lo que no imaginó nunca es que ese sería el lugar donde tendría que empezar de cero. Pero se le escucha optimista, quiere que sus hijos estudien allí. Los últimos días de la familia en Jan Yunis fueron traumáticos. “Volvimos a la época de las cavernas. La única forma de moverse era en camello porque no había combustible. En Gaza ya no queda nada. Lo destruyeron todo”, apunta.

La decisión de Gustavo Petro no fue una sorpresa. Desde que se inició el conflicto, no ha escatimado en mensajes a favor del pueblo palestino. Se ha ido de frente contra la arremetida israelí y ha tomado medidas diplomáticas que le han valido desde críticas y aplausos. Hace una semana, anunció que solicitará ante la ONU la incorporación de Palestina como miembro pleno, y antes había afirmado que abrirá una embajada en Ramala, capital administrativa de Palestina. También llamó a consultas hace unas semanas a su embajadora en Israel. “Colombia no apoya genocidios”, publicó entonces en su cuenta de X.

Para esta familia, ese apoyo decidido del presidente les ha salvado de terminar como sus amigos o familiares en Gaza. “Muertos o pasando días heridos sin medicamentos porque no hay medicina suficiente en la zona”, explica Mohammed. Padre e hijo se explayan en agradecimientos a toda la misión diplomática colombiana y a la comunidad árabe en Colombia, en Egipto y en Israel.

La ciudad más grande del Atlántico tiene una enorme diáspora palestina que llegó a principios del siglo pasado a la región. Muchas personas aterrizaron en el Caribe luego de huir del conflicto en Oriente Próximo y aprovechando el puerto, donde podían desarrollar sus habilidades comerciales. Con los años, incluso se hicieron un lugar entre la alta sociedad caribeña. Tanto así que actualmente algunas personas de la diáspora ocupan espacios y cargos de poder en la vida social, política, académica o cultural del país. El embajador de Palestina en Colombia, Rauf Al Malki, calcula que hay al menos 100.000 colombianos de origen palestino.

El joven Mohammed, así esté a miles de kilómetros y en otra zona horaria, se niega a desentenderse de lo que continúa viviendo su pueblo. A lo largo de la entrevista recalca que no es necesario ser árabe para informarse y solidarizarse. Así que, usando una herramienta de traducción web, hace sus primeros pinos en el activismo digital. Se ha creado una cuenta en la red social X y en su perfil se describe así: “Colombo Palestino, superviviente del genocidio israelí en Gaza, lucho por una Palestina sin ocupación y apartheid”. Ya tiene más de 300 seguidores y algunas fotos de Barranquilla, que también está cerca del mar como su Gaza natal, lo que no le permitirá olvidar su hogar.

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