Un hombre con suerte llega a Casa de Nariño
Quienes vieron irse a Álvaro González Hollman del ICBF soñaron que nunca más un funcionario así volvería a un cargo en el Gobierno del cambio. Vaya sorpresa al ver que ahora aterriza más cerca del presidente
Álvaro González Hollman es un hombre con suerte. Hace un mes renunció al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (no precisamente porque estuviera haciendo bien su trabajo) y en pocos días consiguió una nueva oportunidad laboral dentro del Gobierno y en condiciones infinitamente mejores. Ahora será el Consejero Presidencial para la Reconciliación, cargo del que salió ayer despedida por el presidente la otrora amiga de la primera dama, Eva Ferrer....
Álvaro González Hollman es un hombre con suerte. Hace un mes renunció al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (no precisamente porque estuviera haciendo bien su trabajo) y en pocos días consiguió una nueva oportunidad laboral dentro del Gobierno y en condiciones infinitamente mejores. Ahora será el Consejero Presidencial para la Reconciliación, cargo del que salió ayer despedida por el presidente la otrora amiga de la primera dama, Eva Ferrer.
Lo curioso es que mientras a Eva le piden la renuncia a Casa de Nariño por una indelicadeza con la vida privada de la primera dama, González Hollman se vio abocado a renunciar al ICBF no porque estuviera cansado, sino por sus constantes indelicadezas en asuntos de contratación dentro de la subdirección que tenía a su cargo, además de graves acusaciones sobre corrupción hechas por más de una veintena de operadores del ICBF en el departamento de Bolívar, en donde durante varios meses el señor González estuvo como director regional encargado.
Álvaro González es un hombre con suerte porque en enero de 2023 fue nombrado en el ICBF, por la entonces directora Concha Baracaldo, no por su gran conocimiento y experiencia en los asuntos relacionados con primera infancia, sino gracias a su padrino político, Vicente Blel, quien lo recomendó muy bien y le dejó tarea.
Según denunciaron los operadores del ICBF, en junio pasado apartaron sin ningún motivo de la dirección regional de Bolívar a Viviana del Rosario Rojas y en su lugar nombraron director encargado a González, en vez de dejar a alguien en propiedad. Fue así como en cuestión de horas el director nacional de Primera Infancia se olvidó de que tenía a su cargo una misión de carácter nacional en el ICBF y se concentró únicamente a despachar y trabajar por el departamento de Bolívar.
En las oficinas del ICBF en Cartagena terminaron trabajando González y su grupo de asesores de la dirección de Primera Infancia, quienes también se olvidaron de su función de carácter nacional para concentrarse en la operación del Bienestar Familiar seccional Bolívar.
Relatan los operadores en su denuncia que los asesores Marcos Hernández, Franklin Salas, Tania Racedo, Óscar Rodríguez y Rafael Carvajal empezaron a organizar reuniones con los operadores del ICBF en el departamento para indicarles que en las elecciones territoriales del 29 de octubre debían ellos y sus trabajadores apoyar la candidatura de Yamil Arana, si no se podían complicar sus contratos con el Instituto.
Hubo presiones. Hubo amenazas. Hubo miedo. Tanto que los operadores se unieron para denunciar públicamente lo que acontecía y González cayo en desgracia. La directora del ICBF, Astrid Cáceres, hizo hasta lo imposible para que el recomendado de Vicente Blel saliera del Instituto, pero su peso político lo mantuvo dos meses más en el cargo. Finalmente renunció.
Quienes lo vieron irse soñaron que nunca más un hombre así volviera a un cargo del Gobierno del cambio. Vaya sorpresa al ver que ahora aterriza en Casa de Nariño con mejor cargo, más cerca del presidente y con gobernador de Bolívar electo. Definitivamente, un hombre con suerte.
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