Alerta: empresa del Estado en quiebra
Ni en sus últimos años como Adpostal, ni en su existencia como 4-72, el servicio postal del Estado ha sido algo para enorgullecerse
Mis compañeros de trabajo se burlan de mí porque me preocupo por el servicio de los correos nacionales, mejor conocidos como 4-72. Tienen razón. Uno por qué se ha de preocupar de algo que lleva décadas mal sirviendo al país. Ni en sus últimos años como Adpostal, ni en su existencia como 4-72, el servicio postal del Estado ha sido algo para enorgullecerse. Las cartas se pierden, tardan eternidades, las encomiendas llegan con meses de retraso si es que llegan. Aunque hablar de correos parece ser algo del pasado, en realidad, hoy más que nunca un eficiente servicio postal es una necesidad. Estamo...
Mis compañeros de trabajo se burlan de mí porque me preocupo por el servicio de los correos nacionales, mejor conocidos como 4-72. Tienen razón. Uno por qué se ha de preocupar de algo que lleva décadas mal sirviendo al país. Ni en sus últimos años como Adpostal, ni en su existencia como 4-72, el servicio postal del Estado ha sido algo para enorgullecerse. Las cartas se pierden, tardan eternidades, las encomiendas llegan con meses de retraso si es que llegan. Aunque hablar de correos parece ser algo del pasado, en realidad, hoy más que nunca un eficiente servicio postal es una necesidad. Estamos en la era del comercio electrónico que tiene como socio ideal a un servicio postal eficiente. Lamentablemente, aquí estamos muy pero muy lejos de esa posibilidad. Pasan los años y las administraciones y esa gris entidad que es 4-72 se pone más y más gris.
Tal vez este Gobierno (que ama todo lo público) tenga que hacer la cirugía de urgencia que necesita 4-72. El momento es propicio: la empresa se está quebrando. Si no es que ya se quebró y llevan meses ocultándolo.
Basta con hacer un chequeo sobre la situación en que mantienen a clientes y proveedores para percibir la crisis de la empresa. Es el caso de grandes entidades del Estado como el SENA, la Dian, el Instituto Agustín Codazzi y el ministerio del Trabajo, en donde ya están evaluando iniciar procesos de incumplimiento a 4-72 por los servicios no prestados o represados. El lío es uno solo: no hay transporte. En este momento el servicio postal de los colombianos no tiene operador logístico para algunas de las regiones del país. Es decir: nada se mueve.
Desde el 30 de mayo no hay contratos de transporte. Mire su calendario. Calcule el número de días. Es una vergüenza lo que está pasando con esta empresa. Y más vergonzoso es que el presidente de la entidad usa el mantra de la tranquilidad, cuando a su alrededor todo es un caos.
Según la información pública, las pérdidas acumuladas superan los 60 mil millones de pesos. Y mientras que sus gastos se han incrementado en cerca del 40% en los últimos años, su flujo de envíos ha caído más del 55%. Un analista serio señalaría lo inviable que es la empresa y pensaría en liquidarla; sin embargo, es una empresa del Estado y algo debería hacerse para sacarla de esa situación.
¿Son viables los correos nacionales? Esa pregunta se responde de manera sencilla: ¿acaso no han florecido empresas como Servientrega o Interrapidísimo como consecuencia del pésimo servicio de 4-72? Los correos y los envíos son un gran negocio, pero debe ser administrado como empresa y no con recomendados políticos, cuyo último propósito pareciera ser el conseguir que nuestros correos públicos sean competitivos.
En muchos, muchos lugares del mundo los correos son un estandarte del Estado. Están en cada pueblo y ciudad. En algunos casos hasta funcionan como bancos, pues esa ubicuidad los hace perfectos para tener corresponsales en todo el territorio.
Aquí nos reímos de una tragedia. Una penosa historia que es radiografía de la forma en que nos gobiernan.
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