La culpa es de los medios de comunicación

Como hay que respetar la ‘libertad de prensa’ y no se pueden clausurar porque quedarían en evidencia de su violación, hay que señalarlos de ser los enemigos del cambio que el país necesita

Gustavo Petro, ante varios periodistas, el pasado 30 de mayo.Gustavo Moreno (AP)

Cada vez hace más carrera la tesis de que los medios de comunicación son los culpables del “golpe blando”, figura cuya definición no es muy precisa pero que en términos generales hace referencia, según el periódico El Colombiano, a un ataque no directo ejercido por sectores políticos, ejecutivos o judiciales que pretenden obstaculizar o irrumpir iniciativas o ideas adelantadas por el Gobierno Nacional. En realidad, ...

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Cada vez hace más carrera la tesis de que los medios de comunicación son los culpables del “golpe blando”, figura cuya definición no es muy precisa pero que en términos generales hace referencia, según el periódico El Colombiano, a un ataque no directo ejercido por sectores políticos, ejecutivos o judiciales que pretenden obstaculizar o irrumpir iniciativas o ideas adelantadas por el Gobierno Nacional. En realidad, se trata de un ardid para justificar todas las dificultades que afecten al Gobierno. Si los medios de comunicación interpretan la caída de los ministros y la califican como crisis, eso es el golpe blando. Si los medios hacen una crónica en la que se proponen modificaciones a los proyectos del Gobierno, eso es golpe blando. Si la Procuraduría sanciona a unos parlamentarios que se emborrachan y la toman contra la Policía, eso es golpe blando. Si se arma un despelote entre los colaboradores más cercanos al presidente de la República y la crisis llega a la Comisión de Acusaciones, ese es el golpe blando.

Como los medios son de propiedad de grupos económicos ―porque si no, no existirían, se habrían quebrado―, esos medios son los grandes inspiradores del golpe blando. Quiere decir que los periodistas que trabajan profesionalmente en esos medios están fletados por sus propietarios. Si no hacen lo que les ordenan o actúan contra la opinión de sus dueños, los botan. Como hay que respetar la libertad de prensa y no se pueden clausurar porque quedarían en evidencia de su violación, hay que señalarlos de ser los enemigos del cambio que el país necesita y por eso se oponen a las reformas que se discuten para convertirse en leyes de la República. La repetición de los ataques a la prensa a través del Twitter exacerba las redes sociales y pone en riesgo y la seguridad de los periodistas. El Gobierno no se equivoca, es la narrativa de los medios de comunicación.

El golpe blando ha cambiado los escenarios de la política en Colombia. Salimos de la Comisión Séptima de la Cámara y de las plenarias de Senado y de Cámara. Ahora las imágenes de la televisión y los micrófonos de la radio van para la Comisión de Acusaciones, la encargada de conocer de las denuncias penales contra altos destinatarios del Estado: presidente o quien haga sus veces, fiscal general de la Nación y magistrados de la Corte Constitucional, de la Corte Suprema de Justicia, del Consejo de Estado y del Consejo Superior de la Judicatura. Allí tendrán que analizar las denuncias en su contra, que el jefe del Estado ha calificado de apresuradas y de constituirse en golpes blandos. Ya hay tres denuncias penales radicadas por parte de miembros de la oposición. Es posible que lleguen más. El presidente ha dicho que, de las grabaciones conocidas hasta ahora, no hay ningún delito que pueda ser imputable a su persona, y agregó: se trata de un simple intento de golpe blando para detener la lucha contra la impunidad.

Por otra parte, vienen las denuncias contra el fiscal general de la Nación, presentadas por algunos parlamentarios cercanos al Gobierno. Consideran que el alto funcionario se ha convertido en jefe de la oposición. La vicepresidenta fue más allá. Era de esperarse que la derecha ―dijo― no se iba a quedar quieta mirando cómo gobernamos en favor del cambio en Colombia. Como quien dice: Armando Benedetti y Laura Sarabia se dan en la jeta y la culpa es de la derecha.

El ministro del Interior declaró que la tempestad ya había pasado. Que solo faltaba establecer la verdad de lo sucedido. Quedan las inundaciones y las goteras.

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