Juan Carlos Losada: “La regulación del mercado de marihuana puede ayudar a disminuir el consumo de los menores de edad”
El congresista liberal promueve una reforma constitucional para legalizar la compraventa de cannabis recreativo de uso adulto que será debatida este martes en el Senado. En entrevista con EL PAÍS, explica que el cigarrillo es 114 veces más dañino que la marihuana
El representante a la Cámara por el Partido Liberal Juan Carlos Losada enfrenta este martes uno de los debates más trascendentales de su vida política. La comisión primera del Senado votará la reforma constitucional que legalizaría el mercado de la marihuana recreativa de uso adulto en Colombia. Si consigue 11 votos positivos de los 20 que hay en la sala, su proyecto bandera, que cuenta con...
El representante a la Cámara por el Partido Liberal Juan Carlos Losada enfrenta este martes uno de los debates más trascendentales de su vida política. La comisión primera del Senado votará la reforma constitucional que legalizaría el mercado de la marihuana recreativa de uso adulto en Colombia. Si consigue 11 votos positivos de los 20 que hay en la sala, su proyecto bandera, que cuenta con el apoyo del Gobierno de Gustavo Petro, pasará a su último debate en la plenaria, donde tiene muchas probabilidades de ser aprobado. De lo contrario, el modelo de prohibicionismo que ha padecido Colombia desde hace décadas continuará igual. “Yo estoy optimista. Tenemos los tiempos y creo que tenemos los votos”, dice Losada en entrevista con EL PAÍS.
Losada (Bogotá, 44 años) recuerda que la idea de proponer la legalización de la compraventa de marihuana surgió de una conversación con su amigo y antiguo compañero de bancada Juan Fernando Reyes Kuri. “Estábamos hablando de lo difícil que era conseguir un bareto en la época en la que yo consumía. Era una locura peligrosa tener que meterse en una olla a comprarle marihuana a un jíbaro”, dice Losada, y aclara que desde hace 15 años no fuma cigarrillo, no bebe alcohol y no consume ninguna droga. “Soy abstemio”. Después de estudiar cómo Estados Unidos, Canadá, Uruguay y otros países estaban evolucionando en la legalización de la marihuana, Losada y Reyes Kuri concluyeron que Colombia debía seguir el mismo camino. “Colombia ha sido el epicentro de la fallida lucha internacional contra las drogas, basada en el prohibicionismo. Hemos puesto los muertos. Tenemos la legitimidad para promover un nuevo enfoque de regulación”.
Al lado del escritorio de Losada, en su oficina en el segundo piso del Congreso, hay un afiche que dice “Trabajar menos, trabajar todos, producir lo necesario. Redistribuir todo“. El congresista insiste en que su lucha es por la garantía plena del derecho a la libertad y afirma que regular el cannabis recreativo puede traerle grandes beneficios económicos a Colombia. “Es un mercado de más de cuatro billones de pesos”.
Pregunta. ¿En qué consiste la reforma constitucional para legalizar el cannabis de uso adulto?
Respuesta. Nuestro proyecto busca permitir que en Colombia haya un mercado legal del cannabis. Desde 1986 es legal el porte y el consumo de la dosis personal, que es hasta 20 gramos, y es legal también el autocultivo de hasta 20 plantas por persona ¿Qué sentido puede tener que en un país donde es legal consumir, portar y cultivar, sea ilegal vender y comprar marihuana? Es un absurdo que ha empujado a los consumidores a comprar a redes delictivas. Es una contradicción que no tiene ningún sentido. La prohibición solo ha beneficiado a jíbaros o narcotraficantes, que se han quedado con los casi cuatro billones de pesos anuales que vale el mercado ilegal del cannabis en nuestro país.
P. Usted ha insistido en que la marihuana es mucho menos nociva y peligrosa que otras sustancias que son legales. ¿Qué evidencia hay?
R. En Colombia está regulado el tabaco y el alcohol. El tabaco mata ocho millones de personas al año en el planeta y es 114 veces más dañino que la marihuana. Según un estudio publicado en la revista científica The Lancet el impacto del alcohol para el consumidor y las personas de su entorno es 3,5 veces menor que el de la marihuana. En una tabla de 0 a 100 en peligrosidad, el alcohol obtiene 72 puntos y la marihuana 20. ¿Qué sentido tiene mantener en la ilegalidad la venta y compra de una sustancia menos dañina que otras que son legales? Es el contrasentido más incomprensible de nuestra legislación.
P. Senadores como María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, o Jota Pe Hernández, del Partido Verde, insisten en que un cannabis legal sería la puerta de entrada a otras drogas e incentivaría el consumo en menores de edad, ¿qué les responde?
R. Primero, que lean de manera más juiciosa el proyecto. Y segundo, que se atengan a la evidencia internacional. El proyecto tiene varias medidas para proteger a los menores de edad, niños, niñas y adolescentes. Por ejemplo, no se va a poder vender cannabis de cualquier manera, sino con una licencia. Se restringe el porte y el consumo en las instituciones educativas o en áreas comunes de propiedad horizontal. Además, hay evidencia internacional: en Estados Unidos acaban de publicar un estudio riguroso que muestra que en el 75% de los 19 estados donde se ha regulado el cannabis de uso adulto, en niños y jóvenes no solo no creció el consumo, sino que se redujo. Eso demuestra que la regulación puede ayudar a disminuir el consumo de los menores de edad porque se pueden hacer verdaderas campañas de prevención con información de alta calidad, algo muy difícil con la prohibición. También se retrasa la edad de entrada del consumo. En el prohibicionismo, las bandas delictivas con las que tienen el control de las sustancias son y de manera antiética van a buscar a los niños al colegio para convertirlos en clientes y, más triste todavía, ofrecen sustancias muchísimo más nocivas. Es una torpeza creer que en el prohibicionismo hacemos mejores políticas públicas que en el mercado regulado.
P. ¿Qué significaría para el mundo que Colombia legalice el mercado de cannabis?
R. Colombia ha sido el epicentro de la fallida lucha internacional contra las drogas, basada en el prohibicionismo. Colombia ha puesto los muertos, ha puesto el estigma, ha visto cómo los dineros del narcotráfico han corrompido su sociedad y han erosionado los cimientos de su democracia. Tuvimos que ver al propio Pablo Escobar sentado en el Congreso de la República. Por eso tiene toda la legitimidad del mundo que plantee un nuevo enfoque de política antidrogas a través de la regulación de la marihuana recreativa. Que Colombia tome la decisión política de regular el cannabis sería un mensaje muy poderoso para el mundo de que es hora de comenzar un camino distinto al prohibicionismo y empezar a dar pasos hacia un modelo de regulación.
P. ¿Cuál sería el impacto en términos políticos y de desarrollo para una sociedad conservadora como la colombiana?
R. Significaría la plena garantía de un derecho y de una libertada individual. El maestro Carlos Gaviria Díaz, que escribió la sentencia C-221 de 1993, ratificó el porte y consumo de la dosis personal y estableció su conexidad con el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Si una sociedad quiere asumir la libertad de manera plena, pone al Estado unos límites sobre lo que puede exigirle hacer o no a un ciudadano. La decisión íntima que es el consumo de sustancias es parte del núcleo esencial de la libertad. Ante todo, estamos defendiendo un derecho.
P. ¿Y en términos económicos?
R. La regulación del cannabis recreativo puede traer grandes beneficios económicos. El cultivo de marihuana genera entre 17 y 22 empleos por hectárea, igual que el sector floricultor, el mayor generador de empleo rural del país. Otros cultivos de enorme rentabilidad, como la palma africana, generan entre 8 y 10 empleos por hectárea. Es decir, podría ayudar enormemente al desarrollo del campo colombiano.
P. ¿Tiene un cálculo estimado de cuánto dinero podría quedarle al Estado en impuestos?
R. Sabemos por la encuesta de drogas que debe haber por lo menos 1.400.000 personas que consumen marihuana. Es un mercado bastante grande. Si uno extrapola eso a lo que cuestan 20 gramos, la dosis personal, calcula que es un mercado de cerca de cuatro billones de pesos. ¿Cuánto le puede quedar al Estado? No hay certeza, pero imaginemos que en el primer año fuera medio billón de pesos. Sería algo sin precedentes.
P. ¿Tienen contemplado en qué si invertiría ese dinero?
R. Nuestro acto legislativo propone que vaya directamente a los territorios, una forma de hacerle justicia a las regiones víctimas del prohibicionismo. Ese dinero puede ser muy importante para las economías de las regiones rurales olvidadas. Además, proponemos que se destine de manera específica a salud, educación y agricultura.
P. ¿Por ejemplo en el departamento del Cauca?
R. Sí. Las ganancias serían significativas y nos ayudarían a parar uno de los conflictos más árduos de Colombia que está concentrado en el norte del Cauca: en Toribío, Caloto, y Corinto hay más de 7.000 hectáreas de marihuana ilegal que están custodiadas por hombres armados. Las comunidades están a merced de la ilegalidad; padecen problemas sociales de violencia y de conflicto. Si pudiéramos llevarlas a un mercado legal, estaríamos transformando la vida de esa región y de muchas otras, donde los cultivos de marihuana están relacionados con la violencia.
P. ¿Colombia podría volverse una potencia en el mercado del cannabis?
R. Con nuestras condiciones climáticas, tenemos unas posibilidades muy grandes de producir marihuana de alta calidad que puede ser exportada a los países que la hayan regulado. Colombia podría acceder a mercados como el de Estados Unidos, que en la actualidad tiene billones de dólares de ganancias. En EEUU, el cannabis es el quinto cultivo más rentable.
P. ¿Si este proyecto se aprueba, la gente podría comprar marihuana en las droguerías o en los supermercados?
R. El proyecto es una reforma a la Constitución que busca permitir la creación del mercado legal, pero no entra en detalles. Si se aprueba, se deberá hacer una ley que determine cómo será la regulación: si queremos que sea estatal, como en Uruguay, o de libre mercado, como en Estados Unidos o Canadá.
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