A Viva Air le quedan seis días de oxígeno
El próximo martes se vence el penúltimo salvavidas que le quedaba a la aerolínea con el proceso de recuperación empresarial para las empresas afectadas tras la pandemia. Avianca plantea serias dificultades para rescatarla
A la aerolínea de bajo coste Viva Air se le agota el poco oxígeno que le queda. Con una decena de aviones en tierra en el aeropuerto de Medellín, y a la espera de que el regulador deje en firme la fusión empresarial con Avianca, el próximo martes se vencen los 90 días de plazo que le otorga el plan de recuperación empresarial al que se acogió el 10 de febrero. Hasta ese día la resguarda una suerte de salvavidas diseñado por el Gobierno de Iván Duque para reestructurar las deudas de las c...
A la aerolínea de bajo coste Viva Air se le agota el poco oxígeno que le queda. Con una decena de aviones en tierra en el aeropuerto de Medellín, y a la espera de que el regulador deje en firme la fusión empresarial con Avianca, el próximo martes se vencen los 90 días de plazo que le otorga el plan de recuperación empresarial al que se acogió el 10 de febrero. Hasta ese día la resguarda una suerte de salvavidas diseñado por el Gobierno de Iván Duque para reestructurar las deudas de las compañías afectadas por la pandemia, que mantuvo con respiración artificial a una empresa al borde de la liquidación y atenazada por la devaluación del peso colombiano.
Serán seis días de tensa espera. Mientras tanto, los mensajes que llegan desde Avianca, la compañía que adelanta desde hace un año los trámites para absorber a Viva, no son alentadores. El vicepresidente global de operaciones de la aerolínea bandera, Frederico Pedreira, aseguró a este diario que Avianca desconoce la “realidad financiera u operacional de Viva. Lo que sabemos es lo que el país ha visto: una compañía que ha dejado de operar. Y que ha perdido aviones, empleados y capacidades”.
Pedreira recordó que ya se cumplen dos meses del cese de operaciones de Viva, y nueve sin una decisión en firme de la Aeronáutica Civil, un plazo durante el cual ha habido resoluciones a favor y en contra de un negocio sobre el cual se tienen serios indicios de que se habría sellado sin ser declarado ante el ente regulador. Por eso, cada prolongación de esta historia parece un estertor final más de una compañía aérea que llegó a ser la tercera por volumen de operación en el país.
El ingeniero aeroespacial portugués de 40 años, y portavoz de la compañía de capital salvadoreño y estadounidense, pero bandera colombiana, fue rotundo: si la low cost pierde las garantías de protección que le concede el proceso de reestructuración que adelanta ante la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, será “imposible que Viva vuelva a operar”. Avianca, además, se ha mostrado en contra de la batería de condicionamientos incluidos dentro de las resoluciones que han emitido, tanto la Aeronáutica como la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), para dar luz verde a la integración y a su vez garantizar la libre competencia en el mercado.
En el decreto de 2020 en el cual se amparó Viva se establece que una vez vencidos los 90 días estipulados, o el tiempo para cumplir con los “deberes a cargo del deudor, sin que se hubiere logrado el acuerdo de recuperación empresarial, se entenderá fracasado y se dará por terminado en los términos previstos (…)”.
Desde la aerolínea, la visión oficial es de optimismo, según le explicó un portavoz a EL PAÍS. “La organización continúa a la espera de una decisión en firme a favor de una alianza que será beneficiosa para la industria y sus pasajeros, pues le permitirá a la compañía acceder a la financiación que necesita para responder a sus obligaciones, salvaguardar los empleos y reiniciar sus operaciones al servicio de los colombianos. Estará en cabeza del accionista evaluar los pasos que se deben seguir frente a este proceso y el futuro de la compañía”, dijo por escrito.
Pero, con el tiempo en su contra, hoy se suma otro obstáculo más a la fusión, que es la única alternativa de la low cost a su liquidación. Se trata de los recursos presentados en segunda instancia por aerolíneas como la panameña Copa o la chilena Latam, dos competidoras inconformes con los términos de la primera decisión que avala la fusión, especialmente en asuntos técnicos de operación aeroportuaria como lo son los denominados slots, o franjas de despegue y aterrizaje. Esos alegatos abrieron una nueva fase del litigo y la negociación, lo que ha retrasado aún más un proceso que ya presenta síntomas de emergencia y tiene como trastienda la consolidación el grupo regional Abra, un nuevo competidor para la líder Latam conformado, por lo pronto, por Avianca y la brasileña Gol, la tercera más grande de ese país.
El vicepresidente de operaciones globales de Avianca ha llegado a afirmar en otros medios que hay aerolíneas que tienen como “objetivo que Viva no sea salvada”. En su discurso la palabra que más se repite es “imposible” y concluye en tono apocalíptico: “Los condicionamientos actuales son para una aerolínea que cuenta con 22 aviones. Pero hoy en día Viva solo tiene 10 y sin slots. Si los condicionamientos siguen así, no va haber Viva la próxima semana”.
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