El plan financiero de 2023 subraya la apuesta del Gobierno por la sostenibilidad fiscal

El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, hizo énfasis en que se planea hacer el mayor ajuste fiscal en lo que va del siglo, al reducir el déficit un 2,8% del PIB

José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda de Colombia, en Bogotá, el 8 de septiembre de 2022.Nathalia Angarita (Bloomberg)

En tiempos usuales, el Gobierno Nacional presenta su plan de pagos e ingresos para el año, a finales de enero. Lo hace cuando el país ya está regresando a su ritmo normal después de las semanas de descanso, entre navidad y el festivo de reyes. Esta vez el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo decidió revelar ese plan financiero antes de esa temporada de ritmo bajo, lo que envía una señal de la importancia que le da a la organizació...

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En tiempos usuales, el Gobierno Nacional presenta su plan de pagos e ingresos para el año, a finales de enero. Lo hace cuando el país ya está regresando a su ritmo normal después de las semanas de descanso, entre navidad y el festivo de reyes. Esta vez el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo decidió revelar ese plan financiero antes de esa temporada de ritmo bajo, lo que envía una señal de la importancia que le da a la organización de sus cuentas, algo que ya había planteado al priorizar entre una batería de reformas la tributaria, que tiene entre sus mensajes centrales la lucha por reducir el déficit fiscal.

Esa idea, la de la sostenibilidad fiscal, fue central en la rueda de prensa que dio Ocampo. “Se cumple con creces la meta de déficit establecida por la Regla Fiscal”, es una de las conclusiones escritas en su presentación. “Estamos sobrecumpliendo la meta fiscal”, explicó de viva voz. El mensaje es que el Gobierno de Gustavo Petro mantiene en orden la casa, y por esa vía se aleja de las críticas de quienes, desde la campaña electoral, manifestaban el temor de que llegara una Administración laxa en términos fiscales, que pudiera llevar al Estado a un sobreendeudamiento. De hecho, al anunciar el plan fiscal en diciembre, el Ministerio de Hacienda marca un límite a las peticiones de las demás carteras por recursos, una puja que se suele dar en todos los Gobiernos.

Para llegar a esas conclusiones, el Ministerio parte de varios indicadores macroeconómicos. Uno es que prevé que la economía crecerá un 1.3%, más de lo que han calculado otros como el Banco de la República, cuya proyección más reciente es del 0.5%. Otra previsión es que la inflación será del 7.2%, una reducción frente al año actual (a noviembre iba en 12.2%) que sin embargo es más alta que lo que el mismo ministerio había previsto en agosto, del 5.3%. Otra más es que el dólar se mantendrá en los niveles actuales, de entre 4.700 y 4.800 pesos, mientras el Banco de la República calcula que estará en el orden de los 4.400 pesos. Y una más es que el petróleo esté en promedio a 94 dólares, un dato que incide en los impuestos que le pagan las empresas del sector y también en el monto del subsidio.

Con ese trasfondo, para el ministerio el eje de la reducción del déficit estará en los impuestos. Calcula que el próximo año recogerá no solo 20,3 billones de pesos adicionales gracias a la reforma fiscal, sino que recibirá 8,1 billones más gracias a que este año la actividad económica creció más de lo esperado. En el impuesto de renta, el efecto del movimiento de la economía se siente un año más tarde, porque las empresas y las personas trabajan durante un año y, aparte de las retenciones, pagan el impuesto al año siguiente. Para el director de investigaciones económicas de Corficolombiana, José Ignacio López, el anuncio muestra buenas noticias fiscales. “Podrían ser mejores, pero son positivas”, dice.

Esos ingresos extras se irán en buena medida para cerrar el hueco que dejó el aumento del petróleo y el no aumento del precio de la gasolina en las cuentas del Estado. El plan es inyectarle 7 billones de pesos adicionales a los inicialmente programados al Fondo de estabilización de los precios de los combustibles, un esquema que buscaba reducir el impacto de los vaivenes del precio del crudo en la gasolina, pero que terminó funcionando como un subsidio al consumo. Aunque el Gobierno Petro ha venido subiendo el precio de a 200 pesos mensuales desde octubre, el Fondo sigue acumulando un déficit que a la llegada del Gobierno iba por el orden de 28 billones de pesos, algo así como el doble del costo de la debatida compra de nuevos aviones de combate.

Además, planea aumentar el gasto en otros 16 billones de pesos, especialmente para financiar programas sociales propios del plan de gobierno de Petro, y pagar 5.5 billones de pesos más en intereses de la deuda por cuenta tanto de la devaluación del peso como de la subida de las tasas de interés en todo el mundo. Aunque con eso el gasto crecerá un 0.5% del PIB, el resultado final es bajar el déficit fiscal del 5.5% del PIB al 3.8%. Eso, en plata blanca, significa que el Gobierno espera poder gastar más, en línea con su programa que da una función más relevante al gasto social y al papel del Estado en la economía. Pero también espera pagar más intereses cerrar parte significativa del hueco que dejó la gasolina barata e igual avanzar en la senda de la reducción del déficit fiscal.

Un paso adicional para lograrlo sería lograr que alguna de las calificadoras de riesgo que le quitaron el grado de inversión a Colombia, Fitch y Standard & Poor’s, se lo vuelvan a dar. Eso porque tener ese grado es un requisito para que muchos fondos inviertan en una empresa o un Estado. Cuando lo pueden hacer, esas empresas o Estados pueden pagar menos intereses por su deuda. Algo clave para Colombia, que según el mismo plan financiero destinará a 1 de cada 6 pesos de lo que gaste en 2023 a pagar intereses.

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