Los presos que acaparan la atención en La Picota

Congresistas colombianos visibilizan en una cárcel de Bogotá el reclamo por la liberación de los detenidos en las protestas de 2021

Un interno dentro del penal de La Picota.VANNESSA JIMENEZ

La cárcel La Picota conmemora cada año el Día Internacional de los Derechos Humanos, que se celebra los 10 de diciembre. Pero el personal penitenciario sabe que este año es distinto: hay 10 reclusos que acapararán la atención. Son militantes de la organización Primera Línea, detenidos durante el estallido social de 2021. El Gobierno ambiciona liberarlos antes de Navidad. Y es eso lo que evidencia la visita del congresista Alirio Uribe este viernes. Con...

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La cárcel La Picota conmemora cada año el Día Internacional de los Derechos Humanos, que se celebra los 10 de diciembre. Pero el personal penitenciario sabe que este año es distinto: hay 10 reclusos que acapararán la atención. Son militantes de la organización Primera Línea, detenidos durante el estallido social de 2021. El Gobierno ambiciona liberarlos antes de Navidad. Y es eso lo que evidencia la visita del congresista Alirio Uribe este viernes. Con él, aparecen activistas, medios de comunicación y familiares que hablan de la promesa del presidente, Gustavo Petro.

Un guardia a las afueras del penal. VANNESSA JIMENEZ

El complejo penitenciario está en el suroccidente de Bogotá, rodeado de colinas en las que se ven las casas de ladrillo y chapa de varios asentamientos informales. Tiene 7.200 presos, distribuidos en edificios grises y monótonos. Dentro, tras varios controles de seguridad, hay una pequeña sala que desentona con el resto. Tiene un escenario, un telón rojo oscuro, unos instrumentos musicales, varios adornos navideños y una gigantografía de Jorge Eliécer Gaitán, el líder liberal asesinado en 1948. Allí es que se reúnen el viernes los participantes de una audiencia pública: congresistas, representantes del Gobierno, reclusos y guardias.

Uno de los asistentes es Fernando Urrea Martínez, un hombre de 23 años que se crio entre los campos de Boyacá y el caos citadino de Bogotá. Tuvo diversos trabajos para subsistir, desde guardia de seguridad y conductor de motocicleta hasta trabajador de una casa de arreglos ornamentales. Fue detenido en julio de 2021, pasó por varios establecimientos y acaba de llegar a La Picota, tras casi un año en una prisión de máxima seguridad en Santander. Está señalado como uno de los líderes de la Primera Línea, cercano a Sergio Pastor, alias 19. Ya está condenado, por crímenes de tortura y concierto para delinquir.

Al lado de Fernando se encuentra Laura Malaver. Es su novia desde junio de 2021, cuando se conocieron durante el campamento que los manifestantes armaron en la Universidad Pública de Kennedy. Ella es la única que lo visita siempre: Fernando está distanciado de su familia y tampoco quiere que lo vean en la cárcel. Laura dice que su novio es inocente y que nunca lo vio siquiera lanzar una piedra a la fuerza pública. “Usted por fuera parece una piedra, pero por dentro parece un osito de goma”, suele decirle.

Ambos permanecen callados durante la audiencia, que incluye reclamos tan variados como solventar el hacinamiento de las cárceles, mejorar la comida y rebajar penas. Están sonrientes, con las manos entrelazadas, en medio de un evento ecléctico en el que sobrevuelan citas a Gaitán, al expresidente sudafricano Nelson Mandela, al líder indio Mahatma Gandhi y a Simón Bolívar. Las difíciles condiciones de la cárcel se denuncian una y otra vez, con tonos de voz diversos en el enfado que transmiten. Mientras, toman nota los representantes Alirio Uribe y Etna Tamara Argote (ambos de Polo Democrático) y los asesores de otros congresistas.

Fernando Urrea Martínez fue detenido en julio de 2021, pasó por varios establecimientos y ahora acaba de llegar a La Picota.VANNESSA JIMENEZ

Pero la Primera Línea toma el protagonismo en las discusiones. Algunos presos preguntan por qué los manifestantes de 2021 tendrán un trato diferenciado al ser reconocidos como “gestores de paz”, una figura que permite sacarlos de la cárcel para que colaboren en la pacificación del país. Otros se identifican con ellos, aunque remarquen que no pertenecen a la Primera Línea. “Estamos presos por el sesgo político de quienes se oponen a los cambios. Discúlpenos por las molestias, pero intentábamos remodelar un país diverso”, dice un recluso. Todos quieren tener estatus político y ser parte de la paz total del Gobierno, aun los que están presos por delitos comunes.

Alirio Uribe prevé que la próxima semana salga el decreto del presidente para liberar a los detenidos implicados. Es su principal conclusión del evento, junto a la promesa de que el Gobierno estudiará los reclamos de los presos. Él y los funcionarios del Gobierno aseguran que van a considerar los aportes en la reforma a la justicia y en el Plan Nacional de Desarrollo, que se debatirán en los primeros meses del año que viene.

Primera Línea

Amok es el nombre ficticio que elige utilizar un militante de Primera Línea que también se encuentra en la audiencia. Es artista urbano, tiene 30 años y ha estado detenido dos veces. Tiene miedo de que se abra un proceso en su contra, pero decide acudir a la cárcel de todos modos para apoyar a los detenidos. A Fernando lo admira. “Es maravilloso”, dice.

El congresista Alirio Uribe visita en la Cárcel La Picota a las Personas Privadas de la Libertad (PPL) en las movilizaciones de 2021, en Bogotá.VANNESSA JIMENEZ

El artista urbano reconoce que ha lanzado unas cuantas piedras a la fuerza pública. No lo ve mal porque ―dice― son agresiones a una “institución” que los ha violentado. “¿Cuánta violencia se debe soportar para que nuestra voz sea escuchada?”. Rebelarse parece lo único que se puede hacer ante la vulneración de derechos: “Una piedra está cargada con la idea de cambio y de defensa del territorio”. Para él, los cargos contra Fernando y sus compañeros son “montajes judiciales”, parte de la agresión estatal.

El anhelo de libertad tropieza con los fervientes opositores a que los miembros de la Primera Línea salgan de la cárcel. La senadora Paloma Valencia (Centro Democrático) comenta por teléfono que la pobreza no puede justificar la violencia. Para ella, hay que “construir riqueza” y no destruirla, como considera que hicieron algunos de los que hoy están detenidos por vandalizar bienes públicos. Afirma que en Colombia nadie va preso solo por tirar piedras y dice que confía en el sistema judicial. “Un delito político se reconoce cuando se desobedece la ley ante una tiranía, no ante cualquier Gobierno que no le gusta a uno. Los gobiernos de Colombia no son comparables con una tiranía como la de [Nicolás] Maduro en Venezuela”, agrega.

Alirio Uribe busca un punto intermedio. No todo es un delito político, como reclaman los participantes de la audiencia. Pero en esa categoría incluye a los militantes de Primera Línea, que deben ser considerados dentro del proceso de paz. No obstante, reconoce a este periódico que sus expectativas son más moderadas que las del presidente. No cree que todos los detenidos de la Primera Línea puedan conseguir la libertad antes de Navidad: hay que hacer una lista, analizar caso por caso y lograr que los jueces aprueben las excarcelaciones. Lo mismo considera Laura, que cree que Fernando será de los últimos en salir por existir una condena. No ve posible que las fiestas de fin de año las pasen juntos.

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