El Caribe quiere hacerse un hueco en la lluviosa Bogotá
Una exposición de arte propone una nueva lectura de lo que significa ser barranquillero
Con el fin de visibilizar las identidades complejas del ser caribe, la galería bogotana Plural Nodo Cultural tiene la exposición Territorios Posibles con siete artistas barranquilleros que hilan su trabajo desde el video-performance, la fotografía, la pintura, el archivo y lo literario. Es parte de la primera versión de las salas itinerantes de la Feria Internacional de Arte de Bogotá (ARTBO),
La curadora Oriana Lozano es barranquillera y organizó la muestra buscando al...
Con el fin de visibilizar las identidades complejas del ser caribe, la galería bogotana Plural Nodo Cultural tiene la exposición Territorios Posibles con siete artistas barranquilleros que hilan su trabajo desde el video-performance, la fotografía, la pintura, el archivo y lo literario. Es parte de la primera versión de las salas itinerantes de la Feria Internacional de Arte de Bogotá (ARTBO),
La curadora Oriana Lozano es barranquillera y organizó la muestra buscando alejarse de la percepción de la identidad caribe como homogénea. “Mi intención no era solo visibilizar, sino crear entre las obras una conversación y un diálogo alejado de esa connotación provinciana o regional”, explica Lozano.
El diálogo entre las obras comienza introduciendo el espacio físico del territorio con los video-performances de Dylan Altamiranda y Cinthya Escorcia, que hacen una fuerte referencia al espacio. En Acciones para no mojarse en la playa (2017), Escorcia cuestiona los comportamientos colectivos del ir a la playa y propone nuevos rituales encaminados hacia lo absurdo y disparatado.
Por su parte, Desplazamiento en verde (2015) de Altamiranda muestra la transformación del centro histórico de Barranquilla y su falta de árboles. “El centro, a pesar de ser una zona tan bella y una de las razones por la cual nació la ciudad pujante de Barranquilla, se encontraba en total descuido y abandono. Y a través de una acción tan simple como recorrer las calles, introduje esa paradoja a mi performance” le comenta Dylan a EL PAÍS.
En La Canasta Familiar (2019), de Fernando García Vásquez, y Geografía Imaginaria (2015), de Carlos Vergara, se reflexiona sobre una ciudad diversa, que no solo tiene contrastes sino ecos de otras regiones del planeta.
García Vázquez hace un homenaje a la estética popular con la representación de cestas de mimbre repletas de alimentos. Vergara, por su parte, contrasta el lenguaje de los barrios de clases bajas de la ciudad con un archivo de fotografías con nombres de edificios en barrios de clases altas. El artista, que reside en Viena (Austria), comenta por videollamada que su idea de fotografiar edificios de estilo posmodernista con nombres de ciudades de primer mundo es una forma “ridícula pero melancólica” de mostrar el imaginario colectivo de los barranquilleros.
La exposición pasa a encarrilarse hacia el tema de género con el cortometraje de Jessica Mitrani, Rita va al supermercado (2000), Los desviados vienen en bandada (2019) y Patea con las dos (2019-2020) de Rubén Barrios, que muestran la estética femenina dentro de una sociedad patriarcal y cuestionan las prácticas machistas de la región. A ello se suma un fragmento del archivo queer de Danny González Cueto, que exhibe las prácticas transformistas en el Carnaval de Barranquilla.
“La exposición nace como un caso de estudio para hablar de Barranquilla como una fracción que puede reflejar dinámicas que también ocurren en otras partes de la región” le señala Lozano a EL PAÍS. Al exponer estos actos de rebeldía contra los prejuicios impuestos hacia la identidad caribe, ofrece al público nuevas maneras de conocer y reconocer a la ciudad de Barranquilla.
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