Un festival de cine para un millón de exiliados colombianos
Busca visibilizar las experiencias de quienes deben migrar forzosamente por el conflicto
Hace dos años Juan José Correa se vio obligado a salir exiliado junto a su familia. Su papá, un sindicalista de larga trayectoria en Colombia, estaba investigando los asesinatos que ha sufrido el movimiento sindical en el país con la intención de alimentar este capítulo en el Informe Final de la Comisión de la Verdad. Las amenazas para él y su familia no tardaron en llegar, y luego se sumaron persecuciones e interceptaciones ilegales. La única opción para mantenerse a salvo fue salir del país y buscar asilo.
Correa, antropólogo y productor audiovisual, aterrizó en Argentina. Apoyado por...
Hace dos años Juan José Correa se vio obligado a salir exiliado junto a su familia. Su papá, un sindicalista de larga trayectoria en Colombia, estaba investigando los asesinatos que ha sufrido el movimiento sindical en el país con la intención de alimentar este capítulo en el Informe Final de la Comisión de la Verdad. Las amenazas para él y su familia no tardaron en llegar, y luego se sumaron persecuciones e interceptaciones ilegales. La única opción para mantenerse a salvo fue salir del país y buscar asilo.
Correa, antropólogo y productor audiovisual, aterrizó en Argentina. Apoyado por la Organización Migrantes y Exiliados Colombianos por la Paz en Argentina (Mecopa), buscó a su amigo y colega exiliado Fabio Martínez, quien vive en Bélgica, para visibilizar las experiencias que se viven en el exilio a través del cine. Desde sus respectivos países de acogida se dieron a la tarea de materializar la iniciativa y expandirla en estos continentes y así dieron a luz el Festival de Cine Colombia Migrante.
“Queremos combatir el estereotipo que hay desde Colombia sobre cómo las personas salen a vivir un supuesto exilio de oro. No siempre es así. En muchos casos irse del país es algo que está en contra de la voluntad de uno, que corta el proyecto de vida y que termina poniéndonos en una vulnerabilidad tremenda en otros países donde muchas veces no se conoce el idioma, la cultura y donde uno llega en una posición social totalmente vulnerable”, le explica Correa a EL PAÍS. Dos años después del chispazo inicial que dio vida a esta iniciativa, la primera edición del festival se hace realidad. Desde este fin de semana y hasta el 1 de octubre estará abierta al público la muestra que reúne 29 producciones audiovisuales, y suma un salón multimedia una amplia agenda de actividades entre charlas y talleres psicosociales. La programación se lleva a cabo de forma simultánea en 11 países entre Europa y las Américas: Colombia, Argentina, Chile, Ecuador, México, Estados Unidos, Alemania, España, Bélgica, Italia y Francia. La agenda incluye eventos presenciales impulsados por organizaciones de víctimas de conflicto exiliadas en cada uno de los países participantes.
El conflicto, el exilio y el retorno son los temas transversales a la programación, y fueron las categorías curatoriales para elegir los 29 filmes que se podrán ver de manera presencial o en línea durante los ocho días que dura el evento. El catálogo contempla tanto cortometrajes como largometrajes. Entre ellos están Parábola del Retorno de Juan Soto, basado en el poema de Porfirio Barba Jacob; La Paz Difunta de Juan Carlos Méndez, una producción sobre el asesinato del profesor Alfredo Correa de Andreis, ocurrido en 2004 en Barranquilla; o El Silencio es Hijo del Miedo, documental realizado por la Comisión de la Verdad sobre la estigmatización a líderes sociales. Adicionalmente, el salón multimedia debuta con un podcast que detalla las historias de personas exiliadas por su identidad sexual diversa, y se presentará una novela gráfica que plantea otras realidades de la migración forzada como las segundas generaciones, los hijos e hijas de exiliados que solo desde la distancia y a través de relatos de terceros pueden conocer sobre sus orígenes.
Para los organizadores, el Festival no solo reúne grandes muestras artísticas sino que busca ser un espacio de encuentro para los colombianos en otros países, creando una comunidad alrededor del cine que se siga expandiendo a otros territorios y otras experiencias. “Desde todos estos lugares del mundo queremos empezar a fomentar unos circuitos para que el arte y la cultura de la paz y de las víctimas en el exilio empiecen a tener su propio escenario y su propio circuito de circulación”, asegura Correa.
De acuerdo al tomo “La Colombia fuera de Colombia’', del Informe Final de la Comisión de la Verdad, hay más de un millón de exiliados colombianos, lo que lo convierte a Colombia en el país de América Latina con la tasa más alta de exiliados. Al respecto, Correa señala la necesidad de abordar este flagelo de manera integral y plantea la necesidad de un retorno con garantías para quienes lo deseen. Para el realizador esto es clave en el relato sobre el conflicto y ve una oportunidad para abrir este diálogo pendiente de la mano del Gobierno de Gustavo Petro: “Nosotros como muchos colectivos de víctimas y exiliados y exiliadas alrededor del mundo, queremos que el gobierno hable del retorno digno, creemos que hay unos puentes mucho más prósperos para hablar con este Gobierno”, concluye.
La muestra tiene el apoyo de la Comisión de la Verdad y su trabajo con víctimas del conflicto armado en el exterior, la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas y el Comité Daniel Gillard, una organización belga de Derehos Humanos. Todo el catálogo fílmico del festival está disponible en línea, podrá ser visto desde cualquier parte del mundo y, al igual que la programación completa, puede consultarse aquí.
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