Los empresarios reciben con preocupación la reforma tributaria de Gustavo Petro
Expresiones públicas de disposición al diálogo, y un ministro de Hacienda que pidió propuestas alternativas de los críticos, marcaron el primer encuentro
El primer encuentro del presidente Gustavo Petro con los empresarios del país se dio en medio de ruido. El de unas declaraciones de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, acerca de la ampliación de los horarios en los que los empleadores deben pagar recargo nocturno, o el aumento de las horas extras; el de otras de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, sobre la posibilidad de import...
El primer encuentro del presidente Gustavo Petro con los empresarios del país se dio en medio de ruido. El de unas declaraciones de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, acerca de la ampliación de los horarios en los que los empleadores deben pagar recargo nocturno, o el aumento de las horas extras; el de otras de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, sobre la posibilidad de importar gas desde Venezuela, en el caso hipotético de que falte ante la decisión de no dar más contratos para buscarlo; y el ruido mayor que genera en el sector privado del país, una nueva reforma tributaria, esta vez del primer gobierno proveniente de la izquierda en Colombia.
Fue una semana de mucha información cruzada y expectativa por los primeros pasos del gobierno de Petro. El viernes, después de rumores sobre si iba a llegar a la cita, el presidente habló ante 2.000 empresarios que se reunieron a debatir los desafíos globales y locales que enfrentan. Fiel al espíritu cortés de los colombianos, el público aplaudió al mandatario, y algunos de los empresarios se levantaron de sus sillas para recibirlo. El anfitrión, Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) le dijo a Petro que podían contar con ellos, pero fue claro en sus temores. “Me declaro preocupado (con la reforma), porque si siguiéramos por ese camino podríamos cometer algunos errores fundamentales para nuestra economía”, dijo Mac Master.
Lo había hecho ya el día anterior ante el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, encargado de sacar adelante la reforma fiscal que busca recaudar 25 billones de pesos. Ocampo, que se paseaba tranquilo y sonriente por los corrillos del Centro de Convenciones de Cartagena, es respetado por muchos empresarios. Ha sido el profesor de varios de ellos, incluido del propio Mac Master. La presentación de Ocampo, la avanzada a la llegada de Petro, fue escuchada con atención pero no sin críticas. El ministro les dijo a los empresarios que la meta de recaudo es inmodificable y que, si querían “conservar privilegios del sistema tributario”, le hicieran propuestas alternativas.
En este encuentro inicial entre el empresariado y el Gobierno, la única expresión pública era los aplausos. Ocampo recibió uno tímido al finalizar su presentación. “Para mi no fue tan tímido. Fue muy bueno, obviamente con los desacuerdos que existen”, dijo a EL PAÍS antes de llegada de Petro. Uno de esos desacuerdos fue visible cuando Mac Master expuso que el proyecto recaudaría $16 billones de las empresas, por lo que recaería sobre ellas y no sobre las personas naturales. Desde su silla entre el público, Ocampo manoteó, dijo que no era cierto, que no estaba de acuerdo. Luego, profesor y alumno, se reunieron en privado.
“Como señalé en mi presentación no quiero que me digan solo lo que está mal, sino qué hago entonces. Como le dije a un amigo, en vez de criticarme tanto, dígame cómo hacer tributar a las personas naturales de altos ingresos de este país. Este es uno de los países más desiguales del mundo”, dijo a este diario. La reforma busca recaudar a través de impuestos a las personas de ingresos de 10 millones de pesos mensuales o más (unos 2.400 dólares), a empresas financieras y del sector extractivo, y a bebidas azucaradas y productos contrarios al medio ambiente. Ocampo se dirigió a los empresarios sugiriendo que entre el público estaba el 2 por ciento de la población colombiana que gana más de 10 millones de pesos. Entre los asistentes había políticos como los senadores opositores Miguel Uribe, Paola Holguín y Paloma Valencia.
Aunque públicamente muchos empresarios se muestran cautos y a la expectativa de las mejoras de la reforma que todavía debe hacer camino en el Congreso, sus angustias se notaban en los corrillos del Centro de Convenciones. Los representantes del sector petrolero, así como los del sector de alimentos y salud, están entre los más inquietos. Pero todos prefieren decir que están haciendo cuentas para saber el impacto de la reforma.
Petro tampoco les dio muchos detalles en su presentación, aunque sí les dijo que para su Gobierno “el corazón de la generación de la riqueza es la producción” y que “producir es agricultura e industria”. En su exposición, el presidente dividió las empresas entre aquellas que se dedican a la producción y las que son “transferidoras de riqueza”, que serían las de servicios como la banca o el comercio.
“La riqueza es el trabajo. Es más rico un país que tiene la capacidad de trabajar. Entonces surge la pregunta: ¿todo trabajo genera riqueza? La discusión es pertinente porque un límite entre lo que es y no es generador de riqueza, sino apenas una transferencia de la riqueza, es la producción. Se genera riqueza en la producción. Hay actividades que no son productivas, pero son necesarias para exista producción, pero esas actividades en sí mismas no son generadoras de la riqueza”, aseguró a un público donde estaban presentes representantes de sectores de servicios que no serían productores de riqueza en esa concepción.
El presidente arrancó aplausos en algunos momentos, como cuando dijo que no existe una política industrial en Colombia desde hace décadas, pero, para algunos, su exposición en la que dijo que son necesarias una reforma agraria y una tributaria, dejó un mal sabor. Y la necesidad de más detalles sobre la reforma fiscal, aunque esa labor la encaró Ocampo.
Los desacuerdos
Una de las preocupaciones que aparecieron desde el primer día del congreso de empresarios, el miércoles, es que la reforma tributaria “desincentive la inversión”, como dijo Mac Master, representando las voces de las empresas que evitaron hablar directamente. Ni Ocampo ni su colega de Industria y Comercio, Germán Umaña, lo ven así. “¿Qué tiene que ver eso con la inversión? Lo que se está planteando aquí una reforma progresiva. ¿Qué pasa en Colombia en este momento? Tenemos un coeficiente de Gini del 52% y después de (aplicar) impuestos baja al 50%. Es decir, continúa la desigualdad. Entonces, lo que hay es una mala utilización de los impuestos”, dijo Umaña.
“Si baja la desigualdad aumenta la demanda y esto incentivará la inversión extranjera”, agregó después de reunirse en privado con empresarios.
Otra de las inquietudes que sobrevolaron el congreso fueron las declaraciones de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez. En los pasillos y el cóctel del evento se habló del temor de que el aumento de las horas extras reduzca la competitividad laboral e incentive el trabajo informal.
Mac Master le dijo a Petro que los empresarios ven el desarrollo del país en autopistas de dos carriles: el componente social y las oportunidades de empleo. “Si nos concentramos en uno de los carriles solamente no vamos a poder generar ingresos ni tener dinamismo de desarrollo empresarial”, dijo, y pidió señales de confianza. “Por eso hacemos análisis sobre la estabilidad jurídica, la competitividad laboral, tributaria”.
Además de esos temores generales, varios sectores tienen algunos particulares. Por ejemplo, el ministro Ocampo aseguró que “las zonas francas exportan o no son”. Un empresario de una de ellas, que cerró un acuerdo por treinta años, dijo temer que cambien las condiciones con la reforma y subrayaba la importancia de seguridad jurídica. Otros, aseguraban que generan empleo, aunque no exporten. Un grupo de ellos se reunió con el ministro, quien dijo que la reunión fue un éxito.
No solo hay preocupación entre las grandes compañías; también entre los pequeños y medianos empresarios que llegaron al congreso para escuchar. “Habían dicho que habría un impuesto diferencial para las pequeñas y medianas empresas y que buscarían la reactivación, pero el proyecto de reforma nos sube del 33 al 37 por ciento de impuestos. Entonces, en lugar de un alivio para nosotros que generamos el 80 por ciento del empleo nacional, vemos que vamos a recibir un golpe”, dijo a EL PAÍS, Alfredo Castellanos, presidente de la junta directiva de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi). “No es justo que una megaempresa que gana billones de pesos pague la misma tasa que una de 10 empleados y con 300 millones de pesos de ventas en el año”.
Con una reforma ambiciosa en el camino, este probablemente no será el primer cara a cara de Petro con los empresarios. Ellos le pidieron que no haya “estigmatización a ningún sector ni a los empresarios” y que cuente con ellos. “Para nosotros es muy importante tener señales de confianza que nos permitan, no solo estar en Colombia, sino aumentar nuestra participación y presencia y ser capaces de producir más oportunidades”, concluyó Mac Master, en una frase que revela que la confianza apenas está por construirse.
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