David Luna: “Hay cosas en las que queremos acompañar a Gustavo Petro”
El nuevo senador, exministro del Gobierno de Juan Manuel Santos, es el vocero de la bancada de Cambio Radical, la oposición no uribista a Gustavo Petro
David Luna (Bogotá, 1975) es la cara más visible de la oposición no uribista al gobierno de Gustavo Petro en el Congreso. Exministro de TIC de Juan Manuel Santos, fue cabeza de la lista de Cambio Radical al Senado con el impulso de Germán Vargas Lleras, exvicepresidente de Santos y una de las figuras políticas más visibles de Colombia.
Luna recibe a EL PAÍS en la que fuera la casa de su abuela, que es su oficina y centro de operaciones políticas desde hace un cuarto de s...
David Luna (Bogotá, 1975) es la cara más visible de la oposición no uribista al gobierno de Gustavo Petro en el Congreso. Exministro de TIC de Juan Manuel Santos, fue cabeza de la lista de Cambio Radical al Senado con el impulso de Germán Vargas Lleras, exvicepresidente de Santos y una de las figuras políticas más visibles de Colombia.
Luna recibe a EL PAÍS en la que fuera la casa de su abuela, que es su oficina y centro de operaciones políticas desde hace un cuarto de siglo, cuando era un universitario que se lanzó a la política desde el eslabón inicial, como candidato a edil de una de las 20 localidades en las que está dividida Bogotá. Su partido no se ha declarado oficialmente en oposición al Gobierno, como sí ha hecho el uribista Centro Democrático.
Pregunta. ¿La oposición a Petro es el Centro Democrático, o ustedes son oposición?
Respuesta. Yo voy a hacer oposición, no daño. Creo que este país tiene que superar la polarización, la estigmatización y no puede ahondar en el pesimismo. No se puede pensar que todo lo que hizo el antecesor es malo, eso es una primera diferencia con el Centro Democrático que le hizo una oposición radical a Santos. Yo no represento esa extrema derecha, creo en la paz, en la reconciliación, en los diálogos. Y creo que el más grave error que cometió el presidente Duque fue no haber implementado el acuerdo con las FARC.
P. Eso suena más a independencia frente a Petro que a oposición.
R. El Estatuto de oposición, creado precisamente por el acuerdo con las FARC, le da a la oposición unas herramientas que yo creo que el partido no debe desaprovechar, como presencia en las mesas directivas del Congreso. Pero eso ya lo perdimos por no haber definido si somos oposición o independientes. También da el derecho a hacer una réplica ante alocuciones del presidente y, sobre todo, demuestra coherencia en un partido que perdió las elecciones y entonces debe hacer control. Hay una herencia al frente del Frente Nacional que le ha hecho daño al país, y es que todos los partidos quieren acomodarse al gobierno. Cambio Radical no debería hacerlo.
P. ¿Hay fractura interna en su bancada sobre eso? ¿Siguen rotos entre Vargas y los Char [poderosa familia política de Barranquilla]?
R. No, todo lo contrario, veo más unidad que antes. He visto un partido decidido y absolutamente convencido que las luces de su jefe natural, Germán Vargas, son fundamentales para momentos críticos en Colombia. En las reuniones de bancada que hemos tenido yo he sido uno de los varios que han dicho que nos definamos como oposición. Sin embargo, creo que muy adecuadamente el estatuto de la oposición da como fecha límite el 7 de septiembre, a un mes de posesionado el presidente, para ver qué tipo de reformas presenta.
P. Y ya marcaron el terreno con la votación sobre el Acuerdo de Escazú.
R. Sí, veo a Cambio Radical muy unido, con oposiciones muy claras y sin miedo. Votar en contra de Escazú fue exponernos a la hoguera digital. No es un voto contra el cambio climático o el medio ambiente, sino contra la politiquería. Escazú no protege a los líderes sociales y ambientales, como dice Petro, es un saludo a la bandera. Además, rompe el principio más importante de la protección del medio ambiente en Colombia, la consulta previa, porque no tuvo. Creo que Roy Barreras impulsó una votación rápida del Acuerdo para medir la temperatura y saber con quiénes cuentan.
P. Entonces arrancaron en la oposición
R. Pero no en oposición cerrada, porque estamos listos a acompañar al Gobierno en la implementación del acuerdo de paz que Duque abandonó. Pero, aunque creo que hay que sentarse a conversar con el ELN, tengo diferencias con el canciller [Álvaro] Leyva porque creo que el Clan del Golfo se tiene que someter a la ley, no acogerse a una justicia transicional. También creo que a la policía hay que respetarla y no la podemos politizar. Como ve, hay cosas en las cuales queremos acompañar a Petro, así Roy Barreras [Presidente del Senado y petrista] nos regañe o nos quite la palabra. He intervenido dos veces desde que empezó el Congreso y en las dos oportunidades le he tenido que pedir mesura.
P. Menciona a Barreras, quien fue negociador en La Habana de Juan Manuel Santos. Y del Gobierno de Santos viene el ministro de Interior, Alfonso Prada. Y usted, que fue ministro de Santos, está con el uribismo, en la oposición.
R. No, yo no estoy con el uribismo que hace oposición para atravesarse, nosotros lo hacemos para expresar nuestras diferencias. Somos diferentes también porque Cambio Radical logró que el presidente Duque no tumbara la JEP, hundió su reforma tributaria. Petro, como senador, y yo, como representante, votamos en contra la reelección de Álvaro Uribe.
P. ¿Cree que Petro va a tener una aplanadora en el Congreso?
P. Hoy tiene todas las condiciones para hacerlo porque tiene, por supuesto, la burocracia, porque representan un cambio, porque ilusiona la gente y porque la gente, por mil razones, odia al Congreso, que se tiene que reconectar con la opinión pública acabando con sus privilegios, y para eso le ayuda acercarse a Petro. Pero ¿qué pasó con la Contraloría? Se ve que dentro del Pacto Histórico hay diferencias. No sé en qué va a terminar eso. En todo caso, el exsenador [Armando] Benedetti lo describió perfecto: Roy logró consolidar una coalición de Congreso, no del Gobierno.
P. Esa coalición enfrentará reformas como la agraria o la tributaria ¿Cómo cree que les irá?
R. La reforma tributaria, lo agrario y los temas de institucionalidad nos preocupan mucho. Sobre la tributaria, el país requiere acabar con muchas exenciones injustificadas, pero la reforma no se queda en eso sino que va a grabar mucho más a las clases medias y golpear incluso a las menos favorecidas. Y se trata de igualdad, pero si necesito plata para fortalecer las políticas sociales, con las que estoy de acuerdo, no puedo sacarle la plata a los más ricos porque espanto la inversión y golpeo al aparato productivo el que genera empleo. Entonces hay un contrasentido.
P. ¿Y lo agrario?
P: Claro que claro que en Colombia hay tierras improductivas, claro que merecen una reorganización. Pero es que el problema en este momento es el hambre. No han dicho que en Colombia se desperdician 10 millones de toneladas de alimentos al año porque no puede sacar el producto por las vías, porque la intermediación entre el producto y el vendedor es insostenible, porque no se utiliza tecnología para determinar cuáles qué productos que se consumen en X municipio. El Gobierno simplemente está diciendo que hay que reorganizar las tierras y poner impuesto al ganado, lo que no sé si será técnico o no, pero esa no puede ser la discusión.
P. Sigamos: lo institucional
R. Entendiendo que hay manzanas podridas que tienen que pagar porque ha habido abusos, la policía no puede ser el trompo de quitar y poner. Hay que rodearla.
P. Eso en cuanto a las reformas. Pero, en general, ¿cómo ha visto a Petro?
R. Ojalá acierte porque hay incertidumbre y nerviosismo, y la única persona que puede tranquilizar al país es un Petro que veo mucho más moderado al que yo conocí en la Cámara de Representantes hace unos años, o a quien controvertí como alcalde de Bogotá.
P. ¿Entonces lo ve más moderado?
R. Petro sí, no las barras bravas del Pacto Histórico. Vuelvo al tema de Escazú: al Pacto Histórico le va a costar la estrategia política de generar indignación, porque ya es gobierno. Creo que Petro puede terminar llamando a la calma. Porque con estas barras bravas a mí me preocupa mucho la libertad de prensa. Durante la campaña la Flip [Fundación para la libertad de prensa] hizo recomendaciones al candidato Petro de bajar su lenguaje contra la prensa, y no una sino cinco o seis veces. Nos guste o no, la prensa merece tener su independencia total. Y perdóneme este tema tan técnico, pero Trump, cuando la prensa empezó a criticarlo, le cayó al principio neutralidad de la red [por el que los proveedores de redes de internet no pueden privilegiar ciertos contenidos] y el programa de gobierno de Petro habla de limitarlo. Y al final ese no es un principio tecnológico, es un principio democrático.
P. Con lo que ha contado, parecería que Cambio Radical será un partido bisagra, que va a estar en oposición y con el Centro Democrático para algunas cosas, pero en la negociación ahorita de puestos de mesas directivas estuvo con La U, y en otras cosas terminará con el Pacto Histórico.
R: Así es. Yo creo que en la política uno tiene que tener coherencia, no puede cambiar de posición frente a los postulados y en eso creo que Cambio está acertado.
P: Pero usted ha cambiado de partido, estuvo en el Liberal ¿Cómo ve la coherencia?
R: En las ideas. Yo comencé mi vida política en un movimiento ciudadano. Y luego estuve en el Partido Liberal porque soy de principios liberales. Me siento orgulloso de haber formado parte del Gobierno de Santos, uno de principios liberales. Pero claramente hice la transición a Cambio Radical básicamente porque soy un hombre institucional. Creo que muchas instituciones tienen problemas, pero no creo que haya que acabarlas sino mejorarlas, limpiarlas. Y coherencia también en que un partido que pierde las elecciones no debe entrar al Gobierno de quien le ganó.
P. Pero esos principios liberales también los reclaman personas que están en el Gobierno como Alejandro Gaviria, que fue su compañero en el gabinete de Santos ¿Dónde están hoy?
R. En la Constitución del 91, que todos debemos salir a proteger. Ahí donde están las garantías y las libertades individuales, las garantías para que las instituciones permanezcan, la libertad, las condiciones para que la economía de mercado pueda subsistir. Siento que quienes confluyen en la defensa de la Constitución del 91 se van a entender como liberales de pensamiento. A diferencia de lo que piensan algunos, no creo que la Constitución esté en riesgo. Pero si a Petro las encuestas no le empiezan a favorecer en seis meses, en un año, se pone en riesgo la Constitución porque buscaría a como dé lugar convocar una Asamblea Constituyente, precisamente para evitar la pérdida de fortaleza política y tener un cambio de discurso. Como Uribe. ¿Será que Petro termina siendo muy parecido a Uribe?
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.