Gerardos y Carmenzas: los muchos desaparecidos a manos de las FARC
El antiguo secretariado dijo en audiencia ante la JEP que han entregado información de 600 casos que podrían ayudar a hallar a personas asesinadas por ellos durante cautiverio
Héctor Angulo se guarda el rostro entre sus manos como queriendo sumergir el dolor entre ellas mientras el exdirigente de las FARC, Jaime Alberto Parra, conocido como ‘El Médico’, dice que gracias a su tenacidad los exguerrilleros han entendido que “la búsqueda de los desaparecidos es un camino para la reconciliación”.
Después de veinte años de buscar a sus padres, Gerardo Angulo y Carmenza Catañeda, que fueron secuestrados por las FARC en el año 2000, Héctor Angulo logró hallar el cuerpo de su madre en un paraje de San Juanito (Meta). Lo logró él, gracias a su insistencia y a hacer que...
Héctor Angulo se guarda el rostro entre sus manos como queriendo sumergir el dolor entre ellas mientras el exdirigente de las FARC, Jaime Alberto Parra, conocido como ‘El Médico’, dice que gracias a su tenacidad los exguerrilleros han entendido que “la búsqueda de los desaparecidos es un camino para la reconciliación”.
Después de veinte años de buscar a sus padres, Gerardo Angulo y Carmenza Catañeda, que fueron secuestrados por las FARC en el año 2000, Héctor Angulo logró hallar el cuerpo de su madre en un paraje de San Juanito (Meta). Lo logró él, gracias a su insistencia y a hacer que la Comisión de Búsqueda de las FARC —creada por los acuerdos de paz — diera información concreta del paradero de sus familiares. Participaron entonces víctimas, victimarios, las ong Equitas y Comisión Colombiana de Juristas y la Unidad de Búsqueda de personas Dadas por Desaparecidos. Pero al llegar al lugar, no estaba el cuerpo de su padre.
“Héctor, aunque nosotros nunca pensamos que los esposos no iban a estar juntos, tenga por seguro que seguiremos en la búsqueda de su papá, don Gerardo. Tenemos ubicado un lugar donde encontramos a la señora Carmen Rosa y donde retomaremos su búsqueda. Sabemos que el daño que causamos es irreparable. Nuevamente, les pedimos perdón”, le dijo Parra a Angulo durante la audiencia de reconocimiento del crimen de secuestro ante la JEP. Héctor Angulo recibió esas palabras con la cabeza cubierta por sus manos. Al fondo de una pantalla se proyecta un retrato de los viejos, que fueron secuestrados cuando tenían 68 años.
El de los esposos Angulo es uno de los casos más conocidos de desaparecidos a manos de las FARC. Pero las historias de personas que fueron secuestradas y nunca volvieron a casa son un reguero de dolor por todo el país. La JEP tiene un listado de 146 casos.
“Hay muchos, muchos Gerardos y Carmenzas. Esta mañana les mostraba (a los victimarios) un listado de no menos de 20 personas que están viviendo lo mismo que nosotros. Veinte son nada ante la cantidad de personas desaparecidas”, dijo Héctor Angulo, mientras mostraba en un mapa todos los lugares que recorrió buscando a sus viejos, el mismo camino de “tortura” que hicieron ellos “arreados con un fusil hasta su muerte”.
“Vamos a seguir metiendo el dedo a las llagas a las extintas FARC hasta no encontrar los restos de mi viejo. Sé que me estoy poniendo una lápida al cuello”, dijo. En la tarde, los miembros del antiguo secretariado de las FARC, imputados por crímenes de guerra y de lesa humanidad, dijeron que podía estar tranquilo.
Buscaron víctimas en el directorio telefónico
El dolor de esta familia ha sido agudizado por las mentiras y evasivas que, durante años les dijeron las FARC. “Usted está confirmando que ocultaron el paradero de los secuestrados, ese es el crimen de desaparición forzada”, le enfatizó la magistrada Julieta Lemaitre a Parra quien reconoció que había sido así.
El secuestro extorsivo fue una de las prácticas más comunes de esa guerrilla, que entregó armas en 2016, una política con fines de financiación. En algunos casos hacían alianzas con bandas de las ciudades y compraban a los secuestrados. “Tengo rabia, impotencia al hablar con ustedes. Espero que sea de las últimas veces que me entrevisto con ustedes. No sé cómo llamar a una persona que coge a otra se la lleva, la maltrata, la asesina y la esconde”, dijo Angulo.
Mientras las FARC buscaron a sus víctimas hasta en el directorio telefónico, el trasegar de los familiares fue arduo: buscaban de pueblo en pueblo a “los que faltan”, con carpetas llenas de papeles, iban entrevistándose con guerrilleros y poniendo su vida en peligro. “Yo exijo que sean entregados los restos, ¿cuándo van a dar la coordenada exactas del lugar dónde están todas las fosas de las víctimas’”, les dijo en un mensaje vehemente Janeth Rosas Sánchez, cuyo hermano, Oscar Donald, fue asesinado y sigue desaparecido.
La audiencia de reconocimiento es judicial, pero tiene una dimensión simbólica y política: denota la importancia del acuerdo de paz, pero también busca cerrar procesos y llevar a hechos concretos como el hallazgo de desaparecidos. Así como se creó un equipo de desminado humanitario en el que hay exintegrantes de las FARC, también se organizó una Comisión de Búsqueda de Desaparecidos, de la que participan 100 exguerrilleros.
“La desaparición es un tema que nos hemos tomado con toda la seriedad. Trabajamos articulados con la Unidad de Búsqueda. Ya tenemos algunos datos y comenzamos a ver sitios precisos. Hemos documentado más de 600 casos y la hemos entregado a la Unidad”, dijo también Parra o ‘El Médico’, encargado de esta comisión. “Buscamos esas personas porque son un mandato”.
No son sólo civiles, también hay policías como el intendente de la Policía, Luis Hernando Peña, quien desarrolló una enfermedad menta durante el cautiverio y por eso fue asesinado. Su hermana, Yoleni, los encaró durante la audiencia por el “silencio y escaso aporte a la verdad” que tuvieron los exguerrilleros durante años. “¿Cómo asesinaron a una persona que tenía un trastorno?”, inquirió el sobreviviente de secuestro, Orlando Beltrán.
Pastor Alape le confirmó que su hermano fue asesinado. “Reconocemos que fue una orden y que fue ejecutado. Estamos avanzando en la ubicación de los restos, creemos que están en los llanos de Yarí”, dijo. “Esta búsqueda va a ser un proceso muy largo, pero todo nuestro esfuerzo está ahí. Es un compromiso ético y es lo único que nos permitirá descargar un poco de la vergüenza de lo que hicimos”, concluyó Alape, comprometiéndose a seguir la búsqueda.
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