Carlsen gana el oro tras un error garrafal
El noruego recupera la corona de la modalidad rápida, su preferida, cinco meses después de renunciar al título en la clásica
Optimizar su rendimiento cuidando cada detalle para demostrar que sigue siendo el mejor es la nueva obsesión de Magnus Carlsen tras renunciar al título mundial de ajedrez clásico porque no soporta el riesgo de perderlo. Todo iba según su guión en las diez primeras rondas ...
Optimizar su rendimiento cuidando cada detalle para demostrar que sigue siendo el mejor es la nueva obsesión de Magnus Carlsen tras renunciar al título mundial de ajedrez clásico porque no soporta el riesgo de perderlo. Todo iba según su guión en las diez primeras rondas del Mundial de Rápidas en Almaty (Kazajistán). Pero cayó en la 11º por un error táctico elemental, lo que le obligó a ganar la última (13ª) bajo tensión extrema, con brillantez, para recuperar la corona en su modalidad preferida.
“Ganar la última partida a vida o muerte es siempre un reto muy difícil, incluso para alguien muy experimentado como yo. Y más aún cuando lograr este título era un objetivo esencial para mí tras renunciar al de ajedrez clásico. La presión psicológica era enorme, pero la partida me ha salido redonda”, explicó Carlsen en la sala de prensa unos minutos después de su triunfo. Antes tuvo que esperar a que el francés Maxime Vachier-Lagrave arrancase un empate al límite -estaba perdido- ante el portento alemán Vincent Keymer, de 18 años, quien estuvo cerquísima de provocar un desempate relámpago con el noruego.
Carlsen anunció el pasado julio su renuncia al título mundial de partidas lentas, que ostenta desde 2013, a pesar de que la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), le ofreció diversas maneras de acelerar el ritmo de juego de la final, como él había pedido desde 2018. Pero su verdadero problema no era ese. Lo que el todavía campeón ya no soporta es la mera posibilidad de perder el trono, de ser el derrotado en un duelo agotador de tres semanas que, además, exige varios meses de dedicación absoluta para prepararlo. Por eso dijo que no, a pesar de que la FIDE estaba dispuesta a sacrificar la secular tradición del ajedrez -el juego que se practica hoy como deporte organizado en 199 países se creó en España a finales del siglo XV, y sus antecedentes tienen más de 1.500 años de historia- en el altar del pragmatismo, el espectáculo y los derechos de televisión y de retransmisión en directo por internet.
De ahí que este viaje a Kazajistán en porfía de una doble corona (el Mundial Relámpago, con unos cinco minutos por jugador y partida, se disputa este jueves y viernes) fuera planificado por su padre y representante, Henrik, con toda minuciosidad. Aunque Henrik no pudo contestar a la petición de detalles de este periódico por encontrarse “muy enfermo”, lo que se conoce de su forma de trabajar en años anteriores permite asegurar que todo se preparó al milímetro: el entrenamiento durante las semanas anteriores, los vuelos, el hospedaje, la comida, el horario (Magnus solo se levanta antes del mediodía por causa de fuerza mayor, con el fin de no malgastar ni un átomo de la energía que necesitará por la tarde en las partidas), los métodos de concentración, etcétera. “Lo que más me preocupa en esta nueva etapa de mi carrera deportiva es hacer todo lo que esté en mi mano para que mi rendimiento sea el máximo posible”, ha explicado el escandinavo en entrevistas recientes.
Todo fue a pedir de boca en Almaty para Carlsen los dos primeros días: el lunes, cuatro victorias seguidas (la última, frente al campeón de 2021, el prodigioso uzbeko Nodirbek Abdusattórov, de 18 años, en una partida magnífica) y un empate ante uno de los nuevos astros indios, Arjun Erigaisi, de 19. El martes empezó ganando al neerlandés Jorden van Foreest, empató con dos rusos durísimos, Vladímir Fedoséiev y Danil Dúbov, y acabó ganando a un georgiano especializado en la modalidad rápida (15 minutos iniciales por jugador más diez segundos tras cada movimiento), Giga Quparadze. Y la dicha se prolongó durante una ronda más este miércoles, la 10ª, en la que doblegó al citado portento Keymer.
Pero entonces llegó el momento de constatar que el rey del ajedrez es humano: en una posición muy igualada frente al ruso Vladislav Artémiev, el noruego cometió un error táctico de aficionado flojo, y perdió. Y a continuación sufrió para arañar medio punto al estadounidense Fabiano Caruana en posición inferior. Pero cuando los grandes campeones del deporte deben confirmar que están en un nivel por encima de los demás, Carlsen reconquistó el trono del ajedrez rápido con gran brillantez.
Niemann yerra y se hunde
Hans Niemann ha confirmado en el Mundial de Rápidas que su talento es tan grande como la inestabilidad de su carácter. El controvertido estadounidense, de 19 años, acusado por Carlsen sin pruebas de hacer trampas en septiembre, estuvo cerca de los líderes hasta la 10ª ronda (invicto, tres victorias y cinco empates). Pero cayó ante el chino Yu, malogró una fácil posición ganadora frente al ruso Yesipenko y se hundió por completo: tres derrotas seguidas con un juego horroroso en las últimas rondas para terminar en el puesto 100 de 178.
Niemann ha demandado a Carlsen por más de 400 millones de dólares ante un tribunal del estado de Misuri (EEUU). El morboso y esperado enfrentamiento entre ambos con un tablero en el medio tendrá que esperar. Pero el Mundial de Rápidas no ha necesitado de esa pimienta para ser apasionante. Sobre todo, gracias a las jóvenes estrellas, como el alemán Keymer (18 años), el uzbeko Abdusattórov (18), los indios Erigaisi (19) y Sarin (18) y el ruso Murzin (16; juega con la bandera de la FIDE). La china Tan ganó el Mundial Femenino.
Clasificación final: 1º Carlsen 10 puntos; 2º-3º Keymer y Caruana 9,5; 4º Dúbov, Erigaisi, Fedoséiev, Artémiev y Rapport 9; 31º Antón (España) 8; 81º Vallejo (España) 7. La lista entera está aquí.
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