Londres no olvida el mito vulnerable de McQueen
La catedral londinense de San Pablo se transmutó ayer en inusual pasarela de la moda al congregar a algunos de los rostros más famosos de la industria en un homenaje al diseñador Alexander McQueen, que se suicidó hace siete meses. Anna Wintour, la poderosa y temible directora de la edición estadounidense de la revista Vogue, encabezó una comitiva.