Durante la mayor parte de su (breve) vida, los Beatles parecían infalibles. Su primera película, ¡Qué noche la de aquel día! (1964), resultó un fabuloso banderín de enganche para el pop: cien mil grupos se formaron tras ver sus peripecias. Perseguidos por las fans y enfrentados al pasmado sistema social inglés.
Las fronteras de los géneros empiezan a desdibujarse. El manga se dividía tradicionalmente en dos tendencias: el shonen, historietas de acción para un sector juvenil masculino, y el shojo, los culebrones románticos adorados por las niñas.
Hace unos ocho años, José Manuel Ballester (Madrid, 1960) recibió en su estudio madrileño la visita de un coleccionista chino. Se llamaba, y se llama, Fang Xin Ming, un industrial amante del arte deslumbrado por las pinturas y fotografías arquitectónicas de Ballester.
JOSÉ ANDRÉS ROJO | Madrid
La Semana Internacional de Cine, que encaró ayer su recta final, acogió la proyección de la película El prado de las estrellas, última realización de Mario Camus (Santander, 1935). La película es un retrato de la vida cotidiana que ahonda en la crítica social con todo lo relacionado con la especulación urbanística.