Roberto Lugo, artista: “Durante mucho tiempo oculté de dónde venía para que no me juzgaran, ahora me enorgullezco”
El ceramista de raíces boricuas, con piezas en el MET, inaugura ‘Orange and Black’ (hasta el 6 de julio) en el Museo de Arte de la Universidad de Princeton y ‘Drip’, en la galería neoyorquina R & Company (hasta el 11 de abril)
Los artistas de la cerámica suelen pasar desapercibidos, pero no es el caso de Roberto Lugo (Filadelfia, 1981), cuya obra se encuentra en algunos de los museos más importantes del mundo. Además, se convirtió en el primer ceramista en ganar el Premio de Roma en Diseño Cynthia Hazen Polsky y Leon Polsky, otorgado por la Academia Americana en Roma. Su trayectoria ha sido fulminante, considerando que tomó su primera clase de arte hace menos de 20 años. Sus coloridas reinterpretaciones de porcelanas del siglo XVIII incorporando retratos de figuras contemporáneas como Tupac, Basquiat, Martin Luther King o Jr. Erykah Badu dotan su obra de una singularidad única.
A partir del 15 de febrero hasta el 6 de julio, su trabajo será mostrado en el Museo de Arte de la Universidad de Princeton, en una exhibición llamada Orange and Black. En Nueva York, sus obras también se pueden apreciar en la galería R & Company hasta el 11 de abril.
Pregunta. ¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del arte?
Respuesta. Empecé pintando graffitis con mis primos, pero no fue hasta que tuve 25 años cuando tomé mi primera clase de arte. La profesora era ceramista y me interesó hacer algo que fuera útil. No es común encontrar a latinos que se dediquen al arte y a la cerámica. Estaba en un entorno donde el 99% de los estudiantes eran blancos y me daba miedo que descubrieran que venía de una comunidad pobre. Enseguida me di cuenta de que iba a ser muy difícil por los comentarios que recibía.
P. ¿Qué tipo de comentarios?
R. Un compañero tomó una foto de mí para una clase de fotografía y el resto de estudiantes empezaron a hacer comentarios racistas. Que parecía un gánster mexicano. Otro me añadió un sombrero y dijo que ese era mi UFO para irme porque seguro que era un inmigrante ilegal. Y cosas por el estilo. Al ser puertorriqueño yo tenía la ciudadanía, pero la gente hace asunciones en cuanto ven que eres latino. Todos se reían de mí. Denuncié la situación al colegio, pero me dijeron que los comentarios se habían hecho en un contexto de creatividad, que en las clases debe primar la libertad de expresión y que el arte genera conversaciones incómodas.
P. Y a esas situaciones se refiere cuando en alguna ocasión ha revelado que su vida no ha sido fácil.
R. Para empezar los puertorriqueños somos parte de la diáspora africana, nuestros ancestros son los taínos, y nos han robado muchos recursos. Mi familia era pobre. Yo era el menor de tres hermanos y mi madre recibía en Puerto Rico “la compra”, una bolsa con productos básicos que le daba el Gobierno para poder sobrevivir. A mi abuelo, trabajando de basurero, lo arrolló un camión de basura y le partió un pie. En el hospital le dijeron que firmara unos documentos para arreglar las cuentas con él y pagarle lo que le debían, pero en realidad lo que le hicieron firmar es que renunciaba a sus derechos. Mi abuelo no sabía inglés y lo firmó de buena fe. Todo lo que ha sufrido mi familia ha tenido un impacto en mi persona. Y en mi trayectoria, claro.
P. ¿Qué lo animó a estudiar en la universidad?
R. No tenía ningún referente, pero quería hacer algo distinto. El problema era que para obtener una beca que financiara mis estudios de arte tenía que tener un portafolio basado en el trabajo previo que hubiera hecho. Pero yo no tenía nada que enseñar, nunca tuve la opción de tomar clases de arte. Esa es la razón por la que muchos latinos no pueden estudiar arte. Yo tenía ya 25 años cuando tomé mi primera clase. Así que tuve que pedir un préstamo para financiarme la carrera y a día de hoy, aunque mi obra se vende muy bien, aún tengo la deuda pendiente.
P. ¿Cuál fue el momento de inflexión en que se dio cuenta de que podía dedicarse profesionalmente a su arte?
R. Me encontraba en un momento donde ganaba unos $60 semanales vendiendo mi obra en ferias de arte, en las que a veces incluso perdía dinero porque tenía que pagar el stand. Un día una galería, Wexler Gallery, me ofreció hacer una exposición de mi obra. Yo tenía unas teteras que intentaba vender por $25 y ellos le pusieron un precio de $2.000 por cada una. En la exhibición creo que había 10 y se vendieron todas. Fue entonces cuando comprendí que mi obra tenía que verse en un contexto donde pudiera ser entendida.
P. ¿Cómo fue ver su obra expuesta en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET)?
R. Muy emocionante. Me invitaron a participar en Before Yesterday We Could Fly: An Afrofuturist Period Room con una comisión para hacer la pieza central de la exposición, que se inauguró en 2021. Recuerdo la cara de mis padres cuando vieron el enorme banner basado en mi obra que había en la entrada del museo. Estaban muy orgullosos de mí.
P. Una de las partes que mejor identifica su obra es que en sus piezas integra retratos de personajes históricos que considera relevantes, como Basquiat, Martin Luther King Jr. o Erykah Badu.
R. Sí, es lo interesante de utilizar la cerámica como medio. En la actualidad podemos ver piezas de la Antigua Grecia en buen estado. Y a mí me interesa documentar mi cultura y mi gente de una forma que persevere a través del tiempo, durante miles de años. En la exposición Orange and Black que se inaugura en el museo de arte de la Universidad de Princeton (del 15 de febrero a 6 de julio), presento jarrones y figuras que representan a íconos y activistas como Harriet Tubman, Ruby Bridges, Jackie Robinson, Selena o Roberto Clemente, que es originario del mismo sitio en el que crecieron mis padres y que sufrió mucho el racismo en el baseball. Trato de mostrarle a la gente que no hace tanto que se cometieron muchas injusticias.
P. ¿Cuál es su próximo proyecto?
R. Estoy en los preliminares de un documental que quiero hacer sobre el lugar donde creció mi madre, en Puerto Rico. Es una tierra de arena roja, con la que me gustaría hacer algunas piezas. Mi familia lleva sin pisar esa tierra desde hace más de 50 años porque tiene muy difícil acceso, pero ahora me veo en la posición de quizá poder explicar el proyecto a la gente que vive en los alrededores y que me permitan acceder. Me gustaría documentarlo todo. Es un trabajo que quiero hacer para el alma, para honrar a mi familia y mis ancestros. Mi amigo, el poeta Lemon Andersen, también va a colaborar.
P. En alguna ocasión se ha referido a sí mismo como un “alfarero del gueto”.
R. Durante mucho tiempo traté de ocultar de dónde venía por miedo a que me juzgaran, pero ahora lo digo abiertamente y me enorgullezco. Además, cuando éramos niños, mis vecinos y yo llamábamos a nuestro barrio “el gueto”, pero lo decíamos con orgullo: mira de dónde venimos y lo que somos capaces de hacer con ello.
Sus exposiciones actuales
Roberto Lugo / Orange and Black
Museo de Arte de la Universidad de Princeton
Del 15 de febrero al 6 de julio
Lunes a sábado de 11 am a 6 pm, y domingos de 12 pm a 6 pm
Drip
R & Company, Nueva York
Del 24 de enero 24 al 11 de abril
Lunes a sábado de 11 am a 6 pm