Vincent Valdez, artista: “Estados Unidos está atrapado entre el mito de lo que cree que es, versus la realidad de lo que es”

El artista texano conocido por sus temáticas políticas y sociales se adueña por completo del Museo de Arte Contemporáneo de Houston con una exposición retrospectiva de sus más de dos décadas de trabajo

'So Long, Mary Ann', óleo sobre lienzo, 2019, del artista texano Vincent Valdez.Paul Salveson

A los 10 años ya había encontrado su voz. Con sus compañeros de quinto grado, un niño de San Antonio, Texas, participaba en un proyecto de murales sobre la paz mundial. Los pequeños pintaban arcoíris y corazones, pero la composición de Vincent Valdez era mucho más osada: aviones de combate dejaban caer napalm sobre trabajadores en el campo y un texto sobre el cielo decía “make food, not war” (“haz comida, no la guerra”).

Han pasado vidas enteras desde ese momento, pero el arte de Valdez, que ahora tiene 47 años, siempre ha mantenido el tono de aquel mural. Su trayectoria entera, desde los dibujos que hizo antes incluso de saber escribir y que su madre guardó con premonición, hasta sus piezas más recientes, ha tomado por completo estos días las salas del Museo de Arte Contemporáneo de Houston (CAMH, por sus siglas en inglés) en la primera exposición retrospectiva del artista, Just a Dream… que se puede ver hasta finales de marzo de 2025. En las paredes del museo entero se presenta el conjunto de una obra que de cierta manera funciona como un espejo sin filtros para la sociedad estadounidense, que Valdez considera cegada por su propia historia: “Estados Unidos está atrapado entre el mito de lo que cree que es, versus la realidad de lo que es”, observa el artista. Su obra tiene como objetivo desnudar el mito.

La memoria y la identidad de un país que representa el imperialismo contemporáneo, con todas sus contradicciones permanentes, son la columna vertebral del trabajo de Valdez. El artista texano —chicano, aclararía él— primero llamó la atención con una pieza vertiginosa titulada Kill the Pachuco Bastard! (¡Mata al Pachuco Bastardo!) (2001), un retrato lleno de acción de los disturbios raciales contra la comunidad mexicana en Los Ángeles en 1943, conocidos como los Zoot Suit Riots. Ahora, por primera vez, ha juntado piezas desde el comienzo de su carrera hasta el presente. “Realmente fue como entrar a una reunión de viejos amigos y familia. Es verdad que cuando estas cosas salen de mi estudio toman una vida propia”, reflexiona Valdez de un portafolio que ha generado numerosas controversias a lo largo de los años.

Vista de la instalación de Vincent Valdez: Just a Dream... en el Contemporary Arts Museum Houston, 2024. En el fondo, 'Kill the Pachuco Bastard!'.Peter Molick./Contemporary Arts Museum Houston

Con sus raíces enterradas en lo profundo del muralismo mexicano y coloreadas por el street art con el que se curtió durante la adolescencia en los bloques de vivienda social de San Antonio, Valdez es un narrador de historias. “De niño era muy importante para mí conocer mis propias curiosidades y sensibilidades sobre cómo veía Estados Unidos; cómo percibía la dura realidad americana”, relata por teléfono. “Creo que como una persona de color, especialmente creciendo en Texas, esto toma una dimensión diferente. Si me preguntaran qué pienso que es lo más único de la idea detrás de la identidad estadounidense, diría que es la resiliencia de Estados Unidos. Pero resiliencia no en el sentido en el que uno tal vez piensa que debe ser definida, sino la resiliencia frente a la verdad. ¿Sabes? La manera en que se lucha para de manera voluntaria negarse a reconocer su propia verdad, incluso cuando se está cara a cara con ella. Realmente me vuela la cabeza a diario”, explica el artista, que considera su labor un pequeño servicio público.

La retrospectiva, que estará por varios meses en Houston antes de trasladarse al Museo de Arte Contemporáneo de Massachusetts (MASS MoCA) hasta abril de 2026, precede los inicios de la carrera de Valdez. En “la Capilla de los Dibujos”, como ha bautizado el artista una sala de la exposición dedicada a sus bosquejos, el público puede abrir cajones que contienen cuadernos de ilustraciones, incluida una del Patito Feo que el artista hizo cuando tenía tres años y, que piensa el artista, demuestra desde muy temprano su atracción y empatía hacia los marginados.

Vista de la instalación de Vincent Valdez: Just a Dream... en el Contemporary Arts Museum Houston, 2024.Peter Molick./Contemporary Arts Museum Houston

La intimidad de esa sala se replica en el resto de la exposición, pues aunque los lienzos grandes, formato predilecto de Valdez, pueden parecer intimidantes, sus protagonistas, normalmente hombres y mujeres de miradas fuertes o símbolos inequívocos —desde un águila hasta una virgen de Guadalupe—, invitan a una contemplación tan cercana que raya la introspección.

Entre las más de 120 obras reunidas hay lienzos imponentes con cuerpos de hombres latinos que cuelgan de un hilo invisible, parte de una serie llamada The Strangest Fruit (La Fruta más Rara) (2013); en referencia a esa canción que Billie Holiday hizo famosa sobre los cadáveres de hombres negros linchados que se dejaban suspendidos de los árboles en el sur de Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX. Hay también una serie de cuadros, Excerpts for John (Extractos para John) (2012) que parecen incompletos, como memorias borrosas, y que muestran la secuencia de una procesión funeraria militar, basados en la historia de uno de los mejores amigos de Valdez, que sucumbió al estrés postraumático tras prestar servicio en Irak. U otros que muestran a pandilleros tatuados vulnerables como no suelen ser retratados, entre los que está So Long Mary Ann, que con su título evoca la voz de Leonard Cohen y su himno a un amor perdido, y transforma la mirada del retratado.

Vista de la instalación de Vincent Valdez: Just a Dream... en el Contemporary Arts Museum Houston, 2024.Peter Molick./Contemporary Arts Museum Houston

Pero el nombre de la exposición lo da una obra en particular de una temática preferida de Valdez. Mientras suena muy bajo una canción de Jimmy Clanton sobre un sueño platónico, Just a Dream… (In America) (Solo un sueño... En América) (2020-2021) es un retrato de grandes dimensiones que está posado sobre un par de ladrillos de cemento: el lienzo mismo replicando la pose del protagonista, un boxeador latino molido y sentado en la esquina del ring. Es la imagen de un hombre que está perdiendo, pero su ojo entreabierto y mentón levantado indican que no está derrotado. “La idea del boxeador realmente representa esta fascinación, obsesión, especialmente en los Estados Unidos con la historia del débil y menospreciado. Eres tú contra todas las probabilidades, David contra Goliat. Estoy interesado en el boxeo como un símbolo universal de la experiencia humana”, explica Valdez sobre su retorno, una y otra vez, a esta fértil temática. En tiempos de incertidumbre política y amenazas de deportaciones masivas, ese luchador latino adquiere una nueva capa de dignidad combativa.

La inauguración de la exposición sucedió apenas unos días después de que Donald Trump resultara reelegido como presidente de los Estados Unidos. No era la primera vez que la política nacional, y en particular, Trump, se entrelazaban con la carrera de Valdez. En 2016, cuando el republicano ganó las elecciones por primera vez, un cuadro enorme de Valdez causó una conmoción. The Beginning is Near (An American Trilogy), Chapter One: The City, The City I (2015–16) es un retrato de once miembros del Ku Klux Klan iluminados por las luces de una camioneta en la noche de un campo vacío. Las figuras, todas con las caras tapadas menos una, miran intensamente al espectador; y con ese inquietante cruce de miradas, Valdez compartía lo que sentía cuando observaba detenidamente a su país hace poco menos de una década.

Vista de la instalación de Vincent Valdez: Just a Dream... en el Contemporary Arts Museum Houston, 2024.Peter Molick./Contemporary Arts Museum Houston

“Esta exposición es la evidencia visual y la prueba de que las ideas y los temas que me han preocupado como artista no comenzaron con ninguna presidencia o ningún partido político. Ahora bien, espero que las imágenes que he trabajado tan duro en crear como una manera de alentar el pensamiento crítico enciendan algún tipo de consciencia en mi audiencia en los próximos años… Estoy convencido de que de ciertas maneras, Estados Unidos, desafortunadamente, ha tenido que llegar a este momento en el que estamos a punto de entrar para poder ver el fracaso y solo así realmente progresar y autorreflexionar”, dice Valdez cuando se le señala el paralelismo de su carrera y la trayectoria política del presidente electo.

Desde su estudio, la esquina del ring de su vida, Valdez no pierde la motivación por su trabajo, empapado de una cualidad política que en la actualidad es incluso mayor. “El camino creativo no es fácil, pero no lo cambiaría por ninguna otra cosa en esta vida. Hacer imágenes es, con diferencia, la sensación de libertad más auténtica que conoceré, es la verdadera libertad”.

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