Maryland, el Estado donde más municipios permiten el voto de los no ciudadanos en elecciones locales
La ciudad de Frederick, en Maryland, es la última en conceder el derecho al voto a todos los residentes para las elecciones locales, algo que sólo permiten unos pocos municipios en ese Estado, California, Vermont y Washington DC
La ciudad de Frederick, en Maryland, aprobó la semana pasada una ley histórica que permitirá a todos los residentes de esta localidad de las afueras de Washington votar en elecciones locales. La ley, bautizada como “Todos los ciudadanos votan” concede el derecho a opinar en las urnas a todas las personas que viven en la ciudad, sin importar su estatus migratorio. Unos 6.000 residentes que no son ciudadanos podrán decidir sobre asuntos locales que les atañen y sobre los que hasta ahora no tenían ni voz ni voto. La nueva norma les permitirá decidir a los representantes de la ciudad en las elecciones locales de otoño de 2025.
El caso de esta jurisdicción, donde viven unos 79.000 habitantes, de los que unos 16.000 son latinos, según el censo de 2020, se suma al de otra docena de municipios del Estado de Maryland en los que no es necesario tener una tarjeta de residente para opinar sobre asuntos como los consejos escolares, la retirada de basuras o la administración del ayuntamiento.
“Son personas que tienen los hijos en la escuela, van a la iglesia, tienen negocios, son dueños de casa, pagan impuestos... ¿Por qué no tienen voto como todos los demás?, declaró Sebastián Brown, estratega de la organización de defensa de derechos civiles ACLU a Telemundo.
La Constitución de Estados Unidos solo concede el derecho al voto para elecciones federales a los ciudadanos estadounidenses, pero las elecciones municipales pueden ampliarlo a todos los residentes si así lo regula su legislación. El caso de Maryland, Estado de mayoría demócrata, es bastante raro. En todo el país sólo unas pocas ciudades, en California, Vermont y Washington DC lo han aprobado, y, en ningún caso, se extrapola a las elecciones estatales.
La Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen mayoría, aprobó en mayo pasado con el apoyo de algunos demócratas el veto a la ley que permite que en Washington D.C. todos los residentes, independientemente de si son ciudadanos, puedan votar en las elecciones locales. La propuesta no tiene posibilidad de seguir adelante en un Senado controlado por demócratas. Los no ciudadanos son elegibles para votar si tienen al menos 18 años de edad el día de las elecciones, han sido residentes de D.C. durante al menos 30 días antes de las elecciones, no han sido considerados por un tribunal legalmente incompetentes para votar y no reclaman el derecho a votar en cualquier estado, territorio o país.
En Nueva York, el Consejo de la Ciudad ha apelado la decisión judicial que frenó la ley de 2022 que concedía el derecho de voto a los no ciudadanos que tuvieran permiso de residencia —green card— o de trabajo, para que pudieran participar en las elecciones de la ciudad, incluidos alcaldes, defensores públicos, municipios y ayuntamiento. “Empoderar a los neoyorquinos para que participen en nuestro proceso democrático local sólo puede fortalecer a la ciudad de Nueva York aumentando el compromiso cívico”, dijo Rendy Desamours, portavoz del Consejo de Nueva York en un comunicado.
La ley concedería el derecho del voto a unos 800.000 residentes en Nueva York, que podrían decidir en la elección del alcalde y del consejo de la ciudad, entre otras cuestiones.
Quienes se oponen a que los no ciudadanos voten consideran que sería ir contra la Constitución, a pesar de que la Carta Magna se refiere sólo a los comicios federales. Además, sostienen que permitir el voto a los no ciudadanos impulsaría el fraude en las votaciones, un típico argumento de los republicanos desde que su candidato, Donald Trump, alimentó esa teoría al perder las elecciones de 2020 ante Joe Biden. Sin embargo, la idea de que personas que no son ciudadanos se arriesguen a emitir fraudulentamente un voto es muy poco probable, pues pondrían en riesgo la regularización de sus papeles, acabar en la cárcel o ser deportados.
En cualquier caso, en las ciudades que se autoriza el voto a los no ciudadanos, la participación de éstos suele ser muy baja. En Burlington, Vermont, donde los residentes que tienen una green card y los solicitantes de asilo pueden influir en las votaciones locales, pocos lo hacen. En la última elección local sólo 62 de un total de 15.000 votos fueron de no ciudadanos.
Los que apoyan el derecho de voto a todos los residentes argumentan que pagan impuestos como el resto de la población, pero no pueden opinar en las cuestiones que les afectan en su vida diaria.
“Muchas veces somo como sordomudos, no tenemos derechos, no sabemos lo que pasa. Pero ya no va a ser así”, declaró Amilcar Covo, residente de Frederick.