“No estamos incentivando lo suficiente a las mujeres a elegir carreras en tecnología y ciencia”
La mexicana Noemí Hernández Guerrero, especialista en administración de tecnologías de la información, hace un balance sobre las dificultades a las que se ha enfrentado como mujer en el sector STEM
Noemí Hernández Guerrero (México, 36 años) busca romper barreras. “La tecnología puede abrir las puertas de absolutamente todo”, asegura la directora de éxito al cliente de Salesforce, una compañía de tecnología fundada en San Francisco que ha sido reconocida como la mejor empresa para trabajar en Europa, Estados Unidos y México. Su trayectoria dentro del ámbito STEM es inspiradora, especialmente cuando se tienen en cuenta las estadísticas. Según la UNESCO, la tasa mundial promedio de mujeres en el área de ingeniería, ciencia y tecnología es de solo 29.3%, y apenas el 35% de los estudiantes en la educación superior en estos campos son mujeres.
La mexicana experta en tecnologías de la información acaba de convertirse en mamá y reflexiona sobre los desafíos que ha enfrentado como mujer en un ámbito global, la persistente brecha salarial y la importancia de contar con una red de apoyo sólida. Desde combatir el cambio climático, impulsar a las mujeres para ocupar puestos directivos en empresas internacionales, ser un factor detonante que abone a la movilidad social de las familias que viven en las zonas rurales del Estado de Hidalgo —de donde es originaria— o la maternidad, Hernández Guerrero puede con todo. Su voz tiene una virtud que muchos persiguen: fortaleza y determinación para salir adelante.
Pregunta. ¿Qué fue lo que le impulsó a entrar en el mundo de la tecnología?
Respuesta. Fue mi papá. Él se especializó en informática, y en un país como México, donde esa área era bastante novedosa, tuve la oportunidad de tener acceso a alguien que había estudiado esa carrera. Pero siendo sincera, mi interés también se debía a que notaba que mi papá podía regresar a casa para comer con nosotros todos los días. Yo decía: “quiero ese trabajo que parece que no hacen nada, pero mi papá dice que hace mucho”.
Después, mientras veía programas de televisión sobre el impacto de la tecnología en el cambio climático y el estudio de los animales, comencé a darme cuenta del potencial que tenía esta disciplina para abordar temas que me apasionaban. Fue entonces cuando pensé que, si me gustaría hacer algo relacionado con la zoología y el medio ambiente, la tecnología me abriría las puertas de absolutamente todo.
P. Históricamente, el campo de la tecnología ha presentado desafíos para las mujeres que aspiran desarrollar una carrera profesional, ¿Quiénes la inspiraron a seguir adelante?
R. Para mí, un rol model es mi abuela Raquel. Mi familia viene de una cultura machista, yo soy parte de las primeras generaciones de mujeres que lograron completar una carrera universitaria. Crecí en una época en la que mis padres y tíos tuvieron la oportunidad de estudiar, mientras que las mujeres se dedicaban a servirles. Sin embargo, mi abuela siempre me recordaba que yo tenía otras oportunidades, e insistía que “la educación y los valores era lo único que me abriría las puertas en esta vida”.
P. ¿Cómo llegó a desempeñarse como directora de Éxito al Cliente en Salesforce?
R. Estudié la carrera de Administración de Tecnologías de la Información, donde tuve la oportunidad de conocer a Salesforce en los primeros semestres. Después de varios años implementando esta tecnología del lado del cliente, tuve la oportunidad de ingresar a la empresa en un momento en el que estaban buscando personas con experiencia para ayudar a los clientes en la región.
Actualmente, lidero un grupo de personas en México que atiende a cuentas en Estados Unidos y Latinoamérica. Mi rol consiste en dirigir a este equipo para asegurarme que comprendan las necesidades de los clientes, alcancen los objetivos comerciales junto con ellos y aprovechen al máximo tanto los servicios como los productos que han adquirido.
P. ¿Cuáles han sido las dificultades que ha enfrentado como mujer en el área de la tecnología?
R. Uno de los retos más importantes es la disparidad de oportunidades. Aunque muchas compañías hablan de sus valores, pocas los ponen en práctica. Hoy en día hay varias mujeres que trabajan en estos espacios, pero su presencia en roles de liderazgo y la toma de decisiones sigue siendo limitada.
Otro desafío es la brecha salarial. Las mujeres, generalmente, no reciben el mismo salario que los hombres por realizar trabajos similares y esto se debe en parte a que nosotras no tenemos la seguridad para negociar salarios más altos.
P. ¿Por qué las mujeres no aplican a los puestos de tecnología?
R. En el campo de ingeniería, ciencia y tecnología, aún es difícil ver a mujeres ocupando puestos estratégicos porque no hay las suficientes candidatas para llenar esas posiciones y desde mi punto de vista influyen dos factores. En primer lugar, no estamos incentivando activamente a las mujeres a elegir carreras en tecnología y ciencia. No es una cuestión de imposición, sino de brindar opciones y oportunidades. Personalmente, tuve la suerte de contar con un ejemplo a seguir en el ámbito tecnológico, pero ¿qué sucede si no tienes ese modelo a seguir? ¿Cuál es tu referencia? Si no hay ejemplos cercanos, ¿cómo puedes aspirar a algo que ni siquiera sabes que existe? Es esencial compartir ejemplos inspiradores y crear una cultura que fomente la diversidad en estos campos.
En segundo lugar, debemos abordar el síndrome del impostor. Las mujeres a menudo se sienten intimidadas por el temor a no estar a la altura o de ser percibidas como impostoras en entornos dominados por hombres. Es crucial superar este miedo y romper con las percepciones limitantes. Al modificar nuestra posición frente a estos desafíos, podemos avanzar hacia una mayor inclusión y diversidad en el mundo de la tecnología.
P. ¿Cómo se puede combatir el síndrome de la impostora?
R. Trabajando en uno mismo. Durante años, me preocupé por otras personas: mi equipo de trabajo, mi familia, mi esposo y mis hijas. Pero llegó un momento en el que perdí de vista lo más importante: yo. Fue entonces cuando comprendí que necesitaba trabajar en mi propio desarrollo para poder seguir apoyando, creciendo y fortaleciendo a quienes amo. Cuando me di cuenta de que estaba sacrificando mi bienestar personal por el bienestar de los demás, decidí invertir tiempo y esfuerzo en conocerme mejor.
También tomé sesiones de coaching, mentorías y tuve un sponsor. Esto me ayudó muchísimo en mi carrera profesional para poner metas a un corto, mediano y largo plazo. Todo eso sumado a la terapia, para conocerme a mí y entender dónde estoy, qué es lo que me frustra y hacia dónde voy, me hizo sentir mucho más segura de cada paso que doy en la vida. Estas decisiones me han permitido continuar con mi propósito de generar un impacto positivo en la vida de los demás a través de mis experiencias y conocimientos.
P. Como mamá, ¿qué consejo daría a las mujeres que desean desarrollarse profesionalmente y al mismo tiempo convertirse en madres?
R. Creo firmemente que es posible conciliar la maternidad con el crecimiento profesional, pero la clave reside en contar con un sólido sistema de apoyo. La idea de ser una superwoman es algo que debemos quitarnos de la cabeza. Es importante recordar que cada mujer desempeña múltiples roles en la vida, no solo como trabajadoras, sino también como hijas, hermanas, primas, amigas y, por supuesto, madres. Encontrar un equilibrio perfecto entre todos estos roles puede resultar difícil e incluso imposible. Para mí, la familia siempre ha sido mi principal prioridad, aunque el trabajo también juega un papel significativo y cuando logras alinear tu trabajo con tu propósito y prioridades, es cuando encuentras verdadera satisfacción.
Mi principal consejo sería: “asegúrense de contar con un sistema de apoyo sólido. Ya sea su pareja, familiares, amigos o incluso ayuda externa, es fundamental tener personas en las que puedas confiar para ayudarte en este viaje de la maternidad y la carrera profesional”. La realidad es que asumir la responsabilidad de ser madre y trabajar al mismo tiempo puede ser abrumador, y es importante reconocer que no se tiene que hacer sola.