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Enredada

La presidenta Claudia Sheinbaum podrá tener muchos talentos, pero no el de ser una comunicadora hábil y perspicaz

La comunicación es un elemento clave del quehacer gubernamental. Es una tarea que no cesa: sabe de plazos, pero vive de urgencias. El talento personal para la política puede verse opacado por una mala comunicación y, por el contrario, alguien que es pura comunicación puede derivar en un político de talento. Uno de los retos de quien fuera a ser el sucesor de Andrés Manuel López Obrador era precisamente el de la comunicación. ...

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La comunicación es un elemento clave del quehacer gubernamental. Es una tarea que no cesa: sabe de plazos, pero vive de urgencias. El talento personal para la política puede verse opacado por una mala comunicación y, por el contrario, alguien que es pura comunicación puede derivar en un político de talento. Uno de los retos de quien fuera a ser el sucesor de Andrés Manuel López Obrador era precisamente el de la comunicación. Sheinbaum y su equipo seguramente pensaron que bastaba con seguir el método Peje para tener éxito. La presidenta ha llegado incluso a imitar el tono lerdo de hablar del tabasqueño. También ha optado por culpar de todo al expresidente Felipe Calderón y a los perversos opositores. El resultado ha sido un desastre. La mandataria enfrenta una crisis amplia y su comunicación nada más la hunde más en los problemas, se enreda en sus propias palabras.

A su arribo a la presidencia, Sheinbaum dejó a cargo de la comunicación al mismo sujeto torvo y perverso que estaba con López Obrador. Con la diferencia de que al exmandatario solamente había que darle empuje a sus ocurrencias y desplantes: la estrategia de comunicación era el propio presidente. No es el caso con Sheinbaum, que podrá tener muchos talentos, pero no el de ser una comunicadora hábil y perspicaz. A lo mejor por eso dicen que es científica. Ella necesita que le desarrollen el guion y eso no es malo, incluso es mejor para planear. El señor Jesús Ramírez, que se supone el responsable de esa área, decidió aparecer en algunas entrevistas a modo y es verdaderamente sorprendente las babosadas que dice, lo que explica el enredo en que está convertido el mensaje presidencial. Si López Obrador usaba sus mañaneras para denostar a sus adversarios y aplastar opositores, Sheinbaum, por su lado, ha dado alas a una oposición que ni siquiera estaba presente: ella le ha dado presencia y significación.

El asunto de la marcha del 15N es el ejemplo más claro del fracaso del modelo de comunicación de la presidencia. Un evento del que pocos sabían terminó siendo un punto de quiebre gubernamental. La presidenta no ha dejado de hablar de eso todos los días. Primero la hizo grande con su promoción, después acusó la presencia de fuerzas extranjeras en la organización y promoción de la marcha; ha dedicado esfuerzos y tiempo a espiar tuiteros juveniles para exhibirlos como complotistas de alta peligrosidad, incluso ha dado al PAN una capacidad de influencia y organización de la que desgraciadamente el blanquiazul carece.

Y peor aún, en la presidencia creen que las imágenes de violencia que se volvieron noticia internacional pueden ser opacadas por una marcha de apoyo a su gobierno. Porque en eso ha terminado el asunto: un berrinche para hacer su propia marcha de apoyo. Ella seguramente cree que será relevante globalmente ver a un grupo de diputados marchando en agradecimiento a sus patrones del gobierno. Debiera darse cuenta de que la violencia es tema principal porque va de la mano de otra violencia: la del crimen organizado que campea en todo el país.

Mientras la presidenta siga hablando de la marcha y de lo malos que son sus adversarios, va a ser imposible que destaque el verdadero combate al crimen. La noticia de la detención del autor intelectual del asesinato de Carlos Manzo pasó a segundo plano por la necedad de andar fustigando a unos enemigos que se ha inventado la presidenta. Porque, en efecto, parece ser que por fin Batman colgó la capa, dejó Ciudad Gótica y se fue a Michoacán a trabajar. La aprehensión del criminal no fue poca cosa, pero la discusión de la presidenta estaba no en la maldad del asesino, sino en los tuits de un joven panista. Los enemigos de un político también revelan sus prioridades.

Las mañaneras han resultado una trampa para la presidenta y una delicia para sus malquerientes. Mientras se siga enredando, se hará a sí misma el daño que no le hacen sus adversarios.

@juanizavala

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