Una guía personal de la FIL de Guadalajara
En esta entrega de ‘Letras Americanas’, el boletín sobre literatura latinoamericana de EL PAÍS América, Emiliano Monge propone un plan básico para acercarse a libros y eventos
Esta entrega de Letras americanas es la primera que regatea su periodicidad regular, querido lector, pero no será la última.
El año pasado, tras la pandemia, volvió la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante de nuestra lengua, con una edición reducida en casi todo: aforo de lectores, expositores, actividades e invitados.
Fue, la del año pasado, por decirlo de algún modo, una edición desangelada, pero también esperanzadora: ...
Esta entrega de Letras americanas es la primera que regatea su periodicidad regular, querido lector, pero no será la última.
El año pasado, tras la pandemia, volvió la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante de nuestra lengua, con una edición reducida en casi todo: aforo de lectores, expositores, actividades e invitados.
Fue, la del año pasado, por decirlo de algún modo, una edición desangelada, pero también esperanzadora: la constatación de que, más allá de que la FIL seguía viva y prometía volver con fuerza, el ecosistema latinoamericano del libro, que casi no recibió apoyos gubernamentales durante la pandemia en ningún lugar del continente, había logrado resistir e, incluso, crecer en ciertas latitudes.
La promesa parecería estar por cumplirse: la FIL de este año se perfila para ser ese espacio casi desmedido que fue siempre, en el que los lectores podían extraviarse por pasillos retacados de editoriales tan diversas que van desde los grandes grupos hasta las independientes más pequeñas, pasando por las universitarias —desde sellos literarios o especializados hasta los de plagas comerciales, autoayuda o modas pasajeras—, así como asomarse a una multiplicidad de eventos para los que se requeriría de varios clones si se desea asistir a todo aquello que despierta un interés particular.
En otras palabras, la feria de Guadalajara de 2022 será, una vez más, esa feria matrioska que tan felices hace a todos y a cada uno de aquellos que asistimos a su recinto, seamos lectores o no, es decir, esa feria de ferias, una feria que tiene dentro de sí otras muchas ferias, que dentro tienen otras ferias más; un espacio en el que uno, según su gusto, preferencias, intereses, afinidades, perplejidades, emociones, vacilaciones, inseguridades y hasta morbos, construye su feria personal. Por eso, para ayudar a los lectores de Letras americanas a ubicarse, a no perderse dentro del laberinto, acá se propone una guía, un plan básico para acercarse a ciertos libros y eventos.
Guía personal y básica
Por supuesto, esta guía, este plan básico —construido desde mi gusto, preferencias, intereses, afinidades, perplejidades, emociones, vacilaciones, inseguridades y hasta morbos personales— no pretende ser más que un punto de partida, esto debe quedar tan claro como estos otros dos asuntos: en este texto se obvian todos los libros y autores a los que se ha dedicado alguna entrega anterior, para no darle lugar a la publicidad subliminal, y se consideran, tan solo, libros escritos en Latinoamérica y eventos en los que participan autores o autoras de esta región, para respetar el espíritu de nuestro espacio.
Según el gusto. Nada más personal que este, nada más pasional, además, me lleva a recomendarles un libro que la editorial Sexto Piso, en coedición con la UNAM, lanzará en la feria: Cuentos completos, de Jesús Gardea, uno de los escritores mexicanos a los que les debemos más lectores y reconocimientos. Un escritor al que vuelvo cada vez que puedo y cuya lectura o relectura resumo acá, como hago en el prólogo del libro: leer a Jesús Gardea, el hombre que dejó el desierto en que nació para llevarle al mundo ese desierto, es asistir a un estallido de luz —un estallido en el que el aire deviene territorio, el espacio se convierte en temporalidad e historia y el fuego solar transmuta en personaje— que paraliza las pupilas, llena los ojos de abismos, afina la visión y recalibra, finalmente, la mirada.
Según las preferencias. Menos pasionales que el gusto, pero igual de personales, las preferencias me hacen recomendar acá tres conversatorios que, sin duda alguna, pueden resultar especialmente interesantes a los lectores de esta newsletter, todos los cuales forman parte del programa Latinoamérica viva: el primero, que tendrá lugar el domingo 27 de noviembre, a las 19.30, juntará a Fernanda Trias, Carolina Bello y Marco T. Robayo; en el segundo, que será el martes 29, a las 19.00, estarán Paulina Flores, Laura Ortiz y Nara Vidal, y en el tercero, el sábado 3 de diciembre, a las 16.00, podrán escuchar a Ariana Harwicz, Fernando Iwasaki, Martín Kohan y Fernanda García Lao.
Según el interés. No me queda duda de que uno de los eventos más interesantes de la FIL será la presentación de Los animales y el recinto sagrado de Tenochtitlan, donde estarán presentes Leonardo López Lujan y Eduardo Matos Moctezuma, compiladores de este libro coral que ha sido publicado por El Colegio Nacional, en el que se aborda la importancia de los animales en la vida de los mexicas, desde puntos de vista tan diversos como los simbólicos, biológicos o tafonómicos, siempre a partir de las ofrendas encontrados en las excavaciones del Templo Mayor.
Según afinidades. Quizá se trate de algo en apariencia menos personal, pero seguro que es algo más hondo, pues implica un diálogo único, lo que me lleva a recomendar a los visitantes de la FIL que no se vayan sin hacerse con un ejemplar de dos de las reediciones más interesantes del año: La ciudad invencible, de la uruguaya Fernanda Trías, relanzada en México por la editorial Dharma Books —que también está relanzando la obra de Ariana Harwicz—, y Falsa liebre, de Fernanda Melchor, relanzada por Random House.
Según perplejidades. En Latinoamérica pocas cosas llaman a la perplejidad como la subsistencia de las independientes, por eso recomiendo que busquen los libros de las mexicanas Gris Tormenta y Dharma Books, cuyos catálogos parecerían confeccionados por un relojero y un esquivador, respectivamente, la chilena Montacerdos —en particular, el soberbio Safari, de Pablo Toro—, la tica Encino ediciones y la guatemalteca Sophos.
Según emociones. Cuando se ha leído la primera obra de una escritora o escritor, emociona leer sus siguientes libros, sobre todo si confirman una voz, un mundo interior propio, una lucha desde el estilo y un futuro. Por eso menciono estas tres novelas: Mar de piedras, de Aura García-Junco, El año del viento, de Karina Pacheco, y Feral, de Gabriela Jáuregui.
Según vacilaciones. Una de las maravillas de la literatura es que sacude certezas y nuestra mente o sensibilidad pierden el equilibrio. Por eso menciono un par de eventos que los cimbrarán: la lectura de poesía del chileno Yanko González, el lunes 28 a las 20.00, y el homenaje a David Huerta, el martes 29, a las 18.00.
Según inseguridades. En este rubro raro quiero recomendar dos libros a los que me acerqué inseguro —cuando se ha escrito de un tema, se cree que se está harto—, pero acabaron impresionándome: Lengua dormida, de Franco Félix, e Isla partida, de Daniela Tarazona.
Según morbo. En este último y extraño rubro, quiero mencionar un par de libros a los que me acerqué por morbo y que terminaron resultándome divertidísimos: No soy tan zen, de José Montelongo, y Bonzo, de Luis Alberto Arellano.
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