Santiago Nieto y el santo credo de la mañanera

El mismo presidente que ha dicho que prohibirá que le pongan su nombre a calles o plazas es el que con el despido de Nieto le recuerda a propios y extraños que no está pintado

Santiago Nieto durante una conferencia de prensa el 13 de octubre de 2021.Galo Cañas (Cuartoscuro)

Santiago Nieto perdió la chamba y dispensa presidencial por un pecado capital. Su falta fue desatender el credo mañanero y tener como invitado a su boda al dueño de un diario que son considerados —ambos, periódico y publisher— enemigos de la causa de Andrés Manuel López Obrador. El presidente no habla en vano, es el mensaje de la defenestración.

A pesar de su guion chato y totalmente predecible, la mañanera no es un ejercici...

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Santiago Nieto perdió la chamba y dispensa presidencial por un pecado capital. Su falta fue desatender el credo mañanero y tener como invitado a su boda al dueño de un diario que son considerados —ambos, periódico y publisher— enemigos de la causa de Andrés Manuel López Obrador. El presidente no habla en vano, es el mensaje de la defenestración.

A pesar de su guion chato y totalmente predecible, la mañanera no es un ejercicio trivial. No para Andrés Manuel. El titular del Ejecutivo celebra esas reuniones con una fe mística, como si quien las atestiguara fuera la posteridad y no básicamente un puñado de profesionales de la desinformación acreditados como periodistas. Y el tabasqueño espera que quienes le siguen, máxime sus apóstoles, comulguen con él de cuanto ucase él ahí decreta.

Juan Francisco Ealy Ortiz, director general y dueño de El Universal, fue excomulgado en 2018 de los ritos presidenciales. Primera vez que le pasa en sus más de cinco décadas de ser un referente de la prensa mexicana. Su nombre o el de su periódico han sido pronunciados tantas veces en la mañanera que cualquiera sabe que el timón del “gran diario de México” es un anatema, un ángel caído.

Santiago Nieto y su hoy esposa Carla Humphrey sabían eso, pero subestimaron el mandamiento de no te juntarás con mis enemigos, igual creyeron que se pagaría con una penitencia venial. Están oyendo y no ven.

El mismo presidente que ha dicho que prohibirá que le pongan su nombre a calles o plazas es el que con el despido de Nieto le recuerda a propios y extraños que no está pintado. Que el credo mañanero no son campanadas que uno decide si atiende o no.

Hay jefe. Y en el viejo sistema político mexicano, revitalizado como pocas veces en estos años, otro mandamiento de obligada observancia es no opacar al mero mero. ¿El preciso va a ir a Nueva York a una cita estelar? Tu chamba es no atravesarte en su agenda por ningún motivo, menos por uno polémico.

Hay jefe. Que los que ya hacen cuentas en el calendario de cómo van a posicionarse ahora que su corcholata sea destapada, los que van a fiestas para planchar acuerdos, para sumar adeptos de cualquier lado ideológico, quienes crean que el presidente va de salida y que rumbo a la grande no se puede perder tiempo ni mantener la pureza, se van a equivocar: si el jefe ve que se mueven de más van a salir en las noticias, pero no en la foto de la sucesión.

AMLO ha dicho en la mañanera que no entiende por qué sus funcionarios se reúnen en privado con periodistas que los “sopean”. Traducción: por qué no les basta con solo escucharme a mí, qué los mueve a adorar otros ídolos.

Hay dogma. Y un solo interpretador del mismo. Cada mañana —y en los informes de cada tres meses, o en ocasiones especiales como la de la visita a la ONU de este martes— la palabra presidencial es pronunciada para ser seguida, vivida. ¿Suena exagerado? Pregúntenle a quienes han sido dejados de la mano del señor.

Y si luego el propio López Obrador dispensa los excesos o pecados de algunos, para qué se es pontífice si no para establecer las excepciones que confirman la fe.

Quien ya solo se quiera escucharse a sí mismo, quien crea que puede estar en el Gobierno federal y al mismo tiempo gozar de libertad de acción y de reunión, quien ande en esos pasos no ha entendido al presidente, ni al movimiento, ni a las mañaneras, vaya.

Pues como el propio AMLO lo ha dicho ahí en Palacio Nacional, los caminos de la vida no son como uno piensa.

Y quien tenga dudas, que aplique la máxima priista: el que pregunta (la lista de unos invitados, la participación en un panel, una declaración a la prensa, etc.) no se equivoca.

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