Las claves del impuesto a los electrolitos orales: de medicinas a bebidas con azúcar y un intento por aumentar la recaudación
La iniciativa pretende modificar el registro legal de los electrolitos, considerados como medicamentos, y redefinirlos como bebidas azucaradas al nivel de los refrescos
En México, el consumo de los electrolitos orales va más allá de las indicaciones terapéuticas que los recomiendan para combatir la deshidratación. Además de venderse en farmacias, las bebidas de distintos sabores disponibles en refrigeradores de supermercados y tiendas de conveniencia han ganado terreno frente a una oferta casi inagotable de refrescos, aguas saborizadas y jugos. De ahí que una nueva iniciativa de la Cámara de Diputados pretenda cambiar su registro y con ello, gravar los electrolitos con los impuestos propios de una bebida azucarada.
La propuesta de reforma, presentada por legisladores del Partido Verde y el Partido del Trabajo en la Cámara de Diputados, asegura que los fabricantes de los electrolitos orales “privilegian el sabor sobre el objetivo terapéutico de la bebida” y por lo tanto, aprovechan un vacío legal que les permite ofrecer su producto como medicamento sin los impuestos y sellos nutricionales a los que se expone cualquier bebida azucarada.
El ejemplo mencionado en las discusiones legislativas es Electrolit, la marca que domina el mercado de los electrolitos orales en México. De acuerdo con la Secretaría de Salud, la empresa cuenta con un registro ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que reconoce al producto como un medicamento basado en una solución de electrolitos orales y recomendado para “la prevención y tratamiento de la deshidratación leve a moderada ocasionada por exceso de calor, ejercicio físico intenso, resaca, vómitos y diarrea en mayores de 6 años de edad”.
Al tratarse de una medicina, Electrolit y otros electrolitos orales están exentos del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y el IVA, los dos principales impuestos que pagan las bebidas azucaradas como los refrescos. La iniciativa argumenta que se trata de una “distorsión fiscal y sanitaria” y considera que su recategorización es necesaria dada su alto contenido de glucosa, de cinco gramos por cada 100 mililitros.
La medida, estiman los legisladores, podría sumar a las arcas públicas más de 5.000 millones de pesos al año, y está alineada con la propuesta del Paquete Económico 2026, que contempla un incremento al IEPS de los 1,63 pesos por litro fijados en 2025, a una nueva tasa de 3,08 pesos por litro. En caso de aprobarse, los electrolitos orales también formarían parte de las medidas dispuestas por la Norma Oficial Mexicana NOM-051, que desde octubre de 2020 agregan sellos de advertencia en las etiquetas frontales de los productos que contienen exceso de calorías, azúcares, grasas, sodio o edulcorantes, una medida de la que están exentas las medicinas, las especias, las infusiones y el café.