Incautado en Sinaloa el mayor alijo de fentanilo de la historia de México

La Secretaría de Marina requisa 1.500 kilos de pastillas del opioide en plena guerra interna en el cártel de Sinaloa y tras las amenazas de Trump

Decomiso de fentanilo en Sinaloa.Foto: RR.SS | Vídeo: Reuters

Donald Trump aún no ha sido investido presidente de Estados Unidos y sus amenazas ya encuentran repercusión al sur de la frontera. México ha cambiado el ritmo contra el fentanilo con el decomiso del mayor alijo del opioide en el país hasta la fecha, apenas unas horas después de que el Congreso aprobara una ley contra la potente droga. Un operativo encabezado por la Secretaría de Marina ha incautado este martes en Sinaloa “aproximadamente 1.500 kilos de pastillas de fentanilo” en dos acciones distintas, según el secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch. El zar de seguridad de la presidenta, Claudia Sheinbaum, ha anunciado también la detención de dos hombres y la confiscación de armas de fuego.

Harfuch ha prometido que “estas acciones continuarán hasta que disminuya la violencia en Sinaloa”. El Estado, particularmente su capital, Culiacán, es desde el 9 de septiembre rehén de una guerra interna entre las dos facciones más poderosas del cártel de Sinaloa, que luchan por el control de la organización criminal tras la detención a finales de julio de su viejo capo, Ismael El Mayo Zambada. Los Chapitos, los hijos del antiguo líder Joaquín El Chapo Guzmán Loera, hoy condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, combaten contra los fieles a Zambada. Desde entonces, más de medio millar de personas han sido asesinadas, una media de seis vidas perdidas al día, y otras tantas han sido secuestradas, según el recuento independiente del periódico Noroeste.

El operativo, dirigido por la Marina, pero en el que han participado también el Ejército, la Guardia Nacional, agentes de la Fiscalía de la República y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se ha saldado con la detención de Elier Jassiel Esquerra Félix y Javier Alonso Vázquez Sánchez, alias Tito. Fuentes del Gobierno federal vinculan a los dos hombres con el cártel de los Beltrán Leyva, una organización criminal poderosa hace años, pero hoy casi extinguida tras una dura guerra contra el cártel de Sinaloa que convirtió Acapulco en una de las ciudades más peligrosas del mundo.

Los sospechosos fueron detenidos en el municipio de Guasave, al norte del Estado. Junto a ellos, las fuerzas de seguridad encontraron “tres armas de fuego cortas con cargadores abastecidos, un equipo de radiocomunicación y una bolsa con dos kilos de pastillas de fentanilo”, según la misma fuente. En otra acción, en el municipio de Ahome, a 88 kilómetros de Guasave, se incautaron de aproximadamente 800 kilos de fentanilo, además de unos 300 kilos de los precursores químicos que se usan para producir el opioide. Los agentes también decomisaron tres vehículos, un cargador, revolvedoras industriales y básculas. Presuntamente, la segunda operación se dio gracias a “denuncias ciudadanas”.

El Gobierno sitúa el inicio del operativo el 1 de julio, antes incluso de la captura de El Mayo, secuestrado en Culiacán por un hijo de El Chapo y trasladado contra su voluntad a Estados Unidos, donde ahora se enfrenta a la justicia. Según su relato, las autoridades desarticularon un “grupo delictivo” vinculado a los Beltrán Leyva, “directamente relacionado con Fausto Isidro Meza Flores, alias Chao Isidro” y encabezado por “Pedro Izunza Coronel, alias Pichón o Pájaro, con presencia en Los Mochis, Sinaloa”. Izunza Coronel es hijo de Pedro Inzunza Noriega, apodado Sagitario, al que el Departamento de Estado estadounidense coloca como líder de la organización. “Este grupo se encuentra integrado por al menos dos células dedicadas a la producción y tráfico de fentanilo”, asegura la fuente. Los dos detenidos son los principales operarios, junto con un “químico cocinero”, Adrián Cebrero Pereyra, Gallero.

Solo unas horas antes del mediático anuncio del gran decomiso, la Cámara de Diputados aprobó una enmienda que prohíbe la producción, distribución y adquisición de fentanilo y de sus precursores químicos, así como de vapeadores y otras sustancias tóxicas. Ambos hechos constituyen en la práctica un cambio de paso en el tratamiento a la crisis del opioide: el expresidente Andrés Manuel López Obrador repitió hasta la saciedad que México no producía fentanilo, palabras que esta incautación echa por tierra. La droga, 50 veces más potente que la heroína, ha detonado una epidemia de sobredosis en Estados Unidos. Es el enemigo público número uno para Washington y Trump, antes incluso de su toma de posesión el 20 de enero, ha amenazado a México con una guerra comercial si Sheinbaum no contiene el tráfico de fentanilo —y de paso la migración— hacia el norte.

En una batalla dialéctica mantenida entre ambos dirigentes durante la última semana, Sheinbaum respondió que reaccionará a la amenaza de Trump (subir el 25% los aranceles) con más aranceles, en una espiral que perjudicaría a ambos países. La presidenta también recordó al magnate que si México vende droga es porque Estados Unidos la compra, y que la crisis de violencia que consume su país está en un alto grado alimentada por las armeras estadounidenses. Tras el intercambio de faroles, los dos mantuvieron una llamada telefónica que Sheinbaum calificó como “excelente” y Trump como “maravillosa”. Días después, una nueva ley y más de una tonelada de fentanilo incautado dan fe de ello.

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