Sheinbaum envuelve al ejército en gestos feministas

La comandanta suprema extiende la igualdad entre hombres y mujeres a un ámbito tradicionalmente masculino en la rendición de honores de las Fuerzas Armadas

Una militar saluda a Claudia Sheinbaum durante la ceremonia de salutación de las Fuerzas Armadas a la presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, este jueves.Nayeli Cruz

Ni un acto tan tradicionalmente masculino como una salutación militar ha escapado en esta ocasión a los gestos de igualdad entre sexos que la presidenta Claudia Sheinbaum ha ofrecido desde que tomó el poder el 1 de octubre. En tres días, todo parece histórico en México: nunca antes se conoció que los jefes de las Fuerzas Armadas y la Marina hayan rendido honores a la “comandanta suprema”, como la propia presidenta se autodenomina. En su también con...

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Ni un acto tan tradicionalmente masculino como una salutación militar ha escapado en esta ocasión a los gestos de igualdad entre sexos que la presidenta Claudia Sheinbaum ha ofrecido desde que tomó el poder el 1 de octubre. En tres días, todo parece histórico en México: nunca antes se conoció que los jefes de las Fuerzas Armadas y la Marina hayan rendido honores a la “comandanta suprema”, como la propia presidenta se autodenomina. En su también condición de secretarios del Gobierno, tanto el almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, como el general Ricardo Trevilla Trejo, han pronunciado este miércoles discursos en favor de la presencia de las mujeres en las tropas y de su progresivo avance hasta los puestos más altos de la jerarquía militar. La ciudadanía, entre perpleja y entusiasmada, ha visto a los altos uniformados saludar con insistencia la presencia de una mujer al mando del país. “Mi comandanta suprema: bajo su mando, navegaremos juntos”, ha declamado Morales Ángeles. La ceremonia, solemne y soleada, parecía dejar pequeñas las nuevas medidas presentadas en la mañana por Sheinbaum para el bienestar de las mujeres mexicanas.

México tiene un nutrido corpus jurídico en favor de los derechos, las libertades y la protección de las mujeres; también la paridad política e institucional es un hecho en los últimos años, pero la igualdad sustantiva se choca día tras día con una inercia cultural incapaz de alejar el país del machismo secular, profundo. Se detecta en la medicina, la justicia, las tareas policiales, la educación y, desde luego, en lo militar. Sin embargo, se diría que la visibilidad femenina ha avanzado un siglo en los últimos tres días. No ha habido un solo acto protocolario en las horas recientes donde la presencia de mujeres rodeando a la presidenta no fuera mayoritaria o exclusiva: uniformadas, indígenas, secretarias de Gobierno. En la salutación militar se ha querido potenciar este gesto dando entrada a 10 mujeres que se han cuadrado ante Sheinbaum, desde una generala brigadier hasta una marinera.

Las intenciones al respecto han quedado remarcadas en los discursos. El almirante Morales Ángeles, secretario de Marina (Semar) se ha comprometido desde su puesto civil a imprimir “un mayor impulso a la perspectiva de género para la igualdad sustantiva, en una Armada decidida a consolidar hoy más que nunca la participación cada vez más destacada de la mujer”. Siguiendo sus metáforas marineras, ha declarado a Sheinbaum: “Toma usted el timón de nuestro buque, un hecho que habrá de quedar en la historia de la nación y que vive ya en el corazón de las y los mexicanos”. Y aún más: “Este nuevo liderazgo de las Fuerzas Armadas que usted representa entraña la fuerza de la igualdad, de la razón y de la democracia”.

Sin embargo, el día venía precedido por el sombrío asesinato de varios migrantes en Chiapas, del que se ha responsabilizado oficialmente al ejército. Sheinbaum calificó de “lamentable” lo ocurrido. Más tarde, cerró filas con los militares por el polémico traspaso de la Guardia Nacional bajo el mando de la Defensa, y ha desmentido con insistencia a quienes critican la “militarización” del país debido a las muchas funciones de carácter civil que desempeña el ejército. Pese a ello, en ese capítulo ha prometido continuidad.

Cuando le tocó el turno de palabra a Trevilla Trejo, nombrado en este Gobierno para encabezar la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), este celebró el “hito en la historia patria” de poder presenciar la toma de posesión “de la primera presidenta que guiará el destino del país”. Y citó el nombre de varias mujeres de destacada participación en la historia de México desde la revolución de 1910, “como Amelia Robles, quien se disfrazó de hombre para poder combatir con las tropas revolucionarias; Adela Velarde, conocida como La Adelita, quien inicialmente se desempeñó como enfermera en el movimiento revolucionario; Carmen Alanís, levantada en armas en Casas Grandes y quien participó en la toma de Ciudad Juárez; Rosa Bobadilla, que se enroló en las fuerzas zapatistas y destacó por su liderazgo en batalla, y Dolores Jiménez, defensora de los derechos de las mujeres, solo por citar algunas. Desde entonces, las mujeres han sido parte fundamental de las Fuerzas Armadas, abriéndose camino con esfuerzo, talento y perseverancia”. El general ha prometido allanar la senda a las actuales uniformadas como “una prioridad” en su departamento.

Sheinbaum había iniciado el día presentando en la conferencia matutina las primeras medidas que tomará en favor de los derechos, libertades y protección de las mexicanas. Para ello, ha anunciado la modificación de varios artículos constitucionales encaminados a salvaguardar la igualdad sustantiva, la creación de una cartilla de derechos de la mujer y la orientación para su consecución, la extensión de las fiscalías de género, la investigación policial e impartición de justicia con perspectiva de género, la igualdad salarial o las ayudas económicas para las que tengan entre 60 y 64 años, antes de cobrar la pensión de jubilación, 3.000 pesos bimensuales que se irán concediendo paulatinamente y que obtendrán desde el inicio todas las mujeres de poblados indígenas de esas edades. “¿También habrá igualdad de salarios para las futbolistas?”, preguntó un reportero. Y la presidenta aseguró que sí.

El asunto que todavía no se ha abordado de una forma tan explícita es la violencia machista que acaba con la vida de un promedio de 10 mujeres al día en México, una de las grandes máculas de la política nacional. Reducir el número de feminicidios es la medida que se antoja más urgente y posiblemente la más compleja, porque esta no depende en exclusiva de los presupuestos públicos. La prevención de este delito, su persecución y castigo es algo que tendrá que abordar, entre otras, la Secretaría de las Mujeres, que también está pendiente de las cuentas públicas. Una vez conocidos los recursos que se otorguen a ese departamento, de pionera creación en la República, la ciudadanía tendrá una idea más exacta de hasta dónde llegan los gestos de visibilidad y cuánto podrán remediar las políticas sustantivas.

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