Enrique Ochoa: “El PRI no puede tener como funeral la locura de ‘Alito’ Moreno”

El exdirigente del partido ha hecho una pausa a sus nuevas responsabilidades en el sector energético para regresar a México y dar la batalla junto con otros pesos pesados del PRI para frenar los intentos de reelección del actual presidente

Enrique Ochoa exdirigente del PRI en la Ciudad de México, el 6 de agosto del 2024.Aggi Garduño

El destino del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para los próximos cuatro años se define este fin de semana. Las maniobras de la actual dirigencia han revivido a los priistas de antaño, que han resurgido con nuevos bríos en un intento de frenar la anunciada reelección de Alejandro Alito Moreno. Están dispuestos a llegar...

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El destino del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para los próximos cuatro años se define este fin de semana. Las maniobras de la actual dirigencia han revivido a los priistas de antaño, que han resurgido con nuevos bríos en un intento de frenar la anunciada reelección de Alejandro Alito Moreno. Están dispuestos a llegar hasta el final. Con todo lo que ello conlleva, incluso la expulsión. La pelota ha de jugarse en la cancha del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, dice Enrique Ochoa (Morelia, Michoacán, 51 años), exdirigente del partido (2016-2018). Ochoa ha hecho una pausa en sus encargos dentro del sector empresarial energético —también fue presidente de la Comisión Federal de Electricidad— y en la vida con su familia en Vancouver, Canadá, para regresar a la vida política mexicana. La posibilidad de que Moreno se haga cuatro años más del control del priismo ha sido razón para volver luego de tres años fuera. “Una gran institución histórica para el país no puede tener como funeral la locura de su actual dirigente”, sostiene.

En menos de dos meses, las alarmas de los priistas críticos a la presidencia nacional del PRI se han encendido en una especie de efecto dominó. “No me podría ver al espejo si la dirigencia del fracaso pretende mantenerse por cuatro años más de manera ilegal al frente del PRI”, dice Ochoa durante la entrevista en un céntrico hotel de la Ciudad de México. Su regreso no ha sido terso, ha estado marcado por el ajetreo de las largas reuniones con correligionarios, autoridades y abogados. Con Dulce María Sauri y Pedro Joaquín Coldwell, sus antecesores en la presidencia priista, y también con Aurelio Nuño, exsecretario de Educación. Con ellos encabeza un bloque que busca arrancarle a Alito el control del PRI.

Reconoce que han tardado en levantar la voz, lo atribuye a que todos los esfuerzos estaban en el proceso electoral, en ganar las candidaturas y no voltearon a ver el plan de Alito para “secuestrar al partido”. Frente al escenario, aparentemente adverso, no ve como una misión imposible ganar en los tribunales. El priista sabe que la situación por la que atraviesa el partido no se irá de la mano de Alito. La apuesta es que las autoridades electorales les den la razón para dar inicio a un proceso de renovación. Siempre por delante, destaca, el principio fundacional del partido: “Sufragio efectivo, no reelección”.

Pregunta. ¿A qué se dedicó estos años que se mantuvo alejado de la política?

Respuesta: A ir impulsando la transición energética hacia energías limpias, autos eléctricos y la ampliación y modernización de las redes de transmisión y distribución eléctrica. Es una oportunidad que la vida me dio de continuar mi pasión en el sector energético que vive un profundo momento de cambio y que requiere de especial atención. En Vancouver, Canadá, con mi familia.

P. ¿Por qué hizo esta pausa en la política?

R. En primer lugar, después de 15 años de actividad ininterrumpida, para mi familia era importante tener un espacio de mucha mayor convivencia familiar. Y ciertamente el sector privado tiene una cultura en horarios de trabajo muy distinta a la cultura del servicio público. Y en segundo lugar, porque a la par que el mundo se mueve aceleradamente hacia una transición energética muy importante, lamentablemente en México se ha puesto una pausa. Para mí era importante mantenerme actualizado en los temas del cambio energético porque no tengo duda alguna de que México retomará el rumbo de la modernización energética.

P. ¿Qué lo hizo regresar después de tres años de estar dedicado a su familia y al sector energético?

R. Mantuve participación en foros de discusión energética en México. En el sector político decidí ser prudente, si bien no comulgaba con muchas de las decisiones que se tomaron en mi partido, consideré darle el beneficio de la duda a quienes tenían la responsabilidad de dirigir los destinos del partido. Pero no me podría ver al espejo si permitiera que la dirigencia del fracaso pretenda mantenerse por cuatro años más de manera ilegal al frente del PRI. Después de unos resultados electorales tan negativos como los de 2024 uno espera que la dirigencia ofrezca una disculpa, se haga un lado y permita que con puertas y ventanas abiertas el partido reciba aire fresco. La militancia lo merece.

P. ¿Lo buscaron para que viniera?

R. He mantenido una comunicación muy fluida con Dulce María Sauri y Pedro Joaquín Coldwell, con quienes he trabajado y a quienes les guardo un profundo reconocimiento por sus trayectorias y por su valentía. Nos une la preocupación de que, camino a conmemorar su centenario, una minoría apoye el intento de reelección del dirigente actual, en lugar de mantener una participación centenaria se estaría cabalgando hacia el funeral del partido.

P. ¿Cómo entregó el PRI al término de su presidencial?

R. Me correspondió encabezar el partido en dos momentos interesantes. Primero el gran reto en 2017 de competir en las elecciones para gobernador del Estado de México, Coahuila y Nayarit en una situación particularmente adversa. El PRI ganó dos de las tres gubernaturas: Coahuila y Estado de México. Después llevé a cabo una Asamblea Nacional abierta, plural, que se construyó con amplios meses de trabajo para preparar al partido para el proceso electoral de 2018. Entre los cambios estuvieron que el PRI se abriera a incorporar a militantes y simpatizantes como candidatos y se estableció la paridad en las candidaturas.

P. ¿Entregó un partido fortalecido?

R. Lo entregué con ocho millones de militantes registrados y con una cobertura del 99% de representantes de casilla para la elección del 2018. Me apena ver que seis años después el PRI tenga menos de 1,4 millones de militantes.

P. ¿Hay antecedentes de priistas que hayan buscado la reelección en la dirigencia?

R. No hay antecedente histórico en el PRI de un dirigente que haya pretendido reelegirse.

P. ¿La única manera de iniciar el proceso de renovación del partido es con la salida de la dirigencia de Moreno?

R. Es un primer paso necesario. El partido tiene que recuperar un elemento fundamental que es la ruta de la legalidad. No soy iluso, no pienso que los problemas del PRI salgan por la misma puerta que saldrá Moreno pero me queda claro que su intento de secuestrar al partido empeorará los ya muy difíciles escenarios que enfrenta el PRI.

P. ¿Tardaron en levantar la voz para frenar a Moreno?

R. Yo creo que sí. La razón es que estaba en curso el proceso electoral federal y en ese escenario todas esas voces críticas estaban concentradas en apoyar que los candidatos tuvieran oportunidades de triunfo. Lo importante era competir en las elecciones para obtener la confianza de la ciudadanía. Pero la primera acción que llevó a cabo al día siguiente de las elecciones fue organizar una asamblea como primer paso para buscar su reelección ilegal. La ley es muy clara dice que ningún partido político puede cambiar sus estatutos ni su dirigencia una vez iniciado el proceso electoral federal.

P. ¿Cuál es su opinión sobre las investigaciones que hay sobre el patrimonio de Alito?

R. El primer interesado en aclarar el origen de su patrimonio debe ser el propio Moreno. De no hacerlo permitiría que uno se pregunte si acaso su ambición de secuestrar al PRI tenga que ver con la necesidad de mantener su estilo de vida a través de los casi 1.000 millones de pesos anuales que recibe el PRI de financiamiento público. Moreno quiere administrarlo de forma unipersonal. En la asamblea reciente algunos de los artículos estatutarios reformados le permiten tener absoluto control sobre el financiamiento y sobre los bienes inmuebles del partido en toda la República. Por primera vez en la historia del partido tendría un dirigente la facultad de vender todos los edificios del PRI a nivel nacional. Es una señal de alerta.

P. ¿Ve otros elementos además de los jurídicos que puedan influir para resolver las impugnaciones?

R. Está en la responsabilidad del tribunal electoral y del INE resolver este caso estrictamente conforme a derecho. De lo contrario, se sentaría un mal precedente no solo para el PRI, sino para todos los partidos políticos. Que el incumplimiento de la ley no tiene ninguna consecuencia y que el secuestro de una institución política en México con un presupuesto público de casi 1.000 millones de pesos pasa sin castigo alguno. Sin embargo, sí nos hace dudar el que en una resolución reciente el tribunal no le hayan puesto un límite de temporalidad al partido exigiendo que responda y resuelva de manera pronta y expedita. Ante la ausencia de fechas en la propuesta de la magistrada presidenta, Mónica Soto, el PRI puede meter los recursos a la congeladora y no resolverlos nunca. Mi maestro Ignacio Burgoa, me enseñó que los jueces por sus sentencias hablan y en esta reciente resolución el tribunal habló muy calladito.

P. ¿Es una misión imposible la que han emprendido para quitarle el control del PRI a Alito?

R. No lo es. Para eso existen las autoridades electorales, para evidenciar que ningún dirigente con el control de 480 plazas en el Consejo Político Nacional pueda tomar las decisiones en un partido de 1,4 millones de militantes. Son instituciones de interés público no pueden gobernarse a capricho de cualquier dirigente sea quien sea.

P. ¿Se ve encabezando la refundación del partido?

R. No. Yo participaré activamente en un proceso de reflexión y de pensamiento, pero yo me suscribo al principio fundacional de sufragio efectivo no reelección. Le corresponderá a otras mujeres y hombres destacados encabezar los rumbos del instituto.

P. ¿Regresa de lleno a la vida partidista o lo hará a distancia?

R. Siempre estaré atento a apoyar al PRI y a las mejores causas del país como la transición energética en el espacio físico en el que me encuentre. En cualquier país, a cualquier hora, en cualquier día. Pero ha llegado el momento de que el PRI tenga nuevas voces, nuevos rostros que lleven a cabo la transformación que se requiere. Contribuiré con mi opinión y con mi participación pero el proceso que vive hoy el PRI requiere de nuevos liderazgos.

P. ¿Hay temor de que se consume el amago de la dirigencia de expulsarlo del PRI?

R. Mis amigos dentro del PRI me han dicho que el proceso para expulsarme ya está en la mesa de Moreno. Yo preguntaría ¿Cuál es la causalidad para mi expulsión? La expulsión me motivaría a seguir dando la batalla.

P. ¿Ha pensado en la creación de un nuevo partido de confirmarse la reelección?

R. No. Esta etapa es muy importante como para dejársela a Moreno. Un partido centenario, una gran institución histórica para el país, no puede tener como funeral la locura de su actual dirigente. No soy autoridad electoral pero confió en ellas y a ellas hemos acudido porque la última palabra de este tema está en sus manos.

P. ¿Defenderá su militancia en caso de que sea expulsado o se conformará?

R. ¡Por supuesto! La defiendo todos los días. Me siento muy orgulloso de haber participado políticamente desde el verano de 1991, ya son 33 años de militante. Defenderé mi militancia y cuando venga la expulsión me defenderé en consecuencia.

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