El Festival de Viña del Mar confirma a Peso Pluma e intenta zanjar la discusión por las denuncias de apología al narco
La presencia del cantante en el cierre del evento ya es un hecho, mientras que la discusión escala a la propuesta de un proyecto de ley para prohibir la participación de artistas que promuevan el narcotráfico en eventos masivos financiados con recursos públicos
El Festival de Viña del mar se ha posicionado sobre la polémica abierta por la presencia del mexicano Peso Pluma para el cierre del evento, el próximo 1 de marzo. Lo ha hecho confirmando que el cartel sigue, y enalteciendo la carrera del cantante y respondiendo a la discusión con una declaración en la que asegura que no incurrirá en ningún tipo de censura ni discriminación: “Peso Pluma posee más de 55,5 millones de oyentes mensuales y es el artista revelación del 2023 en los últimos y más prestigiosos premios internacionales (...) Destacadas cadenas de TV de EE UU, Europa y toda América ...
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El Festival de Viña del mar se ha posicionado sobre la polémica abierta por la presencia del mexicano Peso Pluma para el cierre del evento, el próximo 1 de marzo. Lo ha hecho confirmando que el cartel sigue, y enalteciendo la carrera del cantante y respondiendo a la discusión con una declaración en la que asegura que no incurrirá en ningún tipo de censura ni discriminación: “Peso Pluma posee más de 55,5 millones de oyentes mensuales y es el artista revelación del 2023 en los últimos y más prestigiosos premios internacionales (...) Destacadas cadenas de TV de EE UU, Europa y toda América han dado espacio a su talento”, escriben en un comunicado. La discusión ha escalado también en el proyecto de ley presentado por una diputada del Partido Demócratas, destinado a prohibir la participación de artistas que promuevan el narcotráfico y otras actividades delictivas en eventos masivos financiados con recursos públicos.
El comunicado del Festival, publicado la tarde noche de este jueves como respuesta a la polémica desatada tras la publicación de una columna de opinión del sociólogo Alberto Mayol, ha zanjado tal discusión apelando a la inclusión: “El festival latino más grande del mundo celebra la diversidad de todos los artistas que pisan este destacado escenario. La música es universal y describe diferentes realidades”, aclaran. Mientras tanto, en el Congreso chileno, la diputada Joanna Pérez —de la formación de centroderecha— presentó una iniciativa para prohibir que este tipo de “apologías” a actividades delictivas tengan lugar en espacios públicos y con recursos del Estado.
No han sido las únicas expresiones públicas que han alimentado el fuego de la polémica. Este mismo jueves un alto perfil del Gobierno de Gabriel Boric, la ministra del Interior del país, Carolina Tohá dijo que el asunto les preocupaba y que el tema iba más allá del Festival. “Debiera ser tema de inquietud y debate en la sociedad de Chile, para que seamos conscientes de lo que se escucha también. Si se escucha que haya conciencia del mensaje que hay y no promueva ese tipo de valores o ese tipo de miradas de la sociedad”.
Un comunicado de la televisora TVN —canal estatal que es parte de la organización y transmisión del Festival— se ha deslindado de lo dicho por el presidente de su directorio, Francisco Vidal, quien había declarado apenas este jueves estar en conversaciones con el director ejecutivo, Alfredo Ramírez, “para examinar detenidamente la presencia del cantante mexicano”. En su posicionamiento oficial, TVN dice: “La definición de las y los participantes del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar es responsabilidad de una comisión integrada por la Municipalidad de Viña del Mar, Canal 13 y TVN. El Directorio de Televisión Nacional de Chile no tiene injerencia en la elección de las y los artistas que forman parte de la parrilla del evento musical”.
Alberto Mayol, autor de la columna que encendió la cadena de reacciones, ha dicho en entrevista con EL PAÍS que si su texto ha tenido el impacto que tuvo es por el escenario actual que vive Chile, con una grave crisis de seguridad y un aumento en los delitos violentos como los homicidios por arma de fuego. “Si este asunto escaló como escaló, no es porque la columna sea extraordinaria, ni porque la cantidad de público que me lee habitualmente sea gigantesca, fue porque justamente tocó las fibras sensibles. Despertó la sensación de que al menos tenemos que discutir esta problemática en serio a nivel político y no quedarnos en la inacción”, dice.
Sobre los posicionamientos que han hecho algunos de los implicados —los comunicados de TVN, el del propio Festival, y la ausencia de una respuesta por parte de la municipalidad de Viña del Mar— el sociólogo asegura que en realidad nadie se está haciendo responsable de dar respuestas razonables a la sociedad: “En la declaración que hace la organización del festival y que aparecen todas las empresas asociadas, que no son los organizadores, nadie hace la vocería, nadie explica, nadie se enfrenta a la prensa y nadie se hace cargo. Esta colación de Gobierno fue la que nos dijo que el dinero no era todo. Yo estuve ahí, lo planteábamos sistemáticamente. La política está en tal confusión frente a este tipo de fenómenos que entonces termina confirmándolo [a Peso Pluma] además sin que nadie se haga responsable”, dice.
La peligrosa línea de la censura
Para Mayol, el tema no se trata de censura, algo de lo que asegura está en contra, sino “algo más sencillo”: “El Estado chileno gasta todos los días millones y millones de dólares en tratar de controlar, normalmente sin éxito, el narcotráfico. Si el mismo Estado da recursos públicos para fomentar la cultura del narco, entonces ¿no está haciendo exactamente lo contrario de lo que es su mandato? Ese es el absurdo”, cuenta.
Javiera Tapia es una periodista chilena especialista en música y feminismo en medios de comunicación. Es autora de una de las columnas que han brotado desde varios sitios en Chile para ahondar y responder a las opiniones de Mayol. En un texto publicado este jueves titulado El rechazo a la presencia de Peso Pluma en Viña del Mar: lo simbólico y lo terrenal, en la revista en línea sobre música POTQ, la periodista pone en la mesa, entre otros matices, el hecho de que “lo que importe sea lo visible”, y que la discusión no se centre en la forma en la que la narco cultura en Chile, alimentada por grandes desigualdades sociales, conflictos locales, y alimentada también bajo la custodia de medios de comunicación, se ha ido colando lentamente en la vida cotidiana desde hace ya varios años.
“Hay algo que Alberto Mayol pasa por alto en su columna y que, de hecho, es un tema que me parece mucho más productivo e interesante; la propiedad y organización del Festival de Viña. Él se pregunta por qué se debiera financiar la participación de un artista que tiene vínculos con la narco cultura con dineros públicos. E interpela a TVN y al municipio de Viña del Mar. Pero hay un elemento muy importante que se le escapa en la ecuación y que lo cambia todo. En resumen, el Festival funciona así: el municipio de Viña licita la transmisión y organización, que este año nuevamente la tiene Canal 13 y TVN. Pero toda la producción y la realización artística está a cargo de una empresa privada: Bizarro, con Alfredo Alonso y Daniel Merino a la cabeza. Me llama la atención que en todo este debate nadie apuntara aquello”, dice Tapia en su texto.
Alberto Mayol asegura que este es un caso que muestra todos los errores que pueden cometer los sistemas políticos y asegura: “Yo no creo que haya que censurarlo, no creo que Peso Pluma no pueda ir a Chile y cantar, lo que yo digo es que no puede cantar en eventos públicos con fondos públicos porque el Estado está promoviendo algo que intenta combatir”.
El sociólogo concluye contando la anécdota de cómo un diputado chileno le ha contado las reacciones que le provocó leer su columna, y la sorpresa que experimentó cuando le preguntó a su hijo de diez años si conocía al cantante mexicano: “Cuando le preguntó qué es lo que hacía Peso Pluma, el niño le respondió que ‘canta corridos mexicanos y que trabaja para el Cartel de Sinaloa’. Ese niño está asumiendo eso como algo normal. Si vamos a hacer que no pasó nada, eso no puede ser”, concluye.
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