El Parque del Muralismo mexicano: las dudas envuelven la ambiciosa remodelación del Centro SCOP
El proyecto para rescatar un patrimonio cultural clave en la Ciudad de México y abrirlo al público enfrenta el reto de lograr consensos entre los involucrados, desde gobiernos y arquitectos hasta la sociedad civil, para comenzar la construcción
Desacuerdos, inconformidades, cruce de información, licitaciones express y demandas sociales, son algunos de los episodios que tejen la breve historia de uno de los proyectos más ambiciosos para rescatar el Centro SCOP, en Ciudad de México. El Parque del Muralismo mexicano, presentado al inicio de este 2023, aspira a ser uno de los lugares públicos más importantes del país, en el que mediante un proyecto conjunto entre la Administración y...
Desacuerdos, inconformidades, cruce de información, licitaciones express y demandas sociales, son algunos de los episodios que tejen la breve historia de uno de los proyectos más ambiciosos para rescatar el Centro SCOP, en Ciudad de México. El Parque del Muralismo mexicano, presentado al inicio de este 2023, aspira a ser uno de los lugares públicos más importantes del país, en el que mediante un proyecto conjunto entre la Administración y la sociedad civil se busca rescatar y conservar los murales, esculturas y espacios que fueron parte del complejo desde que se inauguró en 1954 y hasta que los terremotos de 1985 y 2017 lo dañaron al punto de ser inviable su conservación.
El proyecto del Parque del Muralismo mexicano ha surgido prácticamente de las ruinas. Aparece como una idea luminosa que se abrió camino debido a las consecuencias destructivas de los terremotos que azotaron a la ciudad en dos ocasiones. Ahí, en ese espacio de la alcaldía Benito Juárez, se inauguró en 1954 el Centro SCOP, un complejo arquitectónico único que incluía murales de algunos de los grandes artistas de la época y que alojó por muchos años las oficinas de la entonces Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Ahora, este parque, según lo planteado hasta ahora por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) se planea construir un lugar público y abierto permanentemente, —en un espacio de unos 92.572 metros cuadrados— con seis edificios, la torre que albergará oficinas de la secretaría, espacios al aire libre, lugares de recreación cultural, amplios espacios verdes para los ciudadanos y que se convierta en poco tiempo en un lugar emblema del país.
Desacuerdo en los plazos
Todavía no se ejecuta y ya enfrenta problemas clave: el grupo de trabajo de los arquitectos involucrados en el diseño del espacio se ha retirado hace apenas unas semanas debido al anuncio de la SICT de que tendrían hasta el 31 de diciembre de este año para presentar el proyecto ejecutivo y dar paso a la ejecución de la obra. TEN Arquitectos y VMA Arquitectos, de los mexicanos Enrique Norten y Víctor Márquez, trabajaron durante casi un año con la empresa Cav Diseño e Ingeniería —especializados en restauración y conservación de patrimonio— para levantar el nuevo espacio público y contribuir a rescatar y salvaguardar los murales y esculturas ahí conservados.
El arquitecto Enrique Norten ha asegurado a este periódico que ante la premura y las fechas planteadas, el proyecto es totalmente inviable y reitera que su interés está en el futuro de un proyecto sumamente importante para el país: “Todo iba muy bien, hasta que hace algunas semanas nos citó una persona de la SICT y nos dijo ‘¿saben qué? Tenemos un problema: está aprobado el presupuesto y tenemos que gastarlo este año. Entonces tienen que entregar el proyecto ejecutivo de todo el 15 de diciembre’, y eso es imposible. Nosotros con gusto le echamos todas las ganas con lo que acordamos con el secretario, pero esto que nos plantean es imposible”, dijo.
Norten y Márquez habían colaborado de la mano de Cav y son los autores de los modelos en los que se basará la construcción del nuevo complejo. Ellos no fueron contratados directamente por la SICT, pero su trabajo fue supervisado y autorizado por la propia secretaría. Ambos aseguran que un proyecto ejecutivo requiere de por lo menos seis meses de trabajo para ser presentado en forma, y rechazan la posibilidad de que algo “bien hecho y en regla” se pueda hacer en el tiempo que ahora ha dado la dependencia. Ante la petición de las autoridades, Márquez explica: “Un proyecto como este tiene tres partes: el plan maestro, los anteproyectos y los proyectos ejecutivos, que son los proyectos técnicos. Nosotros hicimos las primeras dos partes. Yo he trabajado muchísimo con el Gobierno, y la primera crítica a este proceso y muchos más, es que el Gobierno en México no tiene mecanismos de planeación”.
Ambos han argumentado que no existían —hasta su salida hace solo unas semanas del proyecto— los estudios necesarios para avanzar con las obras y critican que la SICT haya lanzado tres licitaciones simultáneas (el 13 de octubre) que debieron de haber sido publicadas antes y de manera en que una pudiera dar paso a la otra. Al ser cuestionados por la participación de Norten y Márquez, la SICT ha negado que hayan tenido contacto directo con ellos y asegura que, en todo caso, fue Cav quien colaboró e hizo una especie de “subcontratación“con los equipos de los arquitectos. Sin embargo, los diseños que continúan siendo la base del proyecto son de la autoría de Norten y Márquez, algo secundario para ellos, pues aseguran que lo único que les preocupa es el futuro del espacio y la incertidumbre en la que se queda al saber el tiempo inviable, reiteran, con el que las empresas ganadoras de las licitaciones tendrán que trabajar. “No queremos buscar ya ese proyecto. De ninguna manera, pero sí estamos preocupados por lo que va a ser de este proyecto”.
Eréndira Valdivia, titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la SICT, ha explicado detalladamente las primeras dos fases del proyecto, y ha señalado que se están haciendo todos los esfuerzos para mantener a salvo los murales y las esculturas que permanecen en el complejo. Asegura que de los 6.000 metros cuadrados de murales que integran el complejo, 4.000 ya han sido resguardados: “Es importante decir que la obra artística se queda en el predio, no va a salir para absolutamente nada, hay bodegas localizadas dentro y ahí se van a quedar hasta que se conserven y se restauren”, dijo.
Con respecto a las licitaciones, Valdivia informó que se lanzaron cuatro: la de estudios técnicos, estudios de impacto social, urbano y ambiental, estudios de factibilidad financiera y los proyectos ejecutivos. Las empresas ganadoras fueron, en el mismo orden: TGC Geotecnia S.A. de C.V., ERUE Consultores S.A. de C.V., CIA Consultoría en Informática Administrativa S.A. de C.V., e Ignitia Desarrollos S.A. de C.V. “Todas terminan este año. Son solamente los estudios, que se harán en dos meses, porque se adjudicaron el 1 de noviembre. Y se tienen que entregar a más tardar el 31 de diciembre”, puntualizó.
La SICT ha asegurado que, las obras y decisiones hechas hasta ahora han sido respaldadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), con el que trabajan estrechamente para el resguardo del patrimonio: “Ellos [el INABL] nos están dando la pauta”.
El papel de la ciudadanía
Uno de los pilares dentro de la conversación sobre el nuevo Parque del Muralismo mexicano han sido los ciudadanos y los vecinos del complejo. Poco después del terremoto de 2017, y ante la incertidumbre de lo que sucedería con los murales expuestos ahí, un grupo de ciudadanos se organizó y conformaron la iniciativa En Defensa del Centro SCOP. Consultados por este periódico sobre el tema, Joaquín Díez-Canedo Novelo, integrante del colectivo, ha asegurado que, aunque tenían conocimiento del lanzamiento de las licitaciones, no tuvieron claro —como venían denunciando desde hace meses— lo que estaba planeado ni el diseño final del nuevo lugar, ni la cantidad de edificios que se planea hacer. “Lo que siempre nos hemos preguntado es por qué toda la información que ellos [la SICT] ya tiene clara, no ha sido abierta”.
Es una pregunta que también expresaron los arquitectos Norten y Márquez, ante la necesidad de que los avances pudieran ser del escrutinio público, por el valor del complejo, y ante lo que han denunciado ellos y los ciudadanos, como falta de claridad y de consenso colectivo para entender y tomar las decisiones necesarias.
Hay una sola cosa en lo que sí están de acuerdo casi todas las personas involucradas en el proyecto del Parque del Muralismo mexicano: desean que el patrimonio cultural ahí erigido y después derrumbado por la fuerza de la naturaleza, sea rescatado, salvaguardado y dispuesto para el disfrute de la sociedad mexicana. El futuro del proyecto queda en manos de muchas voluntades.
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