Olga Sánchez Cordero: “Para bien o para mal, el presidente no me dejó llevar la relación con el Poder Judicial”
Exministra de la Suprema Corte y exsecretaria de Gobernación, la senadora repasa el choque entre López Obrador y la judicatura, el machismo que impera en la política mexicana y lo que le deparan las elecciones de 2024
La enésima encrucijada en la carrera política de Olga Sánchez Cordero (Ciudad de México, 1947) llegó la tarde del martes 24 de octubre en el pleno del Senado. En medio del último choque entre el Gobierno de ...
La enésima encrucijada en la carrera política de Olga Sánchez Cordero (Ciudad de México, 1947) llegó la tarde del martes 24 de octubre en el pleno del Senado. En medio del último choque entre el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el Poder Judicial, la senadora de Morena, el partido gobernante, subió a la tribuna del pleno de sesiones y votó en contra de la extinción de 13 fideicomisos, un asunto prioritario para el presidente y el motivo que llevó a miles de trabajadores de la judicatura a las calles de todo el país. “Fue un acto de congruencia conmigo y mi historia de vida”, afirma la legisladora en su despacho en el Senado.
La decisión de Sánchez Cordero no estuvo exenta de cierto componente de morbo político. Porque fue ministra de la Suprema Corte durante 20 años. Porque después se convirtió en la primera mujer en estar al frente de la Secretaría de Gobernación, precisamente nombrada por López Obrador. Y porque la coyuntura la había orillado a posicionarse sobre un asunto personalísimo, que atravesaba más de cinco décadas de trayectoria profesional, ahora desde el Legislativo. Dos semanas después, la jurista repasa las críticas que ha enfrentado, las luchas que la han marcado y lo que le deparan las elecciones de 2024.
Pregunta. ¿Considera que había espacio para expresar diferentes puntos de vista en el equipo del presidente?
Respuesta. Yo siempre le expresé mi punto de vista y creo que el presidente sí tomó en cuenta muchas cosas que le dije durante esos tres años.
P. ¿Usted tuvo, por ejemplo, desacuerdos con el presidente en el manejo de la relación entre el Ejecutivo y el Judicial?
R. Bueno, no sé si para bien o para mal, pero el presidente no me dejó llevar la relación con el Poder Judicial. No me la dejó. Me dejó la relación con el Congreso. Tenía también una relación muy importante con todos los gobernadores en la pandemia.
“Yo hubiera tenido una manera diferente de manejar la relación [entre ambos poderes], sí”, zanja Sánchez Cordero. “Conozco el Poder Judicial en sus entrañas y te digo una cosa: las reformas que hay que hacer son muy importantes”, agrega en tono salomónico. La legisladora ha procurado mantener una posición institucional después de meses de fricciones entre el Ejecutivo y la Suprema Corte encabezada por la ministra presidenta Norma Piña, la primera mujer al frente del Alto Tribunal en el país. De inmediato aclara que su apoyo a los trabajadores de la judicatura tampoco quiere decir que no se necesiten cambios profundos. Ese es el papel que ha intentado desempeñar y el delgado equilibrio que ha defendido en las últimas semanas.
Pero su relación con ambos poderes va mucho más allá del plano institucional. Trabajó codo a codo con López Obrador de 2018 a 2021, en la primera mitad del sexenio. Pero también conoce bien a Piña, que formó parte de su ponencia en la Corte antes de que se convirtiera en jueza. En medio de la discusión sobre el recorte de 15.000 millones de pesos, Sánchez Cordero pidió reconsiderar la extinción de al menos cinco fideicomisos, relacionados con conquistas laborales de los trabajadores y fondos clave para garantizar el funcionamiento del Poder Judicial. Pero su exhorto cayó en oídos sordos. “La posibilidad de que dos poderes se coaliguen para intervenir en la administración de un tercer poder no es un ejercicio republicano”, lamentó en la tribuna del Senado.
P. ¿No le recriminaron sus compañeros de bancada su posicionamiento?
R. No, me respetaron.
P. Bueno, pero tampoco la escucharon.
R. No, no me escucharon. Ellos traían su propia posición, obviamente, pero yo tenía que sostener la mía por congruencia.
Sánchez Cordero explica sus motivos junto a un enorme retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, colgado sobre una de las paredes de su despacho, en la cuarta planta del Senado. “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sabiendo que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”, recita de memoria. “Ese verso me recuerda el sufrimiento de muchas mujeres, porque vivimos en un sistema patriarcal, que nos trajo como consecuencia tantas cosas que dice Sor Juana”, agrega sobre la figura histórica que más admira.
P. ¿Se ha topado con algún hombre necio en su trayectoria política?
R. Pues, creo que en el trayecto de tu vida siempre encuentras gente de esta naturaleza, ¿no? Yo te puedo decir que mi etapa más difícil fue en la Secretaría de Gobernación y ahí seguramente encontré a algunos.
“Va a ser un momento histórico”, dice Sánchez Cordero sobre las próximas elecciones. “Estoy segura de que vamos a tener una presidenta de la República en 2024″. La exsecretaria asegura que casi no ha tenido trato con Xóchitl Gálvez, la candidata del opositor Frente Amplio por México y su compañera en el Senado, pero asegura que conoce a profundidad a Claudia Sheinbaum, con quien colabora en la elaboración de su programa de gobierno. “Conozco cómo toma decisiones, cómo resuelve, cómo no se deja intimidar por prácticamente nada ni nadie”, asegura. “No veo que sea tan radical como han tratado de que ella se vea, es una mujer puesta en razón, científica y ambientalista”, resalta.
“Una contienda siempre tiene cuestiones inesperadas”, reconoce antes de echar las campanas al vuelo. Sánchez Cordero defiende que Sheinbaum tiene una voz y un estilo de hacer política propios frente a López Obrador y confía en que tendrá margen para imprimir su sello en caso de hacerse con el Ejecutivo federal. “Continuidad con cambio” es la paradoja que Morena ha abrazado como lema de campaña para la sucesora del presidente y los términos antagónicos que la senadora también enarbola para explicar las líneas generales de la sucesión. “Simplemente porque hay una personalidad distinta y una manera diferente de hacer las cosas, ya con eso hay un cambio. Y sobre todo, que es mujer”, comenta. “La política cuando la hace una mujer es muy distinta. Tenemos una sensibilidad diferente, somos más empáticas, muy eficientes y trabajadoras, aunque tampoco quiero decir que los hombres no lo sean”, agrega sonriente.
Sánchez Cordero, en cambio, no se ha guardado nada en su apoyo a los lineamientos de paridad del Instituto Nacional Electoral (INE) y la orden de postular a por lo menos cinco mujeres en las nueve gubernaturas en disputa el próximo año. Una instrucción a la que se han opuesto todos los partidos políticos y que tensado las negociaciones internas en Morena para el reparto de postulaciones en 2024, sobre todo en Ciudad de México, la entidad que ella representa en el Senado. “Yo estoy convencida de que el INE hizo bien, históricamente hemos sido discriminadas y como muestra, hasta hace muy poquito tiempo no teníamos más que una gobernadora y una jefa de Gobierno”, afirma. “Omar [García Harfuch] está liderando las encuestas, eso es claro, como en su momento la estuvo liderando permanentemente Claudia, pero hay que estar muy atentos porque no obstante eso, pudiera haber una candidata a mujer en segundo lugar que llegara, no me refiero solo a Ciudad de México, sino las nueve que están en juego”, agrega.
P. ¿Por qué les hace tanto ruido a los partidos postular a cinco mujeres en los Estados?
R. Porque, según según los partidos políticos, no tenían suficientes mujeres, como para mandarlas de candidatas. No, no es así. Las mujeres también están muy preparadas y son muy políticas. El tema era que ya tenían muchos compromisos entre ellos, entre los varones. Esa es la realidad. Como diría mi nieta, la neta del planeta. Además, todos los partidos políticos están dirigidos en este momento por hombres. Qué casualidad, ¿no? ¿Sabes qué? La realidad es que los partidos políticos discriminan mucho a las mujeres. Es una situación que no han superado todavía en materia de violencia política.
P. Se habla de una deuda histórica con las mujeres. ¿Considera que este Gobierno ha podido saldarla?
R. Es que nunca se salda al 100%. Por una razón, porque todavía tenemos una cultura patriarcal muy arraigada. Entonces, independientemente que el presidente hizo bien, por primera vez mantuvo un gabinete paritario, también es verdad que no necesariamente la cultura patriarcal cambió. No cambió la cultura. Eso cambia muy lentamente.
Sánchez Cordero sostiene que las críticas que ha enfrentado en su paso por el Poder Judicial y el Ejecutivo parten del machismo. “Después de 21 años como ministra, me tratan de decir que yo no daba resultados, cuando los criterios que yo hice en ese momento son los que se están aplicando hoy”, defiende. “Es un síntoma de mucha violencia, van socavando tu autoestima y ¿sabes por qué? Porque hay un tema soterrado y subyacente: quieren regresar a la mujer al estereotipo tradicional y de género para convencernos de que nuestro único rol es como cuidadoras y reproductoras”.
P. En su opinión, ¿se juzgó de forma injusta su paso por la Secretaría de Gobernación?
R. Es parte de ese principio de violencia, sobre todo porque yo hice en la Secretaría de Gobernación todo lo que yo quería hacer.
P. ¿No se le quedó nada en el tintero?
R. Lo que yo hice, lo agoté. Hice todo lo que pude.
En otro tramo de la entrevista, Sánchez Cordero responde sobre si fue relegada en su paso por el Gabinete.
P. Mucha gente considera que a usted no le dieron suficiente margen de maniobra, ¿usted lo ve así?
R. Me daban margen de maniobra. La respuesta es sí. Llegó un momento en que el presidente dijo “el conducto del Congreso es de la secretaria”, también dijo que lo ayudara a destrabar los bloqueos en días, no en más de una semana. Y en días, por ejemplo, le entregué el Tren Interurbano ya totalmente destrabado. Digo, no sé si eso sean éxitos o no, no sé si los gasoductos sean éxitos o no, no sé si los bloqueos de los trenes sean éxitos o no, pero yo hacía todo eso con mis subsecretarios. Y también me dediqué a lo que a mí más me importaba, que era lo que Alejandro Encinas y yo hacíamos, los derechos humanos.
La relación de la llamada Cuarta Transformación y el feminismo ha sido turbulenta, con varias colectivas que critican recortes en el presupuesto paritario, la impunidad que prevalece en los crímenes de violencia machista y el trato de las autoridades a las manifestaciones de mujeres. Sánchez Cordero reconoce que el movimiento feminista ha cambiado en sus reivindicaciones en las últimas décadas, debido a la violencia que se vive en el país. Afirma que respeta esa lucha, pero admite que no es la misma que le tocó vivir a ella. “Las respeto y las quiero mucho. Siempre les he dicho que no pueden bajar la guardia, porque ahí está permanentemente el enemigo conservador para imponer una regresión de derechos y de conquistas”, comenta.
P. Esta generación de feministas siente que el Gobierno se quedó corto en algunas de estas luchas.
R. En algunas luchas sí, pero también yo les pediría que reflexionaran en que es la primera vez que tenemos un gabinete paritario. Y que si bien los programas sociales no están exclusivamente etiquetados para las mujeres, lo cierto es que la mayor población beneficiada con estos programas son las mujeres. Simplemente porque hay más mujeres que hombres y porque las mujeres viven más años.
Sánchez Cordero reconoce que hubo recortes en temas fundamentales para la seguridad de las mujeres, como los refugios para víctimas de maltrato y el cierre de guarderías, que ayudaban a quienes tenían menos recursos con el cuidado de sus hijos. Pero insiste en la importancia de otros aspectos, como la posibilidad de ver a una mujer por primera vez en la presidencia.
En la recta final, la senadora habla sobre su futuro político y asegura que no busca volver al Gobierno si Sheinbaum gana, aunque tampoco piensa en el retiro, pese a que hace unos cinco años se sometió a una delicada operación de corazón. “A lo que sí aspiraría yo es a reelegirme, nada más, para continuar con ciertas iniciativas que ya he presentado y que me gustaría que se culminaran en el próximo Gobierno”, dice poco antes de despedirse. “Eso sería lo único. Tengo más de 76 años y lo demás ya está hecho en mi vida”.
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