Mamá Godín: “México sentencia a sus mujeres a ser el rostro de la pobreza”
La activista Aideé Zamorano es un fenómeno en redes y una referencia feminista de los derechos laborales. Ella misma sufrió acoso laboral y su ‘ranking’ de empresas con las mejores políticas para padres de familia ya abarca EE UU y Europa
Nunca pensó que le pudiera pasar a ella. Aidée Zamorano (40 años, Ciudad de México) acumula cientos de miles de seguidores a su cuenta activista en redes Mamá Godín, desde donde promete que “una oficina a la vez, lo vamos a tirar”. “Lo” se refiere al patriarcado, el cual engloba las violencias e injusticias machistas que viven las mujeres en su lugar de trabajo. Pero en 2021, cuando un médico le diagnosticó burnout, Zamorano empezó a cuestionar si estaba padeciendo de la misma violencia laboral contra la qu...
Nunca pensó que le pudiera pasar a ella. Aidée Zamorano (40 años, Ciudad de México) acumula cientos de miles de seguidores a su cuenta activista en redes Mamá Godín, desde donde promete que “una oficina a la vez, lo vamos a tirar”. “Lo” se refiere al patriarcado, el cual engloba las violencias e injusticias machistas que viven las mujeres en su lugar de trabajo. Pero en 2021, cuando un médico le diagnosticó burnout, Zamorano empezó a cuestionar si estaba padeciendo de la misma violencia laboral contra la que luchaba.
“Este diagnóstico de burnout después subió a ansiedad generalizada, después a depresión”, cuenta Zamorano sobre su tiempo como empleada de la aseguradora suiza Zurich, “hasta que en abril llego a una ideación suicida porque ya no veía otra salida, ya no había vuelta atrás para mí, me sentía completamente incompetente y como si me hubieran extraído alguna parte del cerebro y yo hubiera perdido todas las competencias que tengo”.
A través de terapia, Zamorano pudo trazar la raíz de su deterioro en salud mental al trato que recibió de uno de sus superiores en la empresa, quien constantemente le decía que no merecía el puesto que tenía y que condicionaba los beneficios de su puesto hasta que “demostrara que lo valía”. Incluso, dijo Zamorano, recibió comentarios despectivos por ser latinoamericana. Llamó a su abogada, quien le aconsejó que rescindiera el contrato con la empresa y levantara una demanda, cosa que Zamorano hizo tanto en México como en Suiza.
Los procesos están en curso y no es la primera vez que Zurich es señalada por una cuestionable cultura laboral. En 2013, el director de operaciones de la empresa tomó su vida y mencionó al consejero presidente en su nota de suicidio. Esto le costó el trabajo al consejero y tres años después un segundo ejecutivo de la empresa también se suicidó. La responsable de Recursos Humanos de Zurich en México, Sandra Jaime, dijo a EL PAÍS que la empresa “por política, no comenta sobre casos individuales”, por lo que no respondió a lo dicho por Zamorano.
Este es precisamente el tipo de maltrato del que Zamorano busca liberar a las mujeres a través de su trabajo como activista, pero va más allá. Su ranking, el primero de su tipo en el hemisferio occidental, recopila y califica las políticas para empleados que son también cuidadores de infancias, de adultos mayores y personas con discapacidad. Con base en un cuestionario anónimo, Zamorano acude con las empresas mencionadas para compartir los hallazgos. El año pasado, la empresa mejor calificada fue la operación en México de la empresa global Manpower (la cual, por cierto, tiene a una mujer como directora).
Este año, y por primera vez, el ranking se abrirá para recibir respuestas desde Estados Unidos, Colombia, España y Suiza (como un guiño a su exempleador). Si bien el ranking dice algo sobre lo que enfrentan también los padres de familia, refleja más que nada la discriminación que hay en contra de las mujeres al ser consideradas por la sociedad como las cuidadoras de todos en la familia, desde infancias hasta adultos mayores.
“Ser madre trabajadora es un problema público, y esto no solo es así en México”, dice Zamorano, portando ropa de color violeta en referencia al movimiento feminista laboral que nació a principios del siglo XX, “las mujeres no tenemos la representación en temas de participación económica formal y la maternidad nos cuesta la carrera. En México, por ejemplo, tenemos bien romantizada la maternindad y las mujeres dicen ‘yo decidí dejar de trabajar para cuidar a mis hijos’. No te equivoques, tú no decidiste dejar de trabajar, te sacó el sistema. Te saca porque la licencia de maternidad sí tiene un presupuesto público, mientras que la de paternidad no. Te saca porque te hacen pruebas de embarazo y en las entrevistas de trabajo te preguntan quién cuida a los hijos, te preguntan si tomas algún anticonceptivo, si vas a tener más hijos, cuándo fue tu última regla. Te sacan porque no hay salas de lactancia y no te puedes aguantar extraerte la leche ocho horas de una jornada, lo cual es muy doloroso”.
De las 119 organizaciones, tanto privadas como de Gobierno y de la sociedad civil, que Mamá Godín analizó en su ranking del año pasado, solo 28 obtuvieron validación por tener políticas que atraen, retienen y desarrollan a mujeres cuidadoras. Solo el 18% de las organizaciones que han aplicado al ranking lo han abrobado. Solo una de cada 14 plazas de trabajo en estas organizaciones es ocupada por una madre trabajadora, una cifra “escandalosa”, opina Zamorano.
“Ya tendríamos que haber cerrado todas las calles y avenidas principales en el país”, dice Zamorano con una indignación palpable, ”lo que a mí me cuesta que me entiendan las colegas y que me entiendan los líderes de las organizaciones es que es una sentencia para seguir poniéndole rostro de mujer a la pobreza en México. Además de seguir perpetuando espirales de violencia”.
Bajo la actual Administración, la situación de las mujeres trabajadoras se volvió más difícil, ya que el Gobierno desapareció el sistema nacional de cuidados, el cual ya era insuficiente. En lugar de pagos directos del Gobierno a guarderías, estancias y escuelas de tiempo completo que permiten a las madres trabajan en horarios formales, el Gobierno transfiere fondos a los padres de familia. Por otro lado, ha habido una serie de cambios en materia laboral que va desde el incremento en el número de días de vacaciones (de seis a 12 al año), el incremento al salario mínimo, nuevos mecanismos de denuncia en contra de sindicatos corruptos y ahora, se baraja en el Congreso la posibilidad de que se reduzca la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.
Para Zamorano, con maestría en políticas públicas del Tec de Monterrey, todas estas medidas constituyen una “política ficción” con un impacto limitado. “Son una serie de parches que hemos ido amoldando de acuerdo al momento político en que nos encontramos”, dice, “se están usando estos cambios para promover al partido oficialista, aunque solamente nos enfocan en la población económicamente activa y, en este caso, a la población que trabaja en la formalidad. Nos quedamos bien cortos en la política social porque el grueso de la población en este país pertenece a la economía informal”.
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