Fernando León de Aranoa presenta una “radiografía del alma” de Joaquín Sabina
El director de cine español habla en el Hay Festival de Querétaro sobre el documental que rodó durante 13 años con el mítico cantautor
El cineasta español Fernando León de Aranoa conoció la música de Joaquín Sabina cuando tenía 17 años. Recuerda el asombro que le produjeron aquellos versos del cantautor español, tanto que sintió que le hablaban, que estaban hechos para él. Comenzó entonces una “relación sentimental” con el autor de Nos sobran los motivos, que...
El cineasta español Fernando León de Aranoa conoció la música de Joaquín Sabina cuando tenía 17 años. Recuerda el asombro que le produjeron aquellos versos del cantautor español, tanto que sintió que le hablaban, que estaban hechos para él. Comenzó entonces una “relación sentimental” con el autor de Nos sobran los motivos, que con el pasar de los años se convirtió en una admiración que León de Aranoa convirtió en documental, Sintiéndolo mucho, que ha presentado en el Hay Festival de Querétaro. El trabajo ha seguido a Sabina durante 13 años y en él se puede ver también el cambio que el paso del tiempo marca en el cantante, aunque el director no quiere que se tome como una suerte de despedida de quien aún sigue activo y llenando salas de concierto, como un gato que aún no usa todas sus vidas. “Joaquín está en una actualización permanente de lo que vive, lo va a incorporando a su obra”, ha dicho León de Aranoa.
El director, autor de celebradas películas como Los lunes al sol, ha explicado que no ha sido fácil grabar este documental. No solo por el largo proceso de seguir a Sabina durante tanto tiempo, sino por el carácter del mismo autor, indómito, nervioso, siempre en movimiento. “Traté de hacer algo que se pareciera mucho a Joaquín, que la película fuera la oportunidad para el espectador de conocer al Joaquín que yo conocía”, ha explicado. “No había un plan y eso fue bueno, porque someter a Joaquín a un plan habría sido un error y un desastre absoluto. Se trataba de unirme yo a su idiosincrasia de músico, de seguirle en su relativo caos, magnifico, muy creativo, pero que para un cineasta donde todo está planificado es difícil”, ha explicado. “Me sirvió hasta de terapia, porque embarcarse en una aventura documental como esta y junto a alguien como Joaquín tenía algo de reto, de aprender a no tenerlo todo controlado siempre. Con Joaquín era difícil hasta con las cosas más pequeñas”, ha narrado el director.
El documental, que Sabina ha definido como “una radiografía de mi alma”, es un homenaje a la vida de un hombre que ha marcado profundamente la música en español. Un canalla, un romántico, un bohemio, un innovador, pero también el autor capaz de escribir canciones ya míticas, que forman parte de la cotidianidad de millones de hispanos, versos potentes, metáforas que son ya clásicos, frases geniales (“el portazo sonó como un signo de interrogación”) y que desde hace décadas llena conciertos a los dos lados del charco. Son Sabina y Serrat los dos grandes cantantes vivos de la música en español, que forman parte de una época de liberación de la sociedad, de disfrute de la vida, de no tomarse muy en serio, aunque dispuestos a darlo todo en su trabajo. “Cuando Sabina habla lo hace desde un lugar muy sabio, muy tranquilo, con humor, sin creérselo nunca. Evita la solemnidad, que haya demasiado peso en sus palabras”, ha explicado Fernando León de Aranoa.
El director comentó sobre su documental en una charla organizada por EL PAÍS en el marco del Hay Festival de Querétaro, el encuentro anual que reúne a artistas, escritores, pensadores y científicos. Al lado de Jan Martínez Ahrens, director de EL PAÍS América, quien dirigió la plática, León de Aranoa ha relatado momentos dramáticos que pudo presenciar mientras grababa, como el accidente de Sabina en el WiZink Center de Madrid, cuando calculó mal y cayó del escenario. Más allá del susto y la angustia, León de Aranoa afirma que de aquel momento le llamó la atención el silencio de las 15.000 almas que abarrotaban el teatro y que mostraban de esta manera su preocupación por su ídolo. Con todo, el director ha explicado que a pesar de los momentos dramáticos que muestra el documental, Sabina siempre ha intentado quitarle peso y usar el humor como vía de escape. “Nunca se toma en serio. Él dice que en este trabajo tienes que tomarte muy en serio el resultado de tu trabajo y al público, pero nunca a ti mismo, porque esa es la muerte de cualquier proceso creativo”, ha afirmado el cineasta.
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